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Una semana pasó desde que Solsticio le contó a Harry su hipótesis, días en los cuales, Louis y Finn habían mejorado.

El rizado pasó el mayor tiempo que pudo junto al ojiazul. A veces hablaban, a veces lo veía dormir. El líquido que Isla les daba – Que tanto Finn como Louis concluyeron que sabía a jabón y era horroroso – Les provocaba que estuviesen cansados la mayor parte del tiempo. Era como una gripe fuerte, solo que esto era más complicado.

A pesar de que Harry había tomado las tareas de Louis más las suyas y estaba exhausto, cuando el mayor pudo volver a dormir con él y se metió bajo sus sabanas, ignoró el profundo cansancio que le hacía sentir un vacío en el pecho. Amaba recordarse que Louis estaba cerca, y que se querían demasiado.

El ojiazul emanaba una agradable energía que indicaba de manera sutil sus sentimientos por Harry, por lo que él sabía y sentía los sentimientos de su pareja, y eso le encantaba.

- ¿Cómo te sientes? – Preguntó pasando sus brazos por debajo de las articulaciones de los hombros del mayor, acercándolo y acariciando su cabello con su mano izquierda, la derecha acariciando su espalda.

- Estoy adolorido y aún siento esa cosa horrible que debía tomar en la boca – Admitió – Fue como una depuración de esas que hacía uno de los chicos de la cafetería, que tragaba gasas y las vomitaba para limpiarse – Harry sonrió con una mueca de asco, recordando a Jesse, un chico bulímico que trabajaba en el bar cafetería y que excusaba su trastorno alimenticio con la técnica de las gasas.

-No puedo creer que hubieras accedido a intentar aquello.

-Fue asqueroso.

-Dímelo a mí – Sonrió recordando aquel momento donde el castaño se había enfermado del estómago por aquello y tuvo que cuidarlo – Al menos ya estas bien.

-Sí, pero quiero quejarme un poquito de lo feo que fue – Rió, recostándose sobre su mejilla en el pecho del menor – Extrañé estar contigo. Fue horrible sentirme enfermo y estar solo. Siempre has estado cuando me sentía mal.

-Yo también extrañé dormir contigo. Extraño aquellos días donde todo era normal y tranquilo.

-Pronto volveremos a casa, a nuestro hogar, yo lo sé – Louis respondió con un tono esperanzado y cansado.

- Eso espero – Murmuró mirando hacia el techo, el ojiazul comenzando a dormitar poco a poco – ¿Lou? – Susurró, deteniendo los masajes en su cuello.

- ¿Mhm? – Preguntó, sus sentidos ya dormidos. El rizado decidió no hacer aquella pregunta en aquel momento, ya habían sido días difíciles para Louis.

-Nada, duerme – Finalizó la conversación, la preocupación pintada en su semblante. El mayor se quejó de que el rizado no le dijera, refregando su nariz en la mejilla del menor, besando con suavidad allí.

- ¿Qué sucede, H? – Suspiró, con los ojos entreabiertos, poniendo las manos en su rostro y dejando caricias. El rizado se derritió con aquella acción, y no pudo evitar susurrarle al oído:

-Que eres muy lindo y tierno – Louis se sonrojó como si Harry nunca le hubiese dicho algo parecido, riendo y dejando caricias donde previamente había dejado el beso, un hoyuelo mostrándose con timidez.

- Te amo – Suspiró el mayor, besando su frente y agarrando las manos de este, mirándolo a los ojos – Daría mi vida por ti, ¿Lo sabes no?.

''No, Harry no sabe todo lo que pasó por intentar mantenerlo a salvo. No sabía sobre la cisterna, sobre el cuarto gris o el rojo.''

''Aunque lo volvería a hacer, no importaba si Harry deja de amarme, nunca lo cambiaría, creo.''

Sintió un vacío, y deseaba llorar ante lo abrumadora que era la mente del mayor más no podía, porque a Louis lo torturaba más.

Vermisst : The Colorado Project | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora