my rules; just him

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Su respiración estaba descontrolada. Su cabello se alborotaba con el viento y podía sentir los rizos de Harry hacerle cosquillas en la nariz.

El repentino acelerón que dio la moto no le asustó, sino que le recordó las razones del porqué amaba eso; pero sobretoodo el hecho de que le hacía sentirse vivo.

Sus brazos se apretaron un poco más a la cintura de Harry quien estaba amando completamente esa sensación y luego de otros cinco minutos sintió como bajaba la velocidad.

Eran casi media noche. La poca luz que salía del poste no era de mucha ayuda, pero a unos cuantos metros había un lugar que brillaba entre la oscuridad.

Mordió su labio en cuanto vio el extravagante letrero.

Mordió su labio en cuanto vio el extravagante letrero

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Lo primero que hizo fue golpear su hombro.

¿Quién se creía que era? ¿Cómo podía pensar que él sería así de fácil?

Solo había aceptado a sí mismo que ese estúpido quizá le agradaba, solo un poco.

Miró a Harry sonreír divertido, solo que sus ojos le decían que no era lo que pensaba.

Le tomó de la mano y le arrastró hacia la recepción, que solo era un pequeño cuarto con un recibidor. La mujer de cabello rojo como la sangre, masticaba chicle y hacía grandes bombas mientras se entretenía resolviendo un crucigramas con un bolígrafo azul.

No pareció darse cuenta de que estaban ahí parados frente a ella hasta que Harry, rodando sus ojos, hizo sonar la pequeña campana. Solo entonces ella despegó sus ojos del papel en sus manos y los pegó a ellos. Tenía varios tatuajes en sus brazos que eran visibles gracias a la camisa sin mangas con el logo de Kiss que llevaba, sus labios del mismo color de su cabello, unas largas pestañas y cejas finas.

Se les quedó mirando por unos segundos a lo que Harry aclaró su garganta.

─Queremos un cuarto.

Ella los miró con los ojos entrecerrados y con ambas cejas alzadas, sus labios entre abiertos y sus largas uñas anaranjadas dando pequeños golpecitos en el mostrador. Después de una bomba de chicle más pequeña, sonrió.

─Sí, tenemos de esos.

Harry mordió el interior de su mejilla. Era la primera vez en su vida que se sentía así de nervioso entrando en ese lugar. Como si fuera un completo novato que no hubiera entrado antes ahí.

─Entonces danos uno, Litzy.

Ella asintió ahora sonriendo más. Resulta que Harry ya se había aparecido por ahí antes. Niall frunció el ceño mirando intensamente al mayor, quien casi se encoge en su lugar. Tras que lo lleva a un mugroso motel, para colmo es un jodido cliente habitual.

─Intincis dinis ini, Litzi.

susurró por lo bajo, sintiendo sus humos caldearse e ignorando la pequeña punzada en su pecho.

𝓶𝔂 𝓻𝓾𝓵𝓮𝓼; 𝓷𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora