Estaba tan centrada en el papel que sostenía entre mis manos, y que suponía una clara amenaza contra mi, que no me di cuenta de que los pasillos estaban llenándose de gente poco a poco. Tuve el tiempo justo de guardar la nota y colocarme la lentilla que me faltaba antes de que alguien me tocara el hombro. Mi cabeza pedía a gritos que esa mano fuera la de Erik, aunque tuve claro antes de girarme que no lo sería, no podía serlo. Al darme la vuelta vi a Kyle.
-Hey, ¿qué te pasa?- me preguntó.- He sentido que estabas realmente nerviosa. ¿Estás bien?
Barajé mis posibilidades rápidamente. ¿Qué tenía que hacer? Si no le contaba nada a Kyle, podría enfrentarme yo sola a mi problema, y eso implicaba que tendría que hacer frente yo sola a quien fuera que me estaba enviando esas amenazas, pero también implicaba que nadie más saldría herido. Aunque si le contaba a Kyle todo aquello, probablemente su madre y la manada encontrarían una solución.
-Emm... Nada.- balbuceé.
-Gabriela, por favor, confía en mi. Somos de la misma manada... Y somos amigos.- dijo el rubio haciendo pucheros.
-Vale Kyle... A ver, recuerdas la nota de la flecha, ¿verdad?
-Sí, claro, como no.
-Bueno, pues, mira- dije y le enseñé la nota que había encontrado en la taquilla hacía tan solo unos minutos.
El chico cogió el sobre con curiosidad, sacó la nota y cuando acabó de leerla me la devolvió.
-Gabriela, vámonos. Hemos de hablarle a mi madre de esto. Ya no es un ataque al azar, como el resto que han habido por la zona, o incluso lo que pasó en el bosque con la flecha. Aquí lo dice bien claro, te conoce, sabe lo que eres y va a por ti y me parece que no va a parar hasta conseguir lo que sea que se propone.
-No sé quien querría hacerme daño Kyle... No he hecho nada malo... O eso creo.
-Tranquila.- me dijo mientras me secaba unas lágrimas que ni siquiera sabía que estaban allí.- Eh, mírame, no voy a permitir que nadie te haga daño. Que te quede claro, ¿vale?
-Vale.- respondí mientras le abrazaba.
Kyle olía bien, tenía ese olor que me resultaba tan familiar, a hombre lobo, pero también tenía ese olor a chico que tanto me gustaba de Erik. No podía quitarme de la cabeza a ese chico, su sonrisa pícara, su mirada... Todo, ese todo que tanto me encantaba, aunque seguía sin saber por qué.
El chico me cogió de la mano y me guió hacia la puerta mientras un puñado de chicas me fulminaban con la mirada. Las chicas de ese pueblo me envidiaban, pero, ¿qué podía hacer yo?
Llegamos a la puerta de casa de Kyle y este sacó las llaves, pero antes de que pudiera abrir, Mary, su madre, abrió la puerta.
-¿Qué haces aquí tan pronto?- le dijo a su hijo sin reparar siquiera en mi presencia.
-Tenemos un problema mamá.- dijo Kyle moviendo su mirada hacia mi.
-Oh Gabriela, lo lamento, no te había visto. Pasad y me contáis.
Kyle y su madre se sentaron en el sofá y yo me senté en una butaca contigua. Kyle sacó el papel de el bolsillo trasero de su pantalón y se lo mostró a Mary, que, para mi sorpresa no se sorprendió en absoluto.
-Joder, joder, joder. Por lo visto nos lleva ventaja, aunque ya nos esperábamos un paso en falso por su parte.- dijo la mujer.
-¿Como que un paso en falso? ¿Habéis averiguado quien está detrás de todos los ataques y amenazas?- preguntó el rubio.
-Teníamos nuestras sospechas, pero nada estaba claro. Y ahora que han dejado esto en el instituto...
-¿De quién sospecháis?- pregunté impaciente.
-De los Garroway Gabriela, de los Garroway.
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Unidos por la luna
Manusia Serigala-Sólo intenta adaptarte y ser una chica normal. - Me dijo Hugo.- Por favor. -Ah, claro, una chica normal que se tiene que poner lentillas de color para no mostrar sus ojos amarillos, una chica normal que durante las lunas llenas se vuelve en un put...