Capítulo 24: «¿Quién coño era ese?»

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Erik se acababa de abrir a mi totalmente, Erik Garroway, el mismo tío que daba miedo a todo el mundo, el mismo tío que le pegaba un puñetazo a cualquiera, el mismo tío que se paseaba por ahí en moto fumando cigarrillos. No podía creer que en tan poco tiempo hubiéramos llegado a tanto, y después de todo seguíamos aquí, juntos.

-Yo... Erik, yo siempre he estado sola con mi hermano, aunque siempre he tenido una familia, siempre hemos sido él y yo y ahora... Ahora ya no estoy sola y tú tampoco, estamos juntos en esto.- dije.

-Para siempre.- respondió él.

-Para siempre...- susurré.

Erik me besó en la frente y me cogió de la mano para dirigirme hacia la cocina.

-A ver, vamos a preparar la cena.- dijo.- He traído tallarines y algunas verduras para hacer un salteado.- se giró a mirarme.- ¿Te gusta la pasta no?

-¡A quien no le gusta la pasta!- dije alegre, cosa que le hizo reír.

Saqué una olla y eché agua para después ponerla a hervir y echar los tallarines mientras Erik lavaba las verduras y se ponía a cortarlas en taquitos pequeños. Pusimos el tomate y las verduritas en una sartén para hacer el sofrito y luego añadimos los tallarines.

-¡Todo listo!- dijimos los dos a la vez.

Ambos nos reímos y nos dimos un pequeño beso, después cogimos los platos y los cubiertos y los llevamos a la mesa dispuestos a cenar.

-¿Sabes qué? Mi tía me ha dicho que quiere conocerte.- dijo él.

En ese momento casi me atraganto o echo un tallarín por la nariz, o me asfixio o cualquier cosa de esas.

La. Familia. De. Erik. Me. Quería. Conocer.

Osea una familia de vampiros quería estar conmigo, una mujer lobo. Bueno, era un poco coherente que quisieran saber quien era la chica por la que sus hijos y su perfecto sobrino, con el cual estaba saliendo, se habían jugado el pellejo.

-Emm... Va... Vale.- dije como pude.

-Eh, no pasa nada Gabriela.- puso su mano sobre la mía.- Si no quieres ir puedo decirle que estás enferma o alguna cosa así.

-No, no, no, no, tengo que ir, osea quiero ir.- dije, cosa que en parte era verdad, ya que tenía curiosidad de conocer a la pareja que había criado a ese trío tan peculiar.

-Vale, pero de verdad que nadie te va a hacer daño, solo quieren conocerte. No pienses que van a matarte ni a hacerte extrañas preguntas ni nada de eso, bueno, lo de las preguntas no te lo aseguro.- dijo riendo suavemente.- Aparte, mi tía se quedó muy preocupada por ti cuando supo lo de los ataques y todo lo de Trent y eso y me parece que conoce a tu hermano y bueno, está contenta de que estés conmigo.

-Yo también estoy contenta de estar contigo...- susurré.

-¿Por qué cuando dices cosas así siempre las dices en voz baja?

-Porque tengo miedo de que si las digo en voz alta desaparezcan, todo está tan bien que tengo miedo de que no sea real.

-Esto es real.- se levantó y me dio las manos para que me levantara. Entonces me dio un cálido beso.- Mi amor por ti es real, y nunca va a dejar de serlo.

Nos quedamos un rato mirándonos y entonces nos abrazamos. Estuvimos quietos en esa posición bastante tiempo, Erik me besó en la frente de nuevo y nos separamos. Empezamos a recoger los platos y los llevamos al fregadero.

-Vamos a recoger todo esto.- dijo.

Erik empezó a fregar los cacharros mientras yo los iba aclarando. Eramos una especie de cadena de montaje. Fregar-aclarar-colocar.

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