Ni una menos

1.6K 109 24
                                    

Sabiendo la total inseguridad que hay en mi barrio, debía protegerme de cualquier asalto, secuestro o violación, la vida como mujer es totalmente difícil en estos tiempos que me genera un terrible miedo a salir.

Solo debía ir a la escuela, al supermercado, a mi trabajo y regresar a mi casa, esa era mi triste y cruel realidad. Viviendo así durante varios años.

Que desaparezca en un instante es imposible, mi deseo de niña bastaba de imprimir más dinero y así nadie sufriría de pobreza, no era tan sencillo. Que la policía hiciera algo al respecto ante una situación, pero lo único que se recibe es corrupción.

Caminaba de regreso , me había despedido de mi compañera de trabajo para poder retirarme; eran aproximadamente las seis de la tarde, me habían ofrecido llevarme a casa a lo que simplemente me negué.

—Avísame cuando llegues a casa, ¿está bien?

—Lo haré, no te preocupes.— Respondí ante el llamado de mi compañera dándole una tierna sonrisa.

Tomé mi bolso y saco mi celular con la función de mensaje de emergencia activado por si ocurre algo. Durante el trayecto, se tornaba más oscuro en solo unos minutos después, tenía un mal presentimiento.

Llamé a mi hermano para no sentirme mal, no quería estar sola a lo que llamaba muy pocas veces. Timbra una, dos, tres veces hasta que logró contestar.

—¿Qué quieres, fea?

—No tienes por qué decirme fea, estúpido.— Repliqué con un tono obvio.— ¿Estás ocupado?

—Interrumpiste mi siesta por la tarde, entonces sí, sí estaba ocupado.— Dijo mi hermano.

—Sigue con lo tuyo, hablamos después.— Traté de no sonar decaída e incómoda.

—No, ahora dime qué tienes, no por nada me llamas así de la nada.

—Perdón, no tenía idea, adiós.— Colgué el teléfono con un poco de coraje para seguir mi trayecto.

Camino hasta lograr tomar el autobús, veo la ruta oscurecida, esperando poder llegar a la parada cercana a mi hogar.

"Oye, no he terminado contigo, ¿qué te sucede?"

Veo el mensaje de mi hermano sin darle una respuesta, siento un poco de miedo en este momento. Antes de que el autobús diera la vuelta y llegar a la parada, bajé con cuidado y mis piernas tambalean después del viaje.

Faltaban unas cuatro cuadras para llegar a mi casa y por fin estar descansando hasta que llega una camioneta lentamente.

Dos tipos se bajan de dicho vehículo y caminan hacia mí, no dudé en correr y mandar el mensaje de emergencia a mis contactos, debía desviarme de mi destino por lo que me presiguen hasta tomarme a la fuerza.

—¡No, déjenme, ayuda!— Grité con mucha fuerza haciendo que alguien.— ¡Ayuda!

—Cállate, perra.— Dijo uno de los hombres rodeando sus brazos tratando de no soltarme.— Sube a la camioneta.

—¡No, por favor, auxilio!

—Cállate, amor, qué histérica eres.— Habló él llevándome directo a la camioneta, no había nadie alrededor.

—¿Sucede algo?—Llegó un chico pelirrojo con mucha tranquilidad.

—Solo es mi novia, está un poco... ya sabes, loca.— Contestó un poco burlón a lo que yo niego rotundamente.

—¿Ah, sí?

—Vamos a cumplir un año y sigue con sus tonterías, ¿verdad, amor?

—Oh, ya veo.— Dijo el chico pelirrojo sorprendido ante tal situación.— Disculpa, pero ella ya tiene dueño, soy yo.

Lo miraba con una sonrisa sin bajar la guardia, trata de tomarme la mano por lo que el hombre saca un arma tratando de amenazarlo con matar al chico.

—Llevarte a mi novia infringe la ley, ¿acaso quieres pelear?

—¡Por favor, ayuda...!

El pelirrojo me mira por unos segundos y se abalanza hacia el hombre que me sostenía, peleando junto con los chicos dando unas cuántas patadas y golpes hasta dejarlos inconscientes, me tomó de la mano y salimos corriendo unas cuántas cuadras más. (Así como golpeó a Nagisa, así mero).

—¿Estás bien?— Cuestionó el pelirrojo mientras yo lo miraba exhausta, solo asentí con mi cabeza.

Mi estómago se había revuelto de los nervios y corro a unos arbustos a vomitar, él recoge mi pelo con cuidado sobando ligeramente mi espalda. Limpio mi boca, no podía estar más avergonzada.

—Yo... lo lamento, estoy tan avergonzada, yo...

—Tranquila, lo bueno es que estás a salvo.— Respondió él sonriendo.— Me llamo Karma, ¿y tú eres...?

—Tn...— Él se levanta ayudándome a mí también.— Eh... muchas gracias por ayudarme, tal vez hubiera sido peor.

—No es nada, no tolero que en la actualidad quieran robarse a las chicas.— Habló Karma suspirando.

—En todo el tiempo en que he estado sola por las calles, nunca me había pasado esto.— Comenté sintiendo un nudo en la garganta.

—Yo que tú me mudaría de casa, seguramente tenían dos meses observándote, no por nada querían secuestrarte así de la nada.

—¡¿Es en serio?!— Suspiré con muchas ganas de llorar.— ¡Agh, no puede ser!

¿Qué se supone que haré ahora? Cerré los ojos angustiada, un montón de cosas pasaban por mi mente; entre ellas, la idea de mudarme a un departamento donde era seguro.

—Si te sientes miedo, no dudes en llamarme, aquí tienes.— Me entregó una tarjeta de presentación, a lo que me sentí un poco más aliviada.

---

Actualmente en mi país se han dado a conocer muchos casos sobre intentos de secuestro o asesinatos a mujeres, una no puede sobrevivir a una sociedad así, ni siquiera he podido dejar el nido por ese mismo motivo.

Cualquier persona que esté leyendo esto, quiero desearle lo mejor y que cuando salga de casa regrese sano y salvo, seas hombre o mujer. Aún así, no se puede evitar este tipo de situaciones.

Conforme pasa el tiempo, esta sociedad se ha vuelto enfermiza para mí, ¿qué ganan con arrebatar una parte de sus seres queridos o amigos? ¡No deben ganar nada! Solo un terrible castigo por dicho delito que cometen.

No saben lo que, tanto mujer como hombre, está desconfiando de cualquier persona por su seguridad. Tristemente no se puede continuar, no en estas condiciones.

One shots [Karma Akabane x Tn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora