Harry se pone su ropa rápidamente sin hacer ruido en cuanto los primeros rayos del sol se colaron por aquella no tan masculina habitación. Su camisa rayada hace perfecto contraste con sus jeans entubados y desgastados, sumándole sus queridas botas negras.La cantidad de color rosa lastimó sus verdosos ojos, pero sonrió divertido cuando aterrizó con destreza entre las margaritas cuidadosamente plantadas en una esquina de la sencilla casa, justo cuando oía al padre de- quien quiera que fuera la que se había tirado ayer- entrar al cuarto y gritarle a la pobre chica.
Se carcajeó corriendo hacia su preciada moto escondida detrás del gran flamboyán con hojas carmesí, el cual marcaba la única frontera entre el pueblo vecino, que es donde él vivía.
Pasó sus dedos por sus alocados rizos antes de enterrarse en su casco y acelerar.
Eran las siete y cuarentaitrés de la mañana cuando él apenas iba por la mitad del camino y supo que llegaría tarde, claro que eso no le era relevante.
Mientras pensaba en que felizmente devoraría una gran pizza con extra ajo, aparcó su moto justo en el lado de incapacitados pues no pensaba perder más tiempo buscando un hueco, cuando tenía unos cinco espacios perfectos allí mismo.
Se llevó el casco y lo guardó en su casillero y agradeció que su mano actuara por sí sola y tomara su celular antes de saltar por aquella ventana.
Volvió a reírse con gracia; ni siquiera sabía dónde había estado hasta que la vio, aunque el viejo árbol le dio una pista que recordó justo antes de abrir la puerta y entrar al salón de arte.
Definitivamente aquella sencilla casa le pertenecía al jefe de policía del pueblo vecino; entonces Harry agradeció el hecho de que nada en ese pueblo le interesaba, pues jamás pondría un pie allí otra vez.
El maestro ni siquiera le miró y lejos de molestarle, decidió que aprovecharía para echar una bien merecida siesta en la parte de atrás antes de que se acabara la clase, que fue justo veinte minutos después.
Joder, que hasta a su cumpleaños llegaba tarde.
Sin poder ni querer atender a lo que fuera que trataban de meterle por ojos y oídos, se quedó observando a un chico que copiaba un poco ansioso lo que había en el pizarrón. Y es que el querido Sr. Peyton era conocido por borrar el pizarrón entero cada tres segundos.
Vio al chico unos segundos más antes de girarse hacia la ventana pensando en lo fácil que le sería la vida, si tan sólo hubiera nacido inteligente.
Pensó en porque el anciano de allá arriba en el cielo le hacía eso.
Apestaba en cada clase que iba, pero tampoco le importaba pues ese tema pasaba a segundo plano con sólo sonreírle a la guapa directora, Amanda Berns, quien sabía que tenía un fuerte crush en él desde primer año.
Harry jugó con su navaja un rato, asustando a otro pobre chico que se encontraba a una silla más al frente, pero él ruloso estaba muy ocupado maldiciendo la escuela y pensando en como podía quemarla sin ser culpado como para darse cuenta.
Suspiró de alivio en cuanto sonó el timbre y salió rápidamente, viendo a su pandilla de amigos charlando entretenidamente frente a la cafetería.
─Vaya, jefe. Ayer se llevó la grande ¿no?
Soltó Ezra mirándolo divertido.
─Sí, ¿cómo estuvo la princesita, eh?
Preguntó Logan con sorna.
Harry simplemente se encogió de hombros mientras sacaba un cigarrillo de su chaqueta y lo encendía. Sus ojos brillaban con una perversa diversión.
─Era virgen, horrorosa y torpe.
Soltó el humo haciendo varios anillos con él.
Ellos comenzaron a reír y a soltar comentarios de admiración y envidia, cuando el mismo chico que había observado en la clase de arte caminaba a toda prisa entre ellos.
Juró escuchar un ❝Ridículos❞ muy bajo antes de encontrarse con la fría mirada azul que le hizo fruncir el ceño por un segundo.
Pensó en cuál sería su maldito problema, cuando Harry era el que normalmente los tenía, pero no pudo detenerlo y preguntarle si en efecto había susurrado eso para ellos y de paso intimidarlo un poco, pero si no se apresuraban, seguramente se quedaban sin comida.
Claro que siempre estaba la opción de sacar de en medio a los perdedores y abrirse paso a los primeros lugares.
Caminó hacia la cafetería con una sonrisa landina mientras oía suspirar a casi toda la gente allí; chicas y chicos.
A casi toda, porque aquél mismo chico, ni le miró cuando entró.
Harry apretó los puños sin saber porque mierda se sentía frustrado y sólo alejó su mirada de el chico cuando le vio levantarse justo cuando él se había sentado, tiró la comida casi intacta a la basura y salió como mismo entró, pero esta vez con el celular en la oreja.
Tampoco miró a Harry cuando le pasó por el lado, ni cuando había susurrado un ❝gilipollas❞ con la esperanza de que le contestara, después de todo sus puños picaban por golpear algo, y que mejor que esa bonita cara para ayudarlo.
¿bonita...?
Harry estaba irritado.
habrá narry para largo, o eso creo xd gracias por llegar hasta aquí, voten y comenten que piensan o que les parece 🍃🍀
niallcentrix-
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𝓶𝔂 𝓻𝓾𝓵𝓮𝓼; 𝓷𝓼
Fanfiction𝙳𝚘𝚗𝚍𝚎 𝙷𝚊𝚛𝚛𝚢 𝚝𝚛𝚊𝚝𝚊 𝚍𝚎 𝚊𝚌𝚎𝚛𝚌𝚊𝚛𝚜𝚎 𝚊 𝙽𝚒𝚊𝚕𝚕 𝚙𝚘𝚛 𝚎𝚕 𝚙𝚎𝚘𝚛 𝚖𝚘𝚝𝚒𝚟𝚘 𝚙𝚘𝚜𝚒𝚋𝚕𝚎. 𝙾 𝚍𝚘𝚗𝚍𝚎 𝙽𝚒𝚊𝚕𝚕 𝚢 𝙷𝚊𝚛𝚛𝚢 𝚊𝚙𝚛𝚎𝚗𝚍𝚎𝚗 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚑𝚊𝚢 𝚛𝚎𝚐𝚕𝚊𝚜 𝚊 𝚕𝚊 𝚑𝚘𝚛𝚊 𝚍𝚎 𝚊𝚖𝚊𝚛𝚜𝚎. • 𝓷...