Susurro

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 Volvió a susurrarme, no al oído, más bien al corazón, aunque fue la primera vez que lo hizo de una manera tan intensa, o así lo sentí, supongo que por el grado de importancia de la desición qué estaba a punto de tomar; bueno, es que no se anda sacando del corazón a la persona más importante de tu vida todos los días.  


Sostuve el arma y la coloqué justo al centro de mi pecho, solo restaba halar el gatilo.


Lo curioso es que son más las ganas que tengo de no hacerlo que de hacerlo, pero lo haré! no por forma cuantitativa, más bien porque la amo.

Y aunque son más las ganas de no hacerlo, son muchas más las razones por las que debería hacerlo.

Una de las cosas más características del amor es proteger al ser amado, protegerlo de todo aquello que supone una amenaza para él o ella, lo chocante es que yo mismo me convertí en su amenaza, así que debía erradicar la amenaza, debía, erradicarme a mí mismo. 


La Biblia dice que no hay mayor amor que el que dé su vida por sus hermanos, darse en sacrificio! Ella se convirtió en mi vida, así que el olvidarla, el matar ese sentimiento significaría matarme a mí mismo, y con ello a ella. El olvidarla no era un acto de sacrificio, era el mayor acto de amor que podía hacer. 



Todo esto fue el resultado de un susurro inicial que llegó de lo más dentro de mí mismo.


 ¡Maldito susurro! 😑


 ¡Maldito porque siempre tiene la razón! 


¡Maldito porque al final de cuentas no hay quien me conozca mejor que él! 


¡Maldito porque quien mejor consejero qué tú voz interna... tu susurro¡.   

Microrrelatos no tan micros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora