020 ❝Militar❞

12.7K 1.7K 179
                                    


El corazón de Jimin latía a gran velocidad mientras sus piernas intentaban seguir en movimiento. Los nervios le carcomían por dentro, creyendo que quizá, Yoongi jamás lo perdonaría. Sin embargo, el mayor no tenía ni la menor idea de las razones de Jimin.

Se quedó sin aliento cuando por fin salió del tribunal, recargándose de sus rodillas, expulsando violentamente el aire que traía dentro.

Tardó un par de segundos para recobrar las fuerzas y justo ahí fue cuando giró la cabeza y se dio cuenta de la presencia de los reporteros, quienes al verlo comenzaron a caminar a paso rápido hacia él.

El rubio respiró hondo. "Mierda, mierda." Masculló, llevándose una mano a la cara para cubrir su rostro.

Entonces el hombre alto de traje y lentes negros que lo había llevado hasta ahí se puso en su camino. Se removió nervioso antes de ver la camioneta abierta, lista para ser abordada.

Accedió sin más cuando los molestos flashes y los gritos aparecieron.

Soltó un pesado suspiro de alivio cuando la puerta al fin se cerró. Su mente se había quedado varada en aquella conversación con Yoongi, pero una tercera voz lo sacó de su pequeño shock mental.

Era el conductor quien estaba murmurando un par de palabras inaudibles mientras sostenía el auricular de su oreja derecha. Antes de comenzar a hablar, intercambió un par de miradas con el hombre a su lado.

"Señor Park."

Alzó la cabeza. "¿Sí?"

"Temo avisarle que este será el último servicio que le brindaremos." Habló el conductor.

Su intuición le susurraba que esto no iba a terminar bien.

"¿Cómo? ¿D-de qué habla?" Todo le parecía confuso.

"Acabo de recibir claras órdenes del Señor Min." Le confirmó.

"¿Q-qué le dijo?" Indagó ansioso.

"Me informó que oficialmente han cortado todo tipo de relación entre ustedes." Dijo mirándolo desde el espejo retrovisor. "Y que es razón suficiente para no brindarle más seguridad." Jimin sintió su estómago revolverse. "Esas fueron sus palabras, señor."

El menor asintió débilmente.

El viaje resultó ser un poco largo e incómodo por partes gracias a que a veces escuchaba a ambos hombres intercambiar palabras referidas hacia Yoongi, la demanda e incluso hablaban de sus relaciones amorosas fallidas en las que estuvo en el pasado. Pero Jimin simplemente prefería ignorar todo eso.

Miraba todo el camino por la ventana. Tratando de perderse entre esa larga e infinita carretera.

Cuando el vehículo se detuvo en un alto, el gran aeropuerto cubierto de un color verde, invadió la mirada del rubio. Abrió los ojos con fuerza, casi queriendo abandonar sus órbitas, quedándose helado.

"M-mi-militares..." Balbuceó.

No lo podía creer. Si esto fuese real, sería como una bendición para él.

Sin pensarlo tanto, se deshizo del seguro manual de la camioneta y salió expulsado de ella. Escuchando un par de maldiciones por parte de los hombres que lo cuidaban.

La adrenalina comenzó a recorrerle violentamente por todo el cuerpo. Estaba corriendo en medio del tránsito con el único propósito de llegar hacia los uniformados.

Necesitaba encontrar a alguien. Y con cada zancada que daba, pedía al cielo volver a verlo entre tanta multitud.

Ya estando lo suficientemente cerca, notó que por obvias razones había gran seguridad en todo el plantel. Pero Jimin era pequeño y ágil; podía con ello.

Caminó hasta un lugar apartado, observando como una aeromoza entraba y salía por una pequeña puerta plateada. Tenía que hacerse pasar por una de ellas pero no tenía un uniforme ni una identificación.

Tenía que hacer algo rápido.

"¡Un intruso!" El grito de una mujer haciendo eco por todo el lugar lo hizo dar un brinco.

Lo estaba mirando fijamente. A él. Porque él era el intruso.

Santa Mierda.

En segundos ya tenía a todos los militares rodeándolo y apuntándolo con sus rifles. Jimin tragó duro, teniendo su corazón latiendo más fuerte que nunca. Alzó ambas manos como forma de rendición y sintió dejar de respirar por unos segundos.

"¡Al suelo y manos en la cabeza!" Gritó uno de los uniformados.

Jimin tensó su mandíbula y obedeció, poniéndose de rodillas, llevándose sus dos manos donde le había indicado. Quería llorar, quería gritar, quería correr como un bebito a los brazos de su madre. Pero era algo claro que eso no estaba ni cerca de pasarle.

Su vista se posó en el suelo, estaba perdido.

"¿Alguien conoce a este sujeto?" Una voz gruesa proveniente de un hombre mayor lo aturdió.

Hubo un silencio incómodo y entonces sintió el duro rifle posarse en la parte delantera de su cráneo.

Iba a morir.

"Jimin..."

Al escuchar esa voz, sintió su corazón de nuevo en su pecho.

Jin Hyung.

No alzó la vista, se limitó a hacer cualquier movimiento que pusiera su vida en un riesgo mayor.

"Explique la presencia de este hombre, soldado." Escuchó hablar al hombre mayor por segunda vez.

"Este hombre es mi hermano, Señor." Habló Jin con firmeza y seguridad.

"Explique el motivo de su visita."

"Desconozco el motivo, Señor." Contestó el pelinegro.

Hubo otro silencio.

"¡Bajen armas!" El hombre que le estaba apuntado a Jimin por fin se alejó de él. "¡Descansen!" Gritó el general. "Llévatelo de aquí, Seok Jin."

A continuación, Jimin levantó la vista, y vió a su hermano mayor con una gran sonrisa impregnada en el rostro. Se pudo de pie y Jin fue hacia él, tomándolo entre sus brazos, tal como un niño pequeño. Jimin lo abrazó fuertemente, escondiendo su rostro en el cuello del mayor.

"Lo que haces es horrible, Hyung." Murmuró Jimin, entre sollozos. "Iban a dispararme."

"No, no iban a hacerte eso, no lo permitiría." Confesó. "Estoy tan feliz de verte, Jiminnie."

El rubio sonrió gustoso ante tal comentario. "Te he extrañado tanto, Jinnie Hyung."

No podía creer que estaba con su hermano de nuevo, después de dos largos años. Su mejor amigo había vuelto.

Y entonces pensó, que no estaba tan solo después de todo.


.


me encantan

me encantan

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




Rich Boy ; YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora