Capítulo 10.- La Noche Jamás Contada

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BETH

Empecé a recobrar la concienca poco a poco, mientras que mi cuerpo se recuperaba de haber tragado tanto humo. Abrí los ojos, encontrandome con el rostro de Lukan. A mis alrededores se encontraban elfos y otros hombres lobo, la mayoría de ellos ex-convictos.

Me miró un segundo y negó suavemente con la cabeza.

"Primero eres una elfa con dotes de lucha impresionantes, desapareces y la siguiente vez que te veo eres la compañera de un vampiro. Tienes mucho que explicar. Falta poco para llegar al campamento."

"¿Cuánto tiempo llevamos aminando."

"Princesa, llevamos cuatro días caminando."

"¿En serio? ¿Y qué ha pasado en estos días?"

"Espera señorita impaciente, aún tenemos que llegar al camamento."

"Dejame en el suelo, no soy un bebé."

"Iremos muy lentos si vas andando y por la forma que te comportas sí que pareces un bebé."Frucí el ceño enfadada y luego sonreí con dulzura. Él me miró extrañado sopesando lo que dentro de mi mente ocurría. Le di una fuerte patada en sus "joyas" y me zafé de sus brazos cuando se doblaba de dolor.

"Jamás me vuelvas a llamar bebé, ¿entiendes chucho?"

"Maldita mujer y todos sus antepasados. ¿Por qué has hecho eso? ¡Ahh!"

"A mis antepasados dejalos en paz, no te han hecho nada. No me trartes como una niña, pude que sea humana, pero soy más letal que tú, aunque... ¿quieres que te haga otra prueba?"

"No gracias." Gruñó. "Los aprecio."

"Bueno, ¿me llevas?" Él me miró desconfiado, pero luego me cogió en brazos, teniendo especial cuidado en que ninguna de mis piernas estuviera cerca de sus "joyas". Infantil. Lo siguiente son sus ojos.

 Seguimos avanzando dentro de la espesura del bosque. Me acostumbré al paso y me quedé dormida encima de su hombro.

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 Cuando me desperté me encontré tumbada en una cama, tapada por una manta. Miré a mis alrededores, era una tienda de campaña. Había más camas a mi alrededor, unas cinco. Salí de debajo de las sábanas y marché al exterior.

 El sol me dio la bienvenida inundandome con sus rayos y sonreí al sentir el calor rodeándome. Había más campañas en el claro. Los árboles nos refugiaban de miradas curiosas, pero no de la ráfaga de viento que venía. Supuse que estábamos en la cima, todo estaba cuesta abajo.

Empecé a ayudar a los elfos recoguiendo la mercancia recibida y guardándola en una de las campañas, alejada de la humedad y el sol. Teníamos todo tipo de alimentos y utensilios como armas. Me sorprendió al ver todo tan organizado teniendo en cuenta que estabamos totalmente alejados de contacto alguno..

Cuando terminamos ya había anochecido y habían encendido una gran fogata en medio del claro. La gente ya se había sentado encima de unos troncos y piedras y comían animadamente de un plato de madera llena de un mejunge de verduras. Me reuí con ellos y yo comí de mi propio plato; tenía que admitir que apesar de tener una pinta bastante mala estaba muy bueno.

"¿Has oido alguna vez hablar la historia de La Noche Jamás Contada?" Me preguntó un elfo muy anciano. Negué con la cabeza, porque sí que había oído pronunciar el nombre de esa historia pero no sabía de que trataba.

"Ocurrió hace mucho tiempo. Era en aquellos tiempos donde los padres de Alex reinaban sobre todo Akaton. Los licántropos, los elfos, los humanos y los vampiros vivíamos en total armonía. Una noche empezó a llover deuna manera jamás vista, truenos, granizo y vientos fuertes azotó con violencia todo los rincones de este mundo. Estábamos atemorizados, incluso los Reyes estaban inquietos.

A media noche, un ejército de hombres lobo entraron en el castillo y mataron a todo ser que se les cruzaba por el camino. Fue una masacre, aún puedo recordar aquellos chillidos desgaradores de la noche. Noparó de llover durante días, como si Akaton en sí sintiese la pérdida de sus Reyes. Alex se convirtió en Rey  y pactó lo que más tarde lamamos Pacto de Sangre. Los licántropos eran expulsados de las ciudades y marginados en las produndidades del bosque. Los elfos éramos sirvientes de los vampiros y todos debíamos de ser fieles al Rey. Estubimos así duante tres años, hasta que Alex no pudo más con su dolor y nos abandonó marchándose a la Tierra." Sus ojos estaban llenos de pena y dolor, incluso parecía que iba a llorar.

"¿Por qué entraron el en castillo sin problema alguno?" Pregunté.

"Lo que Alex no sabía era que uno de sus nobles le había traicionado. Ese noble es el auto-proclamado Rey de ahora. Su mejor amiga, la cual tu llamas arpía, perdió a su compañero ese día y ayudó al noble a convertirse en Rey. Él abrió las puertas del castillo y él contrató a aquellos licántropos expulsados de las manadas para levar a cabo con la masacre."

"¿El Rey tiene nombre? ¿Alex no se dió cuenta de todo ello?"

"El nombre de ese falso Rey no debe ser nombrado, cuando llegue la hora será castigado por los muertos. Alex huyó de Akaton porque el dolor podía con él."

Miré al elfo. Estaba totalmente paralizado, como los demás de la fogata. La voz salía de mis espaldas. Me dí la vuelta poco a poco, para encontrarme con una figura fantasmal.

"¿Paul?" El fantasma sonrió con dulzura.

"Hola Beth."

Bueno, bueno. Para empezar quiero pedir diculpas. Ya se que dije que el lunes subiría el capítulo, pero no me di cuenta que no tenía mi ordenador y he tenido que reescribir todo él. Si que dije sobre la sorpresa, así que aqui está. Muchísimas gracias por vuestros votos y comentarios, me hace muchísima ilusión.

Me gustaría pedir un minuto de slencio por los fallecidos cojines de Arennasa que han MORIO. ;)

MUCHISIMAS GRACIAS POR TODO. Espero terminar la historia antes del 1 de noviembre, ya que deseo participar en los Premios Watty.

Ante todo, muchos besos y que tengáis una buena semana. Bss

Aly (Reinota)

Pacto de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora