IV

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John no quería identificarse con la palabra decepcionado, pero lo estaba.

Se había pasado la noche imaginando posibles escenarios en su salida al cine con Alexander desde que confirmó que solo serían ellos dos. Había recurrido a cada recuerdo de escenas de romance en el cine que le contaban los libros, series y películas más cursis.
Quizá tuvo expectativas demasiado altas, quizá no consideró que su vida no era una película.

El único roce de manos lo había tenido con la chica que le entregó sus palomitas; ningún Alexander muerto de miedo se había aferrado a su brazo en una escena fuerte de la película y hubo escasez de chicos guapos recargados en su hombro -porque cuando le aburrió la película él mismo se recargó sobre si-.

Ahora estaba sentado en una silla pequeña de una heladería frente Alex, separados por una mesa metálica en forma circular. Se sentía desesperanzado pues esa falta de coqueteos le había recordado que no eran más que amigos y sin embargo, mantenía una cara neutra, apuntando más a una sonrisa tímida.

Ni siquiera podían hablar de la película porque John había pasado los últimos veinte minutos dormitando e insistía en que después la vería.
Quería quejarse con alguien de su horrible suerte -y hormonas- pero Lafayette, al haberle advertido de no crear altas expectativas, le gritaría en la cara un "Te lo dije". Probablemente llamaría a Martha, ella no conocía a Alexander pero sabía de sus sentimientos por él. Ella era la mejor opción, madura y risueña, le daría buenas recomendaciones mientras lo hacía reír.

Sumergido en sus pensamientos mientras picaba su helado -de menta obviamente- no se percató de la mirada que tenía sobre si, como pidiendo permiso para hacer una pregunta. Así, cuando levantó la cabeza, Hamilton habló con una rapidez que John podría interpretar como nerviosismo si no se estuviera refiriendo a Alexander Hamilton.

—John, ¿te gusta alguien?

Descolocado por la pregunta, John achicó los ojos como intentando procesar la pregunta que se le acababa de hacer.

—Gustar como de... ¿románticamente?—preguntó Laurens

—Si

John se sorprendió por no estar tenso y pensó nuevamente en la recomendación de Lafayette. Quizá no coquetearía pero si jugaría un poco.

—¿A que se debe tu repentina curiosidad?— dijo exagerando un todo educado y haciendo reír al contrario con ello.

—El otro día Lafayette dijo que él no podía tener toda tu atención porque te interesaba alguien más— esperó una respuesta a su pregunta con un intento de cara neutra, al no recibir respuesta, volvió a hablar— Así que, ¿te gusta alguien?

—Si.

Alex apretó su boca por milésimas de segundo, gesto que no pasó desapercibido ante el pecoso.

—¿Me dirás quién es?—preguntó sonriendo e inclinándose hacia delante sobre la mesa, como si le fueran a revelar los secretos del universo.

John dudó para después responder con tono juguetón.

—Adivina.

Hamilton se recargó en su silla alzando sus brazos y mirando arriba, como pensando en posibles candidatos.

—Dame pistas...
John se puso el dedo índice sobre la boca, pensando en qué decir sin revelar de quién se trataba.

—Bien, es muy inteligente.

—¿Más que yo?

Encogiéndose de hombros, rió para sí mismo por la ironía del asunto.

—Diría que está a tu nivel.

Loving and ShippingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora