GENIUS ╭ Na Jaemin ╮

O 7

— No hay vuelta a atrás Yun. Aceptaste y ese es el trato, a menos que quieras...

— ¡Está loco! —exclame con indignación interrumpiendola— ¡Tiene un grave problema de bipolaridad!

— Bueno, entonces serás expulsada. —frunció su ceño y habló en tono duro luciendo algo cansada por mi insistencia.

— Ok, Jaemin es muy adorable y lindo. —sonreí y cambié drásticamente mi rostro de enfado por uno de alegría. No podía permitirme ser expulsada.

— Así me gusta. —sonrió complacida— Ahora, si no te molesta, debo seguir con mis papeleos.

Di un cansado suspiro de resignación y dandome media vuelta salí de la oficina.

Era raro visitar la escuela en época de vacaciones, era de mi conocimiento que esta siempre permanecía abierta y al parecer la directora prefiere pasar tiempo aquí que en su casa, así que no fue difícil encontrarla.

Luego de haberme sentido extremadamente atacada por Jaemin y su cercanía supe que quería deshacerme de él y a eso vine, pero tan solo perdí mi tiempo, la directora no cedió a darme otro castigo.

— ¿BaeYinnie? —y ahí están, cómo un jodido chicle en el zapato del que no podías deshacerte— ¿Qué haces aquí?

Se acercaba a la entrada de la escuela mientras yo salía de esta, sostenía su mochila por las correas y dio un leve brinco antes de pararse frente mío.

— La pregunta es: ¿qué haces tú aquí? —devolví la pregunta con un ceño fruncido.
Yo, querido Na, vine aquí para tratar de alejarte de mí, pero ya me di cuenta que es prácticamente imposible.

— Vine a intentar sacar unos libros, así no tienes que sufrir tanto conmigo. —sonrió dejándome ver su condenada perfecta dentadura.

Idiota, no entiendo porqué cuando intento odiarlo simplemente verlo sonreír me lo impide.

— Vamos a casa, hay mucho por estudiar. —retomé mis pasos y empecé a avanzar con dirección de regreso a mi casa.

— ¿Y los libros? —preguntó alcanzandome.

— Tengo los suficientes en casa. —respondí apresurando mi paso.

— ¿A que viniste? —insistió alcanzando mi rápida caminata.

— No te interesa Na. —corté rápidamente la conversación, no iba a darle explicaciones de mi infructuoso intento de quitarmelo de encima.

Llegamos a casa con él atrás mío hablando sin parar sobre como había sido su fin de semana.

— Que divertido —comenté cambiando drásticamente mi tono de voz por uno muy animado— Ahora haremos algo más emocionante.

Avancé por los pasillos con Jaemin muy cerca mío.

— ¡¿En serio?! —expresó con emoción.

Sonreí con maldad para mis adentros.
Claro Jaemin, nos divertirnos mucho.

— ¡Vamos a aprendernos los 206 huesos del cuerpo humano! —anuncié mostrando mi más amplia sonrisa y viendo como la suya desaparecía de su rostro; solté una carcajada y me adentre al estudio donde a diario intentaba meter algo en su estúpida cabeza— ¿No es magnífico?

Se cruzó de brazos e hizo un puchero con sus labios.

— Ya no es tan divertido. —se negó a entrar y mantuvo esa expresión, hasta cierto punto adorable, en su rostro.

— Lamento informarte que no estás en la posición de elegir. —y yo tampoco, por más que quisiera— Así que más te vale que muevas tu trasero hasta aquí porque vas a aprenderte todos en un solo día.