Capítulo 6: «Hueles a perro mojado Gabriela.»

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Cuando me desperté me di cuenta de que alguien me estaba llevando a cuestas. Su olor me era familiar. Kyle.

-Ey, al fin te has despertado- me dijo.

-¿Qué haces aquí?- susurré con las pocas fuerzas que tenía.

-Tu hermano fue a ver si estabas con Clara, y como no era así me llamó para ver si sabía algo y bueno... Salí a buscarte, y aquí estás. Sé lo que te ha pasado Gabriela.- dijo él

-No, tú no tienes ni idea...- dije.

-¿Segura?- me respondió.

Entonces en el fondo de sus ojos apareció un brillante color amarillo que rápidamente invadió todo su claro color. Su mirada se convirtió en una mirada totalmente feroz.

-¿Qué?- dijo mientras sus ojos recobraban su color normal.- ¿Ya me crees?

-Emm... Creo que si. ¿Desde cuando sabes que soy...? Bueno, ya sabes.

-Desde el día en que te conocí. Hueles a perro mojado Gabriela.- dijo entre risas.

Kyle me condujo hasta su todoterreno, que estaba aparcado en mitad del bosque.

-Siéntate aquí. Voy a por el botiquín.

Estaba tan ocupada ensimismada en mis pensamientos que no me había acordado que tenía una flecha clavada en el brazo, aunque ahora solo quedaba un pedazo. Supuse que Kyle habría quitado el trozo restante. El chico volvió con un bote, y algunas gasas. Echo el líquido en las gasas y empezó a mojar la herida. Cogió unas pinzas y sacó la punta de la flecha. No me dolió apenas, por lo que supuse que el líquido era una especie de anestesia.

Kyle me vendó la herida y puso el coche en marcha. Empezó a conducir y me quedé dormida enseguida.

Cuando me desperté vi a Hugo, que me miraba preocupado, sentado en la esquina de mi cama.

-¡Gab! ¿Como te encuentras?- me dijo.

-Bien, cansada, pero bien. Ya no me duele apenas el brazo.

-Eres una chica fuerte. La punta de la flecha era de plata bañada en acónito, si Kyle no te llega a encontrar a tiempo no sabemos lo que podía haber pasado.- me explicó.

-¿Quién querría hacerme eso..?- pregunté.

-Creo que hay alguien que te lo podría explicar mejor que yo.- dijo mientras abandonaba el cuarto.

Kyle entró en la habitación y se sentó en el sillón de al lado de la cama.

-Gracias por todo Kyle. Tengo muchas dudas que tal vez tú podrías resolverme.

-Si, claro. Empecemos por el principio. Ya me ha dicho tu hermano que te transformaste por el mordisco de un hombre lobo, un omega lo más seguro. Las castas de los lobos se dividen en: Alfa, que son los jefes de la manada, suelen ser los más adultos o los más poderosos. Luego están los beta, que pertenecen a la manada de un alfa. Y finalmente los omega, que son lobos solitarios, que no pertenecen a ninguna manada, y por eso atacan sin control. Yo no me transformé por mordisco, sino que provengo de una de las familias más antiguas de hombres lobo. Últimamente por la zona se han estado dando casos de ataques a hombres lobo, y estamos detrás de averiguar el responsable.- explicó.

-Vale, es decir, ¿yo ahora mismo soy una omega no?- pregunté.

-Exacto, ahora mismo sí, aunque he hablado con mi madre, que es la alfa de mi manada y me ha dicho que estará encantada de ayudarte a controlar tus transformaciones, a guiarte. Así que te puedes unir a nuestro grupo y convertirte en una más de la familia, una beta.

-Vale, genial.- dije.

-¿Recuerdas algo de anoche?- preguntó.

-Emm, no. Solo sé que estaba en casa de los Garroway y...

-Espera, espera, ¿Qué estabas en casa de esos chupa sangre cuando te atacaron?

Unidos por la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora