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Habíamos culminado con Jaemin una semana de duro estudio y debía admitir que él realmente se estaba esforzando bastante. Era domingo y dado que habíamos avanzado bastante, nos tomaríamos este día libre.

— ¡Yiyi! —la voz de papá me llamó desde la cocina y no demoré demasiado en reaccionar.

— ¡No me llames así! —grité para que pudiera oírme mientras fruncia mi ceño y empezaba a levantarme de mi cómodo asiento.

Lo oí reír fuertemente.
Caminé hasta la cocina y ahí estaba él, sonriendo ampliamente orgulloso por haberme fastidiado.

— ¿Mi linda Yiyi sería tan amable de ir a comprar para papá unas cosas que se le olvidaron? —preguntó canturreando.

— Si me sigues llamando de esa forma no te voy a dar ni la hora. —lo observé desagradada.

Tiró su cabeza hacia atrás y soltó una fuerte carcajada.

— Eres tan dulce. —ironizó en tono meloso— En el mesón hay una lista con algunas cosas que olvidé comprar ayer, y encima hay dinero suficiente cómo para que te compres una docena de esas galletas que tanto te gustan. —indicó mientras se agachaba y abría el horno de la cocina para limpiar este, hoy le tocaba a él todo el aseo de la cocina.

— Solo voy por las galletas. —tomé la lista y el dinero del mesón a sus espaldas y subí rauda a mi habitación en busca de algo decente para vestir pues la camiseta gigante y los shots sueltos me daban la misma imagen de un indigente.

Luego de haberme vestido con algo cómodo y fresco, pues era verano y no quería algo demasiado abrigador, salí velozmente de casa con las intenciones de hacer todo rápidamente y no demorar mucho, había maratón de Doraemon en la televisión y no iba a perdermelo.

Eran las 3:35 de la tarde por lo cual no tenía demasiado tiempo, pero yo era veloz, así terminaría las compras a tiempo.

Corrí en dirección al más cercano almacén que afortunadamente no quedaba muy lejos.

Doblé por la esquina de la cuadra donde se ubicaba el local y frene abruptamente y me escondí nuevamente detrás de la esquina. Se trataba de Jaemin quien salía sonriente y feliz con bolsas en mano en dirección contraria, no iba a alcanzarlo pues sería innecesario, yo solo quería llegar rápido a casa.

Espere a que se perdiera por la otra esquina y salí de mi escondite con más prisa hacia el almacén.

Una campanilla anuncio mi entrada.

— ¡Buenas tardes señora Lee! —la anciana que atendía en aquel basto almacén levantó su mirada hacia mi y percibí, a diferencia de otras veces que me recibía sonriente, que me miraba con preocupación y angustia.

— He olvidado darle su cambio al joven que salió antes. —me expresó con una voz que reflejaba su desesperación pues aquella mujer era extremadamente preocupada y nerviosa, y olvidar darle su cambio a un cliente solo la hacía entrar en angustia y desesperación.
¿Qué podía hacer yo?
La miré y lo pensé, no hacía mucho que Jaemin había salido de la tienda así que podría alcanzarlo.

— Por favor, alisteme estas cosas. —le entregué mi lista—Yo lo alcanzare.

La expresión en el rostro de la anciana cambió y sacó dinero de la caja mientras sonreía ampliamente.

— Volveré rápido. —sonreí y salí corriendo del almacén.

¿Qué tanto había podido avanzar Jaemin. Aquellos lugares no eran demasiado poblados y sería difícil que se confunda con la gente pues con suerte por aquí solo andábamos él y yo.

GENIUS ╭ Na Jaemin ╮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora