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Me habían sacado de la dirección y mientras todos los alumnos se despedian de sus amigos hasta el siguiente año, yo estaba sentada fuera de la dirección esperando a que por alguna gracia de los dioses la directora Park decidiera perdonarme.

No me estoy quejando. Me puse algo nostálgica al ver como todos se abrazaban y reían despidiéndose de sus amistades mientras yo, solo espero a que me releven de un castigo en cual tengo bien merecido. Soy una tonta, lo acepto. Pero no importa cuantas veces vaya y reporte que todos se burlan de mí, nadie me hace caso y tengo que hacerme justicia yo misma.

"Porque nadie tiene derecho a burlarse de mi".

El pasillo a esta hora se encontraba totalmente vacío. Ni un alma recorría el lugar y corría una fría corriente de viento que empezaba a hacerme tiritar.

—Yun —llamaron e inmediatamente me levanté del suelo al pie de la puerta de dirección.

Era la directora que se encontraba al final del pasillo. Me hizo una seña con la mano y corri hasta ella muy velozmente.

Parecía ser que nos dirigíamos a lo que sería la amplia oficina de la secretaria, quien a estas horas ya debía haberse marchado, incluso pasó frente mío lanzandome una mirada despectiva.

La mujer abrió la puerta para mí y de una forma extrañamente amable me invitó a pasar.
La miré extrañada. Aquella no parecía ser la mujer que algún rato antes me gritaba que me largara de su instituto.

Me adentre al espacio y en este se podía observar el amplio escritorio y como todo estaba meticulosamente ordenado y cuidado.
Pero no estábamos solas en el lugar.
Una de las dos sillas frente al escritorio estaba ocupada por lo que logré reconocer como un chico, quien al oirnos entrar se volteó bruscamente a ambas.

—Yun, siéntate —indicó la mujer a mis espaldas y rápidamente desvíe mi mirada de él.
No recuerdo haberlo visto antes pero a simple vista se ve del tipo amable.

Me senté a su lado en la otra silla disponible y le dirigí una última mirada con el rabillo del ojo, al parecer este se dio cuenta y soltó una ligera sonrisa.

—Na Jaemin. —llamó y el nombrado, empezó a frotar sus manos en sus rodillas intentando secar su sudor—Tu conducta es más impecable que una camiseta blanca recién comprada. A diferencia de otros alumnos... —me dirigió una veloz mirada dándome a entender a quien se refería—, tu siempre eres demasiado educado, colaborador y dulce en tu trato con los maestros y demás compañeros.

¿Eso existía?
No lo creo. ¿Como alguien podría soportar a toda esa bola de adolescentes escandalosos y hostigosos? Este tipo debe ser un santo como para querer a todos.

Estaba camino a dirigirle una mirada despectiva cuando la directora llamó mi apellido.
—Y tú Yun, tus notas son tan hermosas que juro se me han humedecido los ojos al ver lo brillantes que son. —iba a sonreírle cuando vi que su expresión algo animosa cambió a una totalmente seria—Pero Na Jaemin tiene la peor nota de la escuela, mientras Yun BaeYi tiene el historial de conducta más manchado de toda la historia de historiales de conducta manchados.

Trague en seco y mi pulso volvió a tener desperfectos.

—Directora Park, yo sé que no soy el más inteligente pero si me da una oportunidad más voy a esforzarme y lucharé por una nota promedio —el chico a mi lado se apoyó sobre el escritorio y lanzandole una mirada de súplica juntos sus manos, tal y como yo lo había hecho antes.

Una sonrisa tranquila por parte de la mujer frente a nosotros me hizo sospechar que traía algo entre manos. Entonces recordé que le había dicho que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por no ser explusada.

Dirigió su mirada y sonrisa a mí.
—Yun, habías dicho que estabas dispuesta a lo que sea por no ser botada, hasta limpiar todo el colegio por todo el año ¿no es así?.

Por mi mente cruzó toda la odisea que tendría que pasar mi padre para buscar otro instituto y toda la cantidad de dinero que tendría que pagar y, nuevamente, asentí segura a sus palabras sabiendo que aquello me costaría.

—Bueno. El asunto está resuelto. —soltó un gran suspiró como si se aliviará de una carga. —Quiero que presten mucha atención a lo siguiente porque solo tienen esta oportunidad más, si fracasan yo misma los hechare de este lugar. —ambos nos inclinamos apoyándonos más sobre el escritorio. La mujer acomodó sus lentes con una sonrisa complaciente—Yun. Todas tus vacaciones quiero que prepares a Na. Quiero que lo hagas estudiar hasta que se le quemen las pestañas, él será tu responsabilidad ahora. Ambos van a sacrificar sus vacaciones por esto. Na vendrá a rendir un examen antes de dar inicio a las clases y si él consigue aprobar el exámen entonces haré un borrón y cuenta nueva con tu mala conducta y ambos podrán permanecer en este instituto.

—¡Gracias! —gritó el chico a mi lado con un tono enérgico.

Yo realmente no sabía si agradecer. Conociendo mi nivel de socializacion quizás aquello fracase, pero si fracasaba entonces papá me dejaría de hablar y todo se iría al demonio.

¿Qué más podía hacer?
Estaba dispuesta a aceptar las consecuencias sin importar cuan cruel sonará sacrificar mis vacaciones, debía dar todo para resolver este lío.

Sin más que decir la directora nos deseó suerte y pronto nos sacó de la oficina cerrandonos la puerta en la cara. Esa mujer era lista. Se deshacía de dos problemas a la vez, sin ningún esfuerzo.

—Mucho gusto, me llamo Na Jaemin y prometo esforzarme mucho. —habló manteniendo el tono enérgico y extendiendo su mano a mí.

Vamos BaeYi, intenta ser amable con el pobre chico, no tiene la culpa.

—Yun BaeYi. —sonreí y tome su mano agitando esta. Esa cercanía era extraña, si yo no tenia muchas amigas mucho menos tenia amigos y no sabia bien como tratar a los adolescentes varones.

Pero si me hacía perder la paciencia lo patearia como a un balón, de eso no había duda.

Un silencio incómodo se formó y no supe que más hacer que pasar por su lado en dirección a la salida.
Mi paso apresurado tenia las intenciones de perderlo pero no dio tanto resultado ya que pronto me alcanzó.

—Espera. ¿Donde vamos a estudiar?.

Me detuve bruscamente y fue en ese preciso momento que me di cuenta en lo que me habia metido. A las duras penas me soportaba a mi misma dentro de aquella casa y bueno, mi padre que pasaba todo el día fuera no contaba. ¿Cómo se supone que podria aguantar horas de lunes a viernes a un chico que de todo sonríe y tiene amigos mil?

Definitivamente el parecía el tipo que le ponía calma a todo, y no, obviamente yo no era así.
Aunque debería admitir que necesito aprender de él. Ya he admitido que si sigo con esta actitud meteré en muchos líos a mi padre y a mi misma, por lo que quizás su presencia afecte de forma positiva a mi carácter.

—¿Pasa algo? —salí de mi trance y lo pude observar agitando su mano frente a mí.
Él, al ver que volví en mí, sonrió y se giró de nuevo a seguir el camino. Dio unos extraños brincos como niña pequeña y al ver que no le seguía volvió otra vez a verme.
—Vamos ¿Qué esperas?, tenemos mucho por estudiar.





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Un capítulo más para que entiendan mejor la historia.

Ah, cierto. La rayita al fin ha sido bautizada con un nombre.

GENIUS ╭ Na Jaemin ╮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora