Capítulo VI

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El viento golpeó las ventanas con fiereza y las luces del aula tintinearon, la puerta cerrada pareció abrirse rápidamente y volvió a cerrarse con fuerza generando un ruido ensordecedor, atónitos observaron la escena con terror.
Sólo Ana pudo ver el fantasma de Violeta, que ahora le parecía más espeluznante que antes. La muerta tenía los ojos sin su habitual color verde, simplemente eran negros, sus pálidas y moradas manos estaban echas puños. Ana no pudo evitar temblar al ver su rostro, tenía una expresión escalofriante y por un momento temió por su vida.
-¡No vuelvas a besar a mi hermano!- la voz que muchas veces había escuchado parecía no pertenecer a su amiga, era grave y ronca.
En ese momento Ana recordó a su abuela decir alguna vez que si el espíritu de un muerto permanece en el mundo de los vivos por mucho tiempo, este se volvería maligno y se convertiría en un demonio.
-¿Qué rayos está pasando? -exclamó Esteban desconcertado.
-No lo volveré a hacer...- murmuró Ana con voz temblorosa y los ojos clavados en Violeta que para él, era inexistente. El chico la miro confundido.
-¿De qué hablas?- susurró.
De pronto una bombilla del aula explotó inesperadamente. Esteban se cubrió el rostro, pero Ana solo pudo abrazarse a sí misma con las lágrimas a punto de salir de sus ojos.
-¡Ana!- Gritó él mientras observaba con pánico el rostro de la chica que le gustaba. Tenía algunos rasguños causados por los vidrios y la sangre apenas empezaba a brotar.
-¡Debes jurarlo! - habló con la misma voz diabólica.
-No hagas esto... -suplicó Ana.
"Él me gusta" quiso agregar, pero ahora fue una ventana la que estalló. Un cristal salió disparado súbitamente por todos lados, luego fue la segunda ventana, sucesivamente la tercera y después la cuarta. Esteban la abrazó con fuerza protegiéndola de los filosos vidrios. Finalmente, ambos cayeron al piso.
-¡Lo juro!- gritó Ana y después todo quedó en completa serenidad.

¿Quién mató a quién?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora