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Sentía que su cabeza iba a estallar; Unas horribles nauseas se le instalaron en la garganta. Sentía que iba a morir, que perdería la conciencia nuevamente en cualquier segundo. Rogaba que aquel dolor punzante en su cabeza desapareciera, y que la presión se desvaneciera, pero no tuvo suerte.

Al abrir los ojos, una tenue luz con un filtro amarillo iluminaba el lugar, el cual era un espacio bastante reducido. No había absolutamente nada con él.

Harry no se quiso mover mucho por aquel horrible dolor de cabeza que tenía. Notó que el suelo y las paredes tenían un aspecto suave, como acolchonadas y que todos allí usaban slips-on grises con 'P. Colorado' escrito a los costados.

Se sentía drogado, el techo se hacía pequeño y se expandía, unas divertidas luces de colores que sentía que provenían de detrás de sus ojos lo mareaban más.

-Siempre debes leer la letra pequeña de los envases, Evans – Una voz femenina dijo; Harry volteó y vio la puerta abierta, una muchacha de cabello anaranjado y rosa en las puntas y varias perforaciones en la nariz y en las cejas. No sabía quién era pero le daba cierta incomodidad, como cuando te cruzas a alguien y le conoces, pero no le recuerdas – Pensé que lo sabrías – Siguió – fue fácil esa parte. Aunque si trajiste problemas para traerte, tuve que teñir mi jodido cabello porque te gustaba hablar de nosotros a todos tus conocidos.

-No tengo idea de quién eres.

-Vale ¡Eso es algo!, déjame intentar ayudarte, ¿Estas divagando, Evans? – El rizado la miró dos veces de arriba abajo y notó aquellos anillos que siempre le habían llamado la atención. No estaba delirando después de todo, no estaba loco por desconfiar.

-Joanna no te debo dinero, ¡No te debo nada! Por favor, podemos resolver esto.

-Todo esto es tu culpa. Si no te hubieses metido donde no debías y te hubieses olvidado de Louis... O limitado a dejar que la policía resolviera esto, pero te gusta juzgar al detective.

- Te ofrezco dinero, lo que quieras, pero déjame ir, y a Louis también.

-Vienes conmigo – Dijo, acercándose al rizado y agarrándolo bruscamente del brazo para levantarlo del suelo – Eres patético – Un disparo se escuchó cerca, a lo que Harry volteó para ver de dónde provenía – Ese fue el viejo que estaba contigo.

Una oleada de sentimientos lo invadió. Era como si una persona ajena hubiese estado controlando su cuerpo y ahora, la realidad lo golpeaba sin piedad. Bianchi estaba muerto por su culpa, había dejado a una mujer que perdió a su hija hace un año, viuda.

Se sentía abrumado, no podía pensar ni reaccionar, era una sensación donde los temblores se sentían capaces de hacer que su corazón se detuviese, que sus pulmones también lo harían y dejaría de inhalar y exhalar. Estaba aterrado.

Harry tenía los ojos cubiertos, pero sentía la cercanía de Joanna, sabía que estaba de pie frente a él

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Harry tenía los ojos cubiertos, pero sentía la cercanía de Joanna, sabía que estaba de pie frente a él.

- ¿Sabes dónde estás? – Preguntó aquella desconocida que en algún momento había sido su amiga.

Vermisst : The Colorado Project | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora