028 ❝Rojo Carmesí❞

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Después de un par de horas más dormido, optó por lavarse el rostro, tomar un par de pastillas recetadas y subir de inmediato a una de las camionetas que lo llevarían a su apartamento.

Cuando llegó, se sintió intranquilo.

Estaba oscuro en aquella habitación y solo una tenue luz proveniente del sol ocultándose entraba por el gran ventanal de la sala. Jimin recorrió el lugar a causa de un olor peculiar que lo había cautivado antes, caminó hasta donde estaba una de las lámparas y la encendió. En un sillón del departamento yacía el chico de cabellos negros completamente dormido, manteniendo unas gafas de lectura sobre su rostro y su boca entreabierta. Su laptop estaba sobre la mesa de centro y unos audífonos la acompañaban. Tenía puesto un pantalón de pijama a cuadros y una camiseta negra holgada.

Malditamente adorable.

Jimin se limitó a sonreír y sacudió su cabeza para alejar todo pensamiento positivo sobre Min Yoongi.

Entonces caminó directo hacia su habitación. Sus ojos de inmediato se fijaron en los globos de helio casi desinflados que flotaban por toda su habitación.

"¡Bienvenido!" Era lo que formaban aquellas piezas de color dorado.

Jimin supo al instante que esto estaba programado para cuando saliera del hospital. Pero todo cambió su rumbo por el gran caos en las oficinas de Big Hit.

En el momento que dejó su teléfono sobre su tocador, un sobre de color rosado pastel lo hizo sentir una ráfaga de sorpresa mezclada con curiosidad.

Lo tomó al instante y leyó las letras que estaban impresas sobre el fino papel.

"Compañía Nacional de Artes Escénicas de Corea"

Elevó sus cejas con sorpresa y sintió como sus frías manos comenzaban a temblarle. Sabía que aquel sobre era la posible respuesta a una gran oportunidad. Jimin había estado esperando por ello desde hace unas cuantas semanas, pero gracias a la demora había perdido sus esperanzas de poder entrar en la compañía. Todo lo que había soñado desde que tenía 10 años era poder ser admitido en aquella escuela.

Y todos sus sacrificios, deseos profundos y años de entrenamiento se resumían en aquel sobre que traía en mano.

No podía resistirse más. Tomó una fuerte bocanada de aire y la abrió.

Apenas sus ojos leyeron la palabra: ADMITIDO, en mayúsculas y de color rojo, pegó un grito de emoción que llegó a los oídos de todo huésped en el hotel. No podía dejar de dar brincos sobre la cama, mientras sus ojos tiraban un par de lágrimas traviesas cargadas de felicidad.

Su rostro estaba completamente rojo y su boca se abría cada vez más, sin poder creerlo aún.

"Felicidades." La voz de Yoongi lo hizo detener su fiesta privada consigo mismo. Lo miró tenso desde afuera de su habitación.

"G-gracias Yoongi, y-yo no no puedo creerlo en realidad." Admitió conteniendo sus ganas de abrazarlo y saltar con él por la felicidad. "¿Sabías algo de esto?"

"Tu madre me lo contó."

Jimin mordió su labio y volvió a mirar el papel. "Sigo sin creerlo."

Era verdaderamente incómodo estar ahí, frente a él, intercambiando palabras nuevamente. El mayor se relamió los labios antes de hablar.

"Lo harás bien." Dijo sin más, dándose la vuelta en dirección a su habitación.

"Sé que lo haré genial." Murmuró para sí mismo. "Gracias."

Al siguiente día, Jimin llamó a Hoseok en el desayuno para darle las nuevas noticias

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Al siguiente día, Jimin llamó a Hoseok en el desayuno para darle las nuevas noticias. Estuvo hablando con él desde el teléfono de la cocina.

Cuando Yoongi salió de su habitación lo miró mal, con ojos llenos de enojo, tomando la primera fruta que estuviera a su alcance para luego marcharse de ahí. Segundos después se escuchó como el pelinegro azotó la puerta de entrada como si su meta fuera derribarla.

 Segundos después se escuchó como el pelinegro azotó la puerta de entrada como si su meta fuera derribarla

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Por la noche Jimin practicaba uno de los números de baile que utilizó para su audición meses antes. Había movido casi todos los muebles para hacer más espaciosa la sala.

"SOLO" estaba sonando en todo el lugar. El pequeño movía con astucia sus caderas, teniendo un aura llena de sensualidad y poder. Estaba tan concentrado en los versos y en cada paso que daba que cuando la música se detuvo de repente sus músculos no le permitieron dejar de moverse.

Hasta que se giró y se topó con un irritado Min Yoongi a lado del estéreo. Jimin frunció sus regordetes labios pintados por un color rojo carmesí.

"¿Por qué apagaste la música?" Se quejó, apretando los dientes.

"Me estaba molestando."

"¡Por favor! Ni siquiera estabas aquí."

"Ahora lo estoy." Dijo serio, acortando la distancia entre ellos. "Y me molesta."

"No te molesta."

"Lo hace."

"No, simplemente te gusta molestarme."

"No me gusta perder mucho mi tiempo." Habló indiferente, dándose la vuelta.

"Eres tan odioso." Murmuró para si mismo, creyendo que Yoongi no lo escucharía.

"Jimin." Le habló desde lejos.

"¿Qué?"

"Te ves ridículo con ese labial."

Rich Boy ; YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora