Capítulo 19: «¿Qué te han hecho?»

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Abrí mis ojos y lo único que pude ver era oscuridad. También sentí frío, de ese que se te cala por los huesos, excepto en mi pierna, donde la sangre aún bombeaba rápidamente por culpa de mi herida. Fui a echar mano del punzón, pero ya no estaba. Y la herida estaba vendada, cosa que me resultó muy extraña Empecé a palpar las paredes a mi alrededor, por si me daban un pequeño indicio de donde estaba. Metal. Eran paredes lisas de frío metal. Fui arrastrándome por toda la superfície y me di cuenta de que estaba atada de los pies con una especie de cuerda o cadena, aunque eso no me impidió llegar a un rincón y quedarme acurrucada allí. 

Entonces me vino todo a la cabeza. Erik, su voz en mi mente. Sus labios sobre los míos. Nosotros dos corriendo, huyendo. Dylan dispuesto a atacarme. Erik hablando con alguien. Nosotros saltando por la ventana. Y él dejándome sola, de nuevo.

¿Donde mierdas me acababa de meter?

Me quedé medio dormida, cuando me di cuenta de que me estaba moviendo.

*Estoy en un vehículo. Me están llevando a algún lado.*

Me levanté y intenté convertirme, porque tal vez podía hacer una brecha en el techo, o en algún lado, o no sé, al menos no me sentiría tan indefensa. Intenté con todas mis fuerzas hacer el cambio, pero nada. Empecé a golpear a la pared, y mis nudillos empezaron a desgarrarse. Nada. No paré de golpear, y cada vez me hacía más daño. Nada tampoco. Alfa, beta, omega, me repetí. Ningún resultado. 

Harta de intentarlo sin ningún resultado, me tiré al suelo y fui de gatas hasta uno de los rincones de lo que suponía que era una camioneta o algo por el estilo.

Mi tobillo no paraba de arder, ya que la mierda de cadena no dejaba de apretar y escocer, supuse que sería de plata o alguna cosa de esas, aunque eso solo me hacía verdadero daño cuando me convertía, no dejaba de molestar tener eso en la pierna.

Me acurruqué rodeando las rodillas con mis brazos y lloré, lloré por no saber nada, lloré porque Erik me había dejado, había dejado que me llevaran, lloré por mis heridas, por Kyle, lloré por todo lo que no había llorado hasta que me quedé sin más fuerzas.

La camioneta no dejaba de avanzar, de moverse y dar tumbos. Quien fuera que estaba conduciendo era un mierda de conductor, para qué engañarnos. 

Me estaba desesperando ya que no dejábamos de dar votes y tumbos y nada cambiaba, yo seguía sola y sin saber nada. 

De repente dimos un frenazo y me di un fuerte golpe contra la pared de la camioneta. Todo se quedó en silencio al parar el ruido del motor. Hubo silencio durante unos instantes hasta que se abrió la puerta y la luz me cegó unos instantes. Alguien subió a la camioneta pero yo solo vi su silueta.

-Levántate.- dijo una dura voz femenina. 

Cuando al fin mis ojos se adaptaron a la luz al fin vi a quién me había hablado. Era una chica joven con el pelo rubio y los ojos claros. En otras circunstancias me hubiera parecido una chica dulce, pero en ese momento, vestida con unos pantalones negros, una camiseta gris, una chaqueta de cuero también negra y unas botas del estilo militar, no lo parecía, más bien daba mucho miedo.

Se acercó con paso firme hacia mi, me agarró de los brazos y me tiró hacia arriba.

-¿Qué mierdas te has hecho en las manos?- dijo agarrándome de las muñecas violentamente.

La chica me ayudó a salir / lanzó de la camioneta y salimos a una especie de garaje o algo por el estilo. La chica cerró la puerta del garaje y me llevó hasta una puerta de color negro y entramos en una sala en la que había una silla. Una simple silla. 

No tenía siquiera fuerzas para resistirme cuando ella me sentó en la silla y me ató con unas cadenas así que lo único que pude hacer fue dejarla hacer. En cuanto hubo acabado un hombre entró por la puerta. Su estilo de vestir era parecido al de la chica pero su pelo era moreno.

-¿Es esta, Cristal?- dijo él.

-Sí, esperaba que se resistiera más, pero no lo ha hecho.- respondió la chica.

-Bueno, así podremos empezar antes.

El hombre vino hacia mi y me dio un puñetazo en la cara. 

-¿Qué haces con los Garroway?

¿Cómo que qué hacía con los Garroway? ¿Qué mierda de pregunta era esa? 

-Que me contestes, perra.- escupió él.

Otra vez, su puño volvió a estrellarse contra mi cara y esta vez mi mejilla empezó a sangrar.

-¿Cuál es tu manada y porque te has acercado a ellos?- dijo esta vez Cristal.

-Yo.. yo no quiero nada de los Garroway.- dije como pude.

El juego de golpes y preguntas no paró durante minutos, que para mi y mi cara fueron como largas horas. Al ver que no obtenían respuesta alguna los dos se marcharon de la habitación, dejándome sola con la amarilla luz titilante de la bombilla que colgaba del techo. 

De repente escuché un fuerte ruido que provenía del garaje y la puerta se abrió de golpe, y por ella entró Erik. No me había abandonado, no lo había hecho. 

-Joder, ¿qué te han hecho?

Rápidamente vino a quitarme las cadenas, pero en cuanto lo hubo conseguido, Cristal entró por la puerta, seguida de otro chico que me resultaba extrañamente familiar. 

-Mucho tiene que importarte esta perra para que te juegues la vida por ella.- dijo el chico.

Erik no le contestó sinó que sencillamente le dio un puñetazo en la cara. Los chicos empezaron a pelear mientras la rubia venía a por mi. Mi furia empezó a crecer, ya que el hecho de que le estuvieran haciendo daño a Erik me lo hacía a mi. 

*Alfa, beta, omega. Alfa, beta, omega*

Las extremidades me empezaron a cambiar de longitud y mi cuerpo empezó a cambiar. Me convertí rápidamente y me lancé sobre Cristal. Un arañazo en el pecho bastó para que su corazón dejara de latir, al menos por unos instantes. 

Mi cuerpo volvió a la normalidad y el dolor y el profundo cansancio volvieron a invadirme.

Trent estaba tirado encima de Erik, golpeándole, cuando él comenzó a reírse. 

 -¿De qué mierdas te ríes?- dijo el chico.

-De que hayas pensado que he venido solo.- dijo Erik a la vez que Dylan entraba por la puerta y le golpeaba con una plancha de metal en la cabeza.

Trent cayó al instante de encima de Erik y se quedó en el suelo.

-Había otro, también está K.O.- dijo Dylan, que cogió a Erik de las manos y lo alzó hacia arriba.

Erik vino rápidamente hacia mi y me abrazó fuerte. Me levantó y no me soltó ni un instante. Cuando salimos del garaje, el coche de Alex estaba en la puerta y él estaba en el asiento del conductor. Dylan subió al asiento del copiloto y Erik y yo nos sentamos en los asientos traseros.

-¿Quien eran?- dije sin darme cuenta de que había empezado a llorar.

-Trent era... Bueno, es mi hermano.

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¡No os podéis quejar de capítulo corto eh! Ya soy libre de exámenes y estoy disponible para Erik Garroway las 24 horas del día. Espero que estéis disfrutando, os quiero.

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