Parte 22

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Cuando creí que  me había olvidado de mi ex, allí estaba ella, en el que había sido nuestro apartamento. El sitio donde despertábamos juntos, donde había terminado haciéndome las preguntas correctas un poco tarde y sin darme tiempo para cambiar nada. Tal vez fue mejor estar con Silvana, pues solo faltaría que llamara o que usara la llave que olvidé que ella aún tenía y nos encontrara tan juntitos, igual si no tuviéramos nada que explicarle.

Nunca levanté la voz con ella, nunca gritarle ni usar un insulto en momentos tensos, pero había hecho un esfuerzo inédito por olvidarla, por borrarla como si nunca hubiera existido. Al entrar, ella ya no habría encontrado fotos de los dos, ni nada que recordara lo nuestro.

Miré una segunda vez la grabación.Primero parecía buscarme, llamarme. Luego, convencida de que no estaba, habría dado un paseo por los recuerdos, solo que no había. Yo mismo no recordaba antecedentes de borrar a alguien desde que los antiguos egipcios borraron todo registro de uno de sus nobles y lo eliminaron por completo de la historia, quién sabe por qué.

Por último, se sentó en el sillón frente a la cámara y comenzó a llorar. Así parece haber estado un largo rato, desahogándose sin tener esta vez un hombro o un abrazo.Me daba pena porque no ha sido ni es una mala persona, y porque yo hubiera seguido la relación que teníamos si por mí fuera. Me daba pena porque me dolió en gran medida que quisiera separarse de mí,aunque después lo viera como un error, y para ser sincero conmigo mismo...porque la quería. ¿Será que en parte todavía la quiero, o solo un sentimiento de empatía ante el sufrimiento ajeno? En el pasado le hubiera besado por donde bajaban las lágrimas, le hubiera dicho que las cosas se pondrían mejor, porque de los dos depende, y ella sabría que así sería.

Busqué su nuevo número. No tardó mucho en responder, mientras yo miraba extrañado la tarjeta donde se encontraba escrito: dos lados, como una moneda, y un mundo diferente que tenía su marca de cada lado.

-Tenemos que hablar.-le dije.-Si no tienes algo urgente que hacer ahora mismo, me gustaría que nos encontremos en algún café.

Ella aceptó, con un tono de voz diferente al que mostraba unos momentos antes. ¿Estaría abrigando esperanzas? Yo, por mi parte, debía hablarle, y no sabía bien por dónde empezar.

Una nueva llamada, esta vez para Silvana:

-Voy a pasar por allí, sería importante que vengas conmigo y tengamos una reunión con alguien, seque no estaba previsto, pero es importante...¿Quién? Será mejor que te lo cuente personalmente, voy en camino.



Silvana no dejaba de insistir con preguntas mientras yo procuraba concentrarme en el tránsito.Conducía mejor el auto que la situación.

-Si, tal como lo dije, mi ex estuvo en el apartamento alrededor de una hora antes que nosotros, parecía que me estuviera buscando. Hubiera jurado que no tenía otras copias de las llaves, y nunca creí necesario cambiar la cerradura, siempre hubo confianza entre ambos, como hay en una buena relación.

-¿Como la que has tenido conmigo? -Ella seguía molesta, supongo que con razón.

-Te dije sobre mi colaboración con las autoridades aún con riesgo de meterme en serios problemas. En cuanto a ella...creía que la estaba olvidando, y traerla a la conversación no hubiera ayudado en ese sentido.

-A veces me sorprendes, tan listo para unas cosas y no para otras. A menos que tuvieras ese aparato ridículo de los hombres de negro en las películas, no vas a conseguir olvidar ni que otra persona olvide. Lo superas, vives con eso. Después de cuanto te conté...¿Crees que haya olvidado a cada persona buena o mala que haya conocido, cada amistad o cada decepción?

Polos apuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora