Capítulo 6

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La semana se pasó volando. Sólo faltaban tres días para que tuviera que partir, y sentía que no iba a poder despedirme de Beau. Los últimos días los habíamos pasado juntos, yendo de aquí allá, divirtiéndonos, besándonos en cantidades, riendo como locos. No sabía qué iba a hacer cuando subiera al avión y me diera cuenta de que no volvería a verlo.

-¿Qué te pasa?- Beau me observaba desde mi regazo, donde mantenía su cabeza apoyada.

-Nada- mentí, desviando la vista hacia el mar.

-Creo que sé en lo que piensas.

-No, no lo sabes.

Beau se incorporó y me tomó de la barbilla con una mano. Sus ojos verde azulados escrutaban los míos. Ambos estábamos pensando en lo mismo, en el momento en que íbamos a separarnos. No habíamos disfrutado ni una semana juntos. No era justo.

-Ey- dijo, llamándome la atención al ver que desviaba la mirada- No nos vamos a separar Mikela.

-Claro que nos vamos a separar Beau- exclamé con escepticismo.

-Vamos a seguir comunicándonos, te llamaré por Skype, te mandaré fotos. No todo está acabado.

-Sí, todo está acabado. Tú te vas a enamorar de una chica allá, te olvidarás de mí, dejaras de llamarme. Yo también, ¿por qué no? Perderemos el contacto y no sabremos nunca más uno de otro.- dije todo esto con la voz tomada, y una lágrima solitaria recorrió mi mejilla hasta caer pesadamente en mi regazo.

-Eh, eh- me consoló Beau, acunándome entre sus brazos. Hundí la cabeza en su hombro y el llanto no tardó en acudir. Me estaba comportando como una estúpida, Beau iba a hartarse de mí y dejarme ahora mismo, no tendría que esperar hasta que me fuera- No va a pasar nada de eso- aseguró, acariciándome el cabello con una mano.

-Que estúpida que soy- me quejé mientras me separaba de él y me enjugaba las lágrimas- Tendría que estar disfrutando estos días en lugar de sufrir.

-No eres estúpida. ¿Crees que yo no me siento igual? Pero es mejor olvidarnos de eso por un tiempo y aprovechar lo que nos queda de tiempo juntos. ¿Te parece?- La sonrisa de Beau era contagiosa.

-Gracias, te quiero- dije, devolviéndole la sonrisa.

-Yo también te quiero Mikela- Los ojos de Beau brillaron antes de besarme.

Dos días. Era todo lo que nos quedaba. Había pasado la mañana sumida en un estado de depresión que preocupó a Dana, Beau había ido a la ciudad a hacer no se qué con los gemelos y nos habíamos quedado solas en la enorme casa. Cuando tuve un tiempito en soledad las lágrimas no tardaron en acudir y me encerré en el baño a llorar en silencio.

Las vacaciones se habían tornado en algo que no hubiera imaginado nunca. Si me decían una semana antes que iba a pasarme mis últimos días de vacaciones lamentándome y llorando en lugar de disfrutarlos al máximo no lo creería.

Dana se cansó de esperar afuera del baño a que le abriera la puerta, por lo que comenzó a aporrearla, y hasta que no le abrí no paró. Se internó en el baño conmigo y pasamos una hora reloj hablando y llorando, ambas. Al final Dana terminó por tranquilizarme y salí de mi encierro, prometiendo disfrutar del día.

Los chicos volvieron entrada la tarde. Lamenté no haber pasado aquel día con Beau, pero nos habían prohibido terminantemente ir con ellos a la ciudad. No sabía que habían ido a hacer, pero tampoco me importaba mucho. Cuando vi a Beau bajar del auto corrí hacia sus brazos y nos fundimos en un beso apasionado. Toda nuestra concurrencia se quejó y puso excusas para desaparecer de allí.

-¿A dónde me llevas?

-No te puedo decir, no insistas.

Estábamos destinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora