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Las emociones se volvían un mar de líneas y puntos; Los días malos eran líneas y venían en mayoría pero quizá, si tenía suerte, los puntos serían dos días a la semana.

Por alguna razón, Louis había recaído. 

Los días malos se debían no solo a la fuerte ansiedad, la cual le causaba despertarse en medio de la noche con ataques de pánico, si no a cómo demasiados dolores físicos se habían hecho presentes y empeoraban a cada día. El dolor de espalda era el peor; Lo forzaba a recostarse en el suelo entre bufidos de dolor y maldiciones por el frío que no ayudaba a que este disminuyera, ni tampoco las pastillas.

Ambos se encontraban en la cama, Harry masajeando desde los hombros hasta la cintura del ojiazul.

- ¿No alivia? – Susurró, pasando sus brazos por su torso para atraerlo hacia su pecho. Louis negó en un suspiro. El dolor se asimilaba a no tener carne ni piel cubriendo sus huesos, estos absorbiendo el frío y rozando cada maldita superficie. - ¿Quieres que le pregunte a Sara si puede ayudar con el dolor?

- Lo que sea, pero necesito que pare o te juro que me mataré – Sollozó masajeándose la nuca, llevando sus rodillas al pecho para quedarse tan inmóvil que nada le causara dolor.

- Calma – Murmuró con desesperación para luego saltar desde el colchón hacia el suelo.

Salió de la habitación haciendo el mayor silencio posible, intentando que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad lo suficiente para distinguir donde estaba la pelirroja.

Notó una mata de cabello anaranjado colgar desde una de las literas, por lo que se acercó quedando de cuclillas a un costado.

- ¿Sara? – Susurró. Esta se dio vuelta al instante, observándola confundida pero sin rastro de sueño en sus ojos.

- ¿Qué sucede? – Sorbió por la nariz, respondiendo con voz entrecortada.

- ¿Estas bien? – La chica asintió, incorporándose mientras apoyaba su antebrazo en el colchón, dejando ver vendas en sus brazos – Necesito preguntarte algo – Volvió a asentir pero ahora refregándose los ojos, sentándose al borde de su cama – Tú... Uhm... ¿Puedes disminuir el dolor físico de alguien?

- ¿Louis no mejora? – Harry negó con la cabeza – Solo si tiene alguna herida interna o algo, pero puedo intentar – Sara tomó el sweater a los pies del edredón y se acomodó en él. Ambos se levantaron dirigiéndose a la habitación separada donde dormían con Aaliyah.

La chica examinó lo poco agradable que era aquel lugar, con marcas de agua en las paredes que daban la impresión de que el techo sangraba y papel cubriendo las paredes, el cual colgaba de a gajos y soltaba demasiado polvo.

Sara se arrodilló junto a Louis, este con restos de lágrimas en sus mejillas y la nariz enrojecida – Haré todo lo posible para que alivie, pero no puedo prometerte nada, ¿Vale? – El ojiazul asintió – Recuéstate boca abajo, despacio.

La chica tenía un suave tono de voz que ninguno de los dos había escuchado jamás, mientras le ayudaba a voltearse con sus delicadas y esqueléticas mano dirigiendo su cintura. 

La pelirroja levantó su camiseta para exponer la piel de su espalda, frunciendo el ceño por un milisegundo al notar cicatrices en esta.

- ¿Ves algo extraño? – Preguntó en voz baja el ojiazul, observando hacia la pared mientras pellizcaba la almohada con nerviosismo - ¿Harry? ¿Sara?

- Harry, tú tienes percepción extrasensorial, dime qué es – La voz de la menor vibró en un susurro – Tú no te preocupes Louis.

El rizado se subió a la cama, quedando de rodillas junto al mayor. Había una extraña forma en su espalda baja, como una píldora, enrojecida e hinchada a los alrededores.

Vermisst : The Colorado Project | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora