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Cualquiera puede ponerse furioso...eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta...eso no es fácil.
            -Aristóteles, ética a Nicómaco

-Pasado de Luz-

[...]

-¿Papá?-

Estaba en mi habitación favorita de toda nuestra mansión, la habitación de la abuela, en donde ella tejía esos chalecos feos y que picaban mucho, era mi única luz, hasta el día que murió de cáncer al pulmón, fue la primera y última ves que sentí como la primera persona que ame, se iba de mi lado y adoraba que estuviese a mi lado, para mi fue y sigue siendo una tragedia. 

-¿Ahora que carajos quieres?-

-tengo hambre, papá, no como desde ayer-

-No es mi jodido problema que no te gusten las sobras-

Se fue, se fue a su cuarto, su lugar, su rincón de paz y locura al mismo tiempo, ese lugar en el que me encerraba en una jaula si protestaba cuando no quería que siguiese metiéndome cosas en mi, la última ves fue un químico que me hizo alucinar por varios días. Necesitaba un abrazo, pero en esta casa solo había dos tipos indiferentes a mi vida y un montón de monstruos experimentales que no entendían nada de lo que les decía.

-Hay un pedazo de pastel en el refrigerador, Luz, ve por el y no vuelvas a molestarnos-

Mi madre apretó un poco mi hombro, mirándome fijamente, con su sombría mirada,  realmente esa mujer me daba miedo, me daba miedo que el pastel tuviese algún veneno o alguna de esas sustancias que me hacían dormirme por horas, pero no importaba, corrí hasta el refrigerador que estaba en la primera planta, los sirvientes estaban limpiando la casa así que no le dirán a papá. Sentí algo contra mi que me hizo caer, fueron tan solo segundos cuando puse mi mano en todo mi cuerpo hasta que grite de dolor cuando toque mi pierna, estaba sangrando, ardía, sentía un dolor inimaginable.

-Esa es una de las cosas que debemos corregir, mi querida hija, debes dejar tus debilidades-

Mi padre estaba con un arma y una gran sonrisa, se acerco a mi para abrir el refrigerador y darme el pastel, se lo recibí, claramente, no quería morir.

-Disfrútalo mucho, Luz, será la última ves que lo comas-

Se fue, con su típica risa de villano, dejándome desangrarme y con una torta en mis manos, los empleados angustiados apesar de su naturaleza de odio hacía mi, me hicieron un torniquete en mi pierna para luego llevarme dónde la nana y cocinera de la casa, que estaba sacando unas cosas en el sótano, al verme dio un grito ahogado de espanto, me estaba poniendo pálida, lo podía sentir, tenía frío y no se que me estaban haciendo, solo recuerdo el grito de ira de mi madre, lo demás esta todo borroso.

[...]

-Elizabeth, despierta, hoy es tu graduación-

Papá últimamente esta olvidando mucho mi nombre y me llama por el de mi hermana muerta, creo que el químico de ''vida eterna'' o algo así, esta condenando su cerebro a las alucinaciones.

-Papá, soy luz y no puedo tener graduación, no me enviaste jamás a la escuela-

Dio una risa al aire, me miro hasta unos buenos minutos hasta que su sonrisa se fue borrando, me miro con esa misma frialdad, ese mismo odio desde que tengo memoria.Para explicar mejor las cosas, yo tenía una hermana de 17 años, que falleció producto de una sobredosis de heroína, yo nací dos meses después de eso, pero papá no tuvo tiempo de asimilar el duelo y se fue desquitando poco a poco conmigo, por llegar cuando nadie me quería, por arrebatar la presencia de mi hermana en esa casa, realmente no era mi culpa, pero el creía que sí.

-¿Qué haces acostada aún?-

Suspire, salí de mi cama entre gritos e insultos de mi padre, corrí y ahí estaba mamá, dándome su mirada de desprecio, baje hasta el sótano, en dónde siempre esta mi abuela, la foto de mi abuela.

-Otra ves me confundió con Elizabeth, abuela-

-¡LUZ!-

Papá bajaba rápidamente las escaleras del sótano con tu típico revolver, apuntándome, hoy en día tengo 12 años y desarrolle la indiferencia a mi dolor físico, es decir, no siento ningún tipo de dolor. Apunto al cuadro de mi abuela y le disparo en la frente para luego apuntarme a mi, sentí su odio, sentí su desprecio, para mi estaba bien esto, sentía que era merecedora de todo esto, pero mamá llego corriendo y le quito el arma.

-¿¡Qué carajos tienes en la cabeza?!-

-¡Elizabeth murió por culpa de ella!-

-¡Elizabeth murió por drogadicta, entiéndelo!-

Su discusión continuó arriba, en la sala, por un momento pude respirar con alivio, sabia que mamá podría calmar su ira momentánea. Fui hasta el cuadro de mi abuela y lo abrace, llorando encima de su fotografía, llorando no como todas las noches, pero si como todos los días, esos días en los que era sometida a sus infinitas ideas de crear un super poder para destruir a todos los héroes. Esa fue la primera ves que mamá me defendió de papá, pero también fue la última.

[...]







I N F E R N O [Black Hat X Reader] #1 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora