VIII: De regalos y pijamas

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*El inicio de este capítulo toma lugar antes que el capítulo anterior

VIII:De regalos y pijamas

John despertó en los brazos de su amigo.
Se confundió al no saber dónde estaba o que estaba haciendo así que ocupó todas sus fuerzas de concentración de recién despertado para recordar lo que había sucedido.

Hizo una mueca al recordar el incidente con Lee pero rápidamente lo alejó de su mente. Fue entonces cuando recordó que día era. Su forma de levantarse de la cama tan brusca despertó a su acompañante, igual de desorientado qué él.

—¿Qué sucede?

—¡Mi clase de piano!

Buscó su celular dentro de la mochila para ver la hora, mientras Alexander se sentaba lentamente en su cama.

—Oh, bueno empieza en media hora. Tengo tiempo.

—¿Quieres que te lleve o acompañe?

—No es necesario...—dudó.

John miró a Alexander moverse nervioso para luego asentir.

—Te acompañó a la salida— se levantó de la cama al tiempo que Laurens asentía.

Se despidieron con un abrazo y un movimiento de manos a lo lejos.
En clase de piano, John no pudo estar totalmente concentrado. Se repetían una y otra vez en su mente los últimos días, aún así, procuraba no mantenerse tanto tiempo en un recuerdo pues temía tener un notorio sonrojo.

Esperaba él contárselo a Gilbert.

...

El día terminó y con ello comenzó el cumpleaños de John. En un inicio no lo recordaba, fue hasta que sus padres comenzaron a cantar cuando se dió cuenta.

Sonreía incómodo ante la felicitación de sus padres, cada uno de sus hermanos y algunos familiares que habían madrugado para poder felicitarlo por teléfono.

"Si siguen, llego tarde a la escuela"

Estando ya dentro de la escuela y cerca de sus compañeros, las felicitaciones de sus amigos no se hicieron esperar.
El primero fue Laf, quien le deseó poder cumplir su objetivo de ser pareja de Alexander con un murmullo al oído mientras le abrazaba.
El siguiente fue Hércules, quien también le abrazó diciendo entre risas un "que rápido crecen".

Y llegó la felicitación que Laurens esperaba.
Alexander sonrió para abrazarlo muy fuerte levantándolo un poco del piso a pesar de la marcada diferencia de estaturas.

—Feliz cumpleaños John.
Y lo bajó.

Decepción fue lo único que pudo sentir.
Y es que ¿cómo no sentirla? Tenía en frente al gran Alexander Hamilton, conocido por su majestuosidad al hablar. Su elocuencia era una de sus cualidades más resaltables, y sin embargo, lo único que le había dicho era "Feliz cumpleaños John".

Laurens sonrió como pudo, atacándose mentalmente como era su costumbre.

"Y ¿qué esperabas?, ¿qué te diera un discurso donde te declarara su amor? ¡Por favor!, eso solo sucede en las películas, estamos en la escuela mierda. No seas idiota. Ya deberías saber que no sirve para nada ilusionarse más que para llevarse decepciones"

Se apuró a su asiento y sacó sus cuadernos, dejando a sus amigos y dispuesto a prestar atención a las clases que comenzarían.

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