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Un gran cartel bastante desgastado y viejo anunciaba ''Bienvenidos a Saratoga''. Una rotonda con una fuente y una estatua de un caballo era la bienvenida al pueblo, así como un alargado motel color marrón de un muy mal aspecto.

Aaliyah pidió luego de un rato alimentarse, para después dormir lo que había quedado de viaje. Harry supuso que el frío del ambiente y las mantas en las que estaba envuelta eran la principal razón de que esté somnolienta.

Solsticio aparcó la van entre dos líneas blancas que delimitaban el espacio para que se respeten lugares con facilidad, y antes de bajar, esta le pidió a Louis para cargar a la bebé.

El césped estaba descuidado, y había un gato negro sin vida al costado de la carretera, emanando un olor desagradable. Harry frunció la nariz ante esto, entrando a la recepción del lugar lo antes posible.

Finn sostenía a Gianna por el antebrazo como si fuesen una pareja, cubriendo sus muñecas amarradas por un precinto con una manta.

Una mujer regordeta de unos cincuenta y tantos los recibió. Vestía una blusa roja escotada y un abrigo gris; Su olor era desagradable, como a cigarrillos y algo más, y sus dientes estaban grises y podridos, por lo que su aliento tampoco era el mejor.

La sala era de un color vino, con un cuadro deprimente de un hombre cubriendo la boca de una joven que parecía un ángel, similar a la mujer de la recepción pero más bonita, la cual intentaba volar pero aquel hombre la atraía hacia a él.

Harry intentó que su disgusto no se retrate en su rostro, por lo que sonrió.

-Solo me quedan dos habitaciones – Mencionó cortante, frunciendo el ceño ante la presencia de Aaliyah – Tenemos una para dos personas y otra para tres.

Aquello les llamó la atención, pues no había otros autos en el estacionamiento.

''Sara, tu don servirá si Gianna intenta hacer algo, sería conveniente que tu estes con ella y alguien más. Los de dones más peligrosos, por así decirlo'' El rizado comunicó a la pelirroja, quien asintió.

- Ustedes tres podrían ir a la primera opción – Sara comentó, señalando a Solsticio, a Harry y a Louis – Será mejor para la bebé. Nosotros iremos a la segunda – Le sonrió con mirada altanera a Gianna, quien suspiró bajando la mirada.

- Son ciento cincuenta y seis dólares – Anunció la mujer desganada mientras esperaba que alguno sacara de sus bolsillos algún valioso billete.

- María, debes mencionar los descuentos – Un hombre delgado de rizos rubio y con sonrisa cálida pero a la vez sádica regañó, empujando a la mujer y tomando su lugar - ¿Cuántas veces debo repetírtelo?

Algo no estaba bien, algo estaba mal allí, y podía percibirse.

-No creo que sea necesario, podrán pagarlo, ¿Verdad? – ''Dios mío por favor que tengan el dinero suficiente'' Pensó la mujer.

Solsticio revolvió en su bolso y sacó dos billetes arrugados y una pequeña bolsa con algo dentro que se traspapeló entre estos. Louis pensó que era similar a la cocaína, y Harry le susurró que cómo demonios sabían cómo lucía aquella droga, obteniendo un encogimiento de hombros en respuesta.

-Tengo cien – Anunció mientras dejaba dos billetes de cincuenta dólares en frente del hombre - ¿Alguno tiene...?

- Yo pagaré el resto – Interrumpió Gianna.

-María te cobrará. Ustedes vengan – Señaló. Harry le dedicó una última mirada a Gianna, quien le sonrió y, por alguna razón, no pudo saber en qué pensaba.

 Harry le dedicó una última mirada a Gianna, quien le sonrió y, por alguna razón, no pudo saber en qué pensaba

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Esa noche tomaron turnos para cuidar a la bebé, quien se encontraba demasiado inquieta.

Solsticio le cambió los pañales, Louis intentó que durmiera y Harry la alimentó pero nada parecía hacer efecto. Solo se calmó cuando la rubia le hizo con mucho cuidado masajes en la espalda, sosteniéndola contra su pecho e indicándole a la pareja que intentaran dormir y que en un rato despertaría a uno para tomar su lugar, lo cual el ojiazul negó porque ya había hecho bastante, así que él se hizo cargo de la pequeña.

Louis estaba sentado contra la pared, dejando sus piernas bajo unas mantas celestes que había como extra para el frío, la bebé sobre ellas mientras sostenía sus manitos y las movía de un lado a otro, haciendo que esta sonriera.

-Duermes de día y juegas de noche, no seas así – Protestó en voz baja el ojiazul mientras Aaliyah seguía sonriéndole, moviendo sus pequeñas piernas – Ojalá tuviera algún juguete, seguro te gustaría. A mis hermanas les encantaba jugar con sus osos de peluche, hablaban y hablaban por horas – La bebé estornudó, por lo que Louis la acomodó entre sus brazos y con un pañuelo le limpió la nariz – Al menos no tengo que dormir.

Aaliyah se llevó un dedo a la boca y torció la cabeza, como si le diese curiosidad lo que el hombre que la sostenía decía, incluso si no entendía.

Al notar que su voz no estaba, le dio varios golpecitos en los labios a Louis, haciendo que este le preguntara qué quería que haga.

Sonrió ante la reaparición de aquel dulce sonido, lo que hizo sonreír también al ojiazul.


Vermisst : The Colorado Project | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora