my rules; i don't have time for you

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Lo volvió a ver en el mismo lugar, diferente noche. No había ido a la escuela, o quizás sus ojos no fueron lo suficientemente cautelosos como para notar como huía cada vez que él entraba en escena.

Aunque, vamos, él destacaba.

En la escuela era tan callado y reservado que le divertía ver como en realidad era.

Le daban ganas de extorcionarlo hasta que cayera a sus pies.

Se estremeció.

Harry no sabía porqué le buscaba. Su estúpido cuerpo se movía sólo, y cuando le dedicaba un diminuto pensamiento, se encontraba a sí mismo haciendo de detective.

Mismas clases, algunas sillas de distancia.

Lugares como la terraza, la biblioteca y las escaleras viejas parecían ser sus favoritas, además del lugar donde se encontraban.

Al cual llamaban ❝el laberinto ❞ y hacía honor a su nombre. Era oscuro, angosto, húmedo y lleno de laberintos de calles, perfectas para las carreras de motocicletas, cosa que Harry disfrutaba mucho.

Alimentó con gusto su pupila; la pasó por esa holgada camisilla verde monte, esa chaqueta negra y por esas largas, delgadas y apretadas piernas.

Sus pensamientos homo no le asustaron mucho, porque él ya sabía que a ese chico nadie se le podía resistir, igual que él.

Entonces, ¿por qué carajo no le miraba? El delineador descuidadamente colocado hacía que sus eléctricos azulados ojos resaltaran mucho más, pero Styles no podía apreciarlos bien y eso le estaba haciendo desesperar.

Quería que lo hiciera, quería ser su centro de atención.

Pellizcó el puente de su nariz, no soportando sus propios pensamientos, claro que eso no lo distrajo de sentir la extraña mirada sobre él, sólo que en el momento que subió sus ojos, él los cambió de dirección.

Y Harry sonrió.

Las cosas en el laberinto se ponían cada vez más interesantes mientas más tarde era. El alcohol comenzaba a apoderarse de la gente, la velocidad comenzaba a ser más alucinadora, además de que él se sentía más decidido de repente.

Así que, después de ganar unos cientos de libras en par de carreras, se le acercó.

Estaba un poco alejado. Su lechosa piel atrapa cualquiera mirada, cuando ésta parecía aún más blanca contrastándola con esa chaqueta. Sus dedos sostenían despreocupadamente un porro casi terminado, mientras su aburrida mirada recorría el lugar, hasta que lo miró a él. En sus ojos pareció brillar algo que no pudo identificar, antes de que se humedeciera sus labios con la lengua.

Jesucristo.

¿Por qué se veía tan bien, todo bonito ahí recostado en aquella sucia pared? Harry no lo entendía.

Pero no era Harry Styles si no se acercaba.

A unos cuantos pasos, observó mejor como sus pequeñas manos parecían temblar y supo que él no estaba tan bien como parecía querer hacerle creer.

Así que sólo le estaba ignorando a propósito, pensó. Eso hizo que su pecho se inflara.

En cuanto estaba frente a él, ambos ojos se encontraron de lleno y por fin podía decir que el azul era su nuevo color favorito.

El rubio le había visto desde el primer día. Le había irritado enseguida lo chulo que se creía, con todos esos rizos alocados y esa mirada juguetona. Odiaba verlo detrás del culo de las arrastradas de la escuela, viendo como caían en ese sobrevalorado encanto inglés que no hacía nada más que darle ganas de golpearlo.

𝓶𝔂 𝓻𝓾𝓵𝓮𝓼; 𝓷𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora