my rules; moles

377 47 33
                                    

El viento mueve su cabello mientras él acelera a fondo; estaba seguro de que no había sensación más placentera. Su pecho quiere estallar, pero se siente vivo, como si pudiera comerse al mundo, o al menos hasta que llega a la escuela. Baja y camina con soltura, siente el frío meterse por los agujeros en sus rodillas y nota como el ambiente cambia en el momento en el que pisa dentro de las instalaciones. El clima estaba frío y húmedo, las personas estaban muy bien abrigadas en comparación, pero su chaqueta estaba destinada para otro dueño hoy. Se mordió el labio y comenzó a buscar al bonito rubio por todo el lugar.

¿Dónde estaría?

Sólo bastaron algunas diez vueltas por la escuela para que pudiera distinguir a un lindo chico a bastante distancia de él, vestido con unos jeans negros rasgados en la rodilla también, una enorme sudadera verde musgo y un beanie por el que se escapaban varios mechones claros.

Estaba caminando mientras batallaba con sus audífonos, los cuales tenían una gran cantidad de nudos, según vio Harry cuando por fin le alcanzó.

─Maldita sea mi vida─escupió el menor mientras fruncía su ceño cuando intentaba que un auricular pasara mágicamente por un espacio diminuto entre dos nudos, mientras odiaba el hecho de que ahora tenía que tragarse el bullicio que comenzaba a crearse con la llegada de más personas, aún sin darse cuenta de los verdosos ojos que lo observaban divertido─. Estúpido Liam. Sólo espera que cuando te vea te-

─¿Por qué mierda hablas de ese pendejo en mi presencia?

Soltó fastidiado.

Niall levantó por un segundo sus ojos hacia él y con una linda sonrisa volvió a lidiar con sus auriculares, que una hora antes habían sido enredados intencionalmente por el castaño de ojos cafés.

─Porque sabía que me estabas siguiendo.

Harry entrecerró sus ojos observando esa linda cadena de lunares que se deslizaban hasta perderse bajo la tela de su ropa.

─Eso no es posible, porque no te estaba siguiendo.

─Sí lo estabas haciendo.

─No, no lo estaba haciendo.

─Sip, me temo que sí lo hacías. Tienes hasta cara de stalker.

Harry suspiró.

─Bien, ok, sí te seguía, ahora cállate.

Caminó a su lado, ambos sin saber a donde los llevaban sus piernas, y entonces Niall volvió a mirarle y se sintió extraño.

─¿Qué?

─¿Qué de qué?

Respondió Harry.

─¿Me piensas escoltar hasta el salón? Porque lo menos que quiero ahora es un escolta, tengo suficiente con Liam.

Los ojos de Niall escudriñaron el rostro del más alto, agradándole que este soltara una expresión de fastidio.

─¿Qué...? ¿No puedo hacerte compañía?─le miró de reojo, ignorando la evidente provocación─. No te estoy escoltando, no soy tan bajo.

Añadió una clara indirecta, más también sabía que necesitaba acercarse a ese lindo rubio lo más pronto posible, sino su papá tendría problemas por su culpa.

─Pues no te pedí que lo hicieras. Me encuentro perfectamente bien y agradecido con mi propia compañía, gracias.

Soltó esta vez Niall, sabiendo que debía alejarse del guapo castaño, pues no quería compañías innecesarias en ese momento.

No cuando estaban tan cerca de un gran golpe, que le devolvería la reputación a su familia.

Fue un gran momento para por fin llegar a las puertas del salón de clases interrumpiendo el lindo momento que el castaño se había imaginado. Uno donde le ponía su chaqueta en los hombros al rubio, dado que lo había visto temblar ligeramente cada vez que la brisa hacía aparición; sólo que Niall la había rechazado soltando un ligero ❝no me gusta esa marca❞, para después sonreírle ligeramente antes de cambiar su expresión a la sería de siempre y alejarse y sentarse apartado de todos en una esquina del gran salón. Ya tenía puesto sus audífonos siendo ❝hotel room❞ la primera en salir.

Todos le ignoraron al pasar, como si en realidad nunca hubiera pasado por en medio del laberinto de sillas.

Ese era el Niall Horan que todos conocían. Al callado Horan que no podías sacarle conversación ni cuando el clima era el tema principal. Justo por eso varios vieron extrañados al más alto, pues aunque no oyeron de que hablaban, obviamente vieron como sus bocas se movían desde lejos.

El de ojos verdes sólo les dijo que no les importaba con quien o de que hablaba, a lo que ellos sólo lo dejaron pasar. Al fin y al cabo, a nadie realmente le importaba nada que tuviera que ver con el solitario rubio. Ni las burlas, ni los golpes le hacían reaccionar como una persona normal.

Como diría Malik, ❝los fuertes olemos a eso, a fuerza, lo mismo con los débiles, pero ¿Horan...? él no huele a nada...❞

Harry se juró que a la próxima oportunidad le invitaría a comer o algo.

Pero ese rubio era un hueso duro de roer.

𝓶𝔂 𝓻𝓾𝓵𝓮𝓼; 𝓷𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora