Capítulo XIV

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El terror se prolongó en el pecho de Ana al ver a aquel hombre con las manos ensangrentadas, el cabello revuelto y el saco azul abierto dejando ver su pecho desnudo salpicado de sangre y sudor. El estómago se le revolvió de solo pensar en la cantidad de atrocidades que le había hecho a la pobre chica; luego todo encajó en su cabeza, el señor Francisco llevaba el cuerpo hacia el closet de limpieza del salón, que en ese preciso instante estaba abierto y dejaba ver una escalera que parecía conducir a una especie de sótano.
Allí debía llevar los cuerpos de las chicas a las que mataba, ahora entendía todas las desapariciones de chicas jóvenes en su comunidad, ahora sabía que había encontrado el cuerpo de Violeta en aquel closet porque seguramente Francisco quería llevarla al sótano.
Para Ana todo ocurrió demasiado rápido que no supo el momento en el que el director reaccionó, lo vio correr desde el otro extremo de aula en su dirección.
Los pies de Ana actuaron inconscientemente y en un instante la chica se encontraba huyendo por los pasillos del edificio, corriendo por su vida, con un asesino tras ella.
Ana podía jurar que nunca en su vida había corrido tan rápido. Consideró el hecho de morir esa noche, pero no quería terminar como Violeta, no le podría hacer eso a su familia, ni a Esteban.
Logró entrar a un aula en donde el único sitio para ocultarse era debajo de un escritorio, luego se reprendió mentalmente porque estaba segura de que Francisco la encontraría.
Tomó su celular y marcó el número de la policía.

¿Quién mató a quién?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora