Capítulo 3

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Despertar con gritos no es la mejor forma de amanecer un domingo. Mis párpados pesaban y me era imposible abrirlos, estaba muy a gusto entre las sábanas, pero sabía que tenía que levantarme y ver qué pasaba. Gire sobre mí y no encontré a Dana en la cama a mi lado. Me levanté como pude y bajé las escaleras como un zombie. Los gritos iban en aumento a medida que me acercaba a la cocina.

-¡No puedes ser tan egoísta!- gritaba Jai con la cara roja de furia.

-¿Egoísta yo? ¡Mira quién habla, imbécil!- Beau estaba fuera de sí. Los ojos abiertos como dos faroles, el pelo enmarañado y los puños cerrados. Dana intentaba calmarlo, pero su furia parecía incrementar a cada segundo que pasaba.

-Eh, chicos, tranquilícense- Dana me miró pidiendo socorro, pero yo no sabía qué papel cumplir, ni siquiera sabía qué había pasado.

-¡Siempre te quedas con todo!- Jai parecía disgustado. Y cada vez entendía menos que sucedía allí.

-¡No es un objeto como para poseerlo hermanito! ¡Yo no elijo lo que siento!

-¡No me vengas con excusas baratas, bien sabes tú que si eliges!- Jai empujó a su hermano en un arrebato de furia y Beau fue a dar contra la heladera, haciendo caer los imanes que la adornaban.

-¡No te atrevas!- En un impulso desesperado me acerqué a Beau e intenté impedir que golpeara a su hermano, pero Beau levantó el brazo con fuerza y su codo golpeó mi hombro sin proponérselo. Me tambaleé y casi caigo. Beau giró horrorizado y se dio cuenta de que yo estaba detrás suyo, frotándome el hombro adolorido- ¡Oh, disculpa!- exclamó apenado- No sabía que estabas allí, yo…

-No te hagas drama- murmuré.

-¡Ves lo que haces!- Jai le gritaba mientras se le increpaba.

-¡Para ya Jai!- Dana intentaba calmarlo.

-¡Idiota!- Beau en un arrebato de furia descargó un puñetazo en la mandíbula de Jai y se fue hecho un torbellino escaleras arriba.

Luego de un rato, los tres estábamos desayunando. Jai se aplicaba hielo en la barbilla y el silencio era abrumador. Nunca había visto a Beau comportarse así, me había asustado. Jai no se quedaba atrás, pero el brillo de furia en los ojos de Beau me daba escalofríos, que no tenían nada que ver con mi atracción hacia él.

No quise preguntar por qué había comenzado la pelea, al escuchar como Jai insultaba a su mellizo cuando éste le hizo una simple pregunta. Dana me observaba por encima de su taza de chocolatada, y no entendía el porqué de su mirada, parecía saber algo de lo que yo aún no estaba enterada.

Luego de desayunar subí a mi habitación a darme un baño y prepararme para ese día. No sabía que planes teníamos, pero suponía que Jai no iba a querer acercarse a su hermano, ni participar de ninguna actividad en grupo. Salí de la ducha enfundada en una toalla, y me encontré con una Dana taciturna sentada en su cama.

-¿Qué pasa?- pregunté al ver su cara. Me senté en mi cama y comencé a aplicarme crema hidratante en las piernas, el sol de Australia me las resecaba.

-¿Todavía no te diste cuenta?

-¿Cuenta de qué?- dije distraída mientras me despojaba de la toalla sin ningún pudor, y comenzaba a vestirme.

-La pelea de hoy fue por un motivo que te involucra.

-¿Qué me involucra?- No entendía nada, y la cara de suficiencia de mi amiga no ayudaba a aclararme las ideas.

-No me tomes por estúpida, escúpelo de una vez.

-Te involucra porque…- Dana se vio interrumpida cuando se abrió la puerta del cuarto.

Estábamos destinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora