O 5

5.1K 538 345
                                    

—¿Qué estás haciendo?.

Me encontraba metida en la pequeña habitación bajo las escaleras, lugar utilizado como depósito y lugar del cual quería sacar algo, y no lo encontraba.

—Papá. —llamé a duras penas—¿Recuerdas esa vara que solías dejarme cuando me quedaba sola en casa? Por si algún ladrón entraba.

—Yo jamás te dejaba una vara, tú conseguiste esa rama seca y extrañamente más dura que el cemento por tu inexplicable paranoia. —su voz se oyó más cercana y al girar mi cabeza a mis espaldas pude ver que se había adentrado levemente al lugar.

—Cómo sea. ¿Donde está? —pregunté queriendo perder la paciencia. No era paranoia, yo veía realmente muchas sombras asechando la casa.

En aquel angosto espacio a duras penas entraba yo, y cuando él entró bruscamente casi vómito el desayuno por la forma en la que fui aplastada contra las cosas ahí apiladas.

—Aquí está. —habló saliendo del pequeño espacio y dejándome al fin respirar.
Salí tras el cuando mi estómago estaba en orden.

—Gracias. —tomé con una sonrisa el objeto y le sonreí.

—Pero, ¿para qué lo quieres? —enmarcó una ceja y me miró confuso—No estarás pensando...

—¡¿Qué?! Ese tipo necesita concentración y esto se lo dará perfectamente. —lo corté antes de que empezará a reprocharme.

—¡¿Estás loca?! —hizo una mueca de espanto y levantó la voz—¿Piensas golpear al pobre muchacho para que aprenda? Así solo lograrás que te odie y odie el estudio.

—Le voy a dar la clave del éxito. —sonreí orgullosa y eleve la vara en mi mano cual trofeo.

—Dame eso. —papá arrebato de un solo tirón el objeto que sostenía y sin dejarme decir más se lo llevó gritando que me prohibía usarlo.

El sonido del timbre me interrumpió antes de que pudiera gritarle a papá e ir corriendo por mi vara del buen estudiante.

Jaemin, solo puede ser él.

Mascullando algunas maldiciones y a la vez pensando en un método para hacer que ese tipo aprenda a sumar, me encamine a la puerta y abrí esta.

—¡Buen día! —saludó enérgicamente mostrándome una amplia sonrisa y sujetando con fuerza las correas de su mochila.

—Buen día. —me hice a un costado dejándolo pasar.

Sin demorar mucho me apresure a avanzar hasta el estudio donde hace dos días habíamos estado dando una pequeña introducción a nuestra vacacional estudiantil.

—Dejame revisar tus cuadernos. —ya dentro de la habitación y bien acomodados en nuestros respectivos asientos pedí al chico sus anotaciones de la escuela.

Asintió efusivo y sacó de su mochila tan solo dos cuadernos.

—¿Solo esto? —cuestione extrañada y frunciendo mi entrecejo.

Asintió.
A comparación de él yo tenía como diez cuadernos más.

Despegue mi mirada de él y la dirigí a los cuadernos que sostenía con mis manos y que empecé a hojear...

...y, ¡Dios mío!

—Dime que esto lo ha escrito tu hermano de cinco años. —voltee mi mirada a él.

—No, no tengo hermano menor. —curveo sus labios en una ligera sonrisa y entrecerro levemente sus ojos.

Bien, incluiremos una clase dedicada únicamente a su caligrafía, porque no entiendo ni un carajo de esto.

GENIUS ╭ Na Jaemin ╮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora