¡Mátame!

47 3 0
                                    

NOTA PRE-LECTURA: esto es una continuación del micro-relato "SUSURRO".



 Meses atrás esta misma escena se había dado, pero esta vez los roles se habían invertido.


Aquella noche en el jardín había sostenido el arma y la había apuntado directamente hacia mi pecho, todo debido a un susurro que había aparecido de la nada, estaba totalmente decidido a halar del gatillo ya que con mi sacrificio, ella viviría; temía convertirme en su cáncer, en su veneno silencioso que la consumaría sin que ella se diera cuenta, o aún peor sin que yo me diera cuenta.



Ya con los ojos cerrados, las lágrimas deslizándose de mis mejillas como si de una película a cámara lenta se tratase y con mis manos fuertemente aferradas a la pistola procedía a halar el gatillo, mientras accionaba el mecanismo de disparo entre las sombras y lágrimas aparecía una luz fugaz, una salida inesperada y unas manos delicadas que suavemente me apartaban de la que yo creía sería mi arma homicida, o bueno, suicida.



Ella me miró con sus ojos tiernos e igual de sollozos y llenos de lágrimas, no tuvo que decir nada, ya que con su mirada logró desnudarme al completo y esas manos rígidas y firmes que sostenían el arma se convirtieron en dos brazos abiertos que se entrelazaban para darle un abrazo fuerte y no dejarla ir jamás... O eso pensaba él.



El hecho de llegar a la conclusión de "acabar con su propia vida" (que en este escrito significa salir de la vida de ella para no serle piedra de tropiezo) se dió por falta de balanza y equilibrio.



El equilibrio Google lo define como: Estado de inmovilidad de un cuerpo sometido a dos o más fuerzas de la misma intensidad que actúan en sentido opuesto, por lo que se contrarrestan o anulan. No lograba encontrar ese punto de equilibrio donde la podía amar libremente sin ver comprometida parte de nuestra integridad o en otras palabras, estábamos en constante lucha entre esas dos fuerzas del bien y el mal, de amarla completamente pero teniendo ciertos límites que se supone el verdadero amor no puede cruzar. 



No sé cómo, pero al pasar el tiempo y sin darnos cuenta luego de ese acontecimiento parecía que habíamos encontrado el punto de equilibrio, después que me quitara esa arma de entre mis manos con la cual pretendía erradicarme de su vida todo parecía color de rosas; hasta ayer.



Seis y cuarenta y uno de la tarde (6:41p.m), al leer su mensaje: "Oye, me gustaría hablar un tema super importante, pero tengo miedo", no pude evitar que se me acelerara el corazón, o sea, una persona muy importante en mi vida quería hablar algo muy importante para ella.


 Aunque no estaba seguro qué era o si tenía que ver conmigo, pero no dejaba de causarme curiosidad, curiosidad que me calcomia aún en medio de una reunión super importante, curiosidad que aumentó aún más cuando culminó su mensaje con un: "Pero no será ahora" a lo cual le insistí con otro mensaje para que me respondiera inmediatamente, mensaje que no tuvo éxito debido a su tajante silencio.



Más tarde y aún sin saberlo, nos encontraríamos, quise evitar el tema a toda costa, quise respetar su desición ya que en sus propias palabras: "no estaba lista para hablar de ese tema super importante". Luché contra mí mismo para respetar su negatividad de abordar el tema, pero es que la curiosidad no conoce de respetos ni de tiempos, sólo le interesa saber la verdad ¡cuanto antes! Y más si a esto le sumamos que se trataba de SU verdad.

Microrrelatos no tan micros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora