Capítulo XIII

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Dudó por un momento, pero sabía que no tenía otra opción, si quería hacerle justicia a la muerte de Violeta Saavedra tenía que abrir la puerta. Lentamente acercó la mano hasta el picaporte y la dejó paralizada ahí, su amiga que se encontraba a un costado, temía que no sería lo suficientemente valiente para hacerlo, por lo que reposó su mano encima la mano de Ana. Fue como si los sentimientos de Violeta hubieran viajado hasta el corazón de la otra. Sintió dolor, ira, remordimiento; sintió la muerte más cerca que nuca. Entendió lo mucho que sufre su amiga, su vida fue tan corta y tan ordinaria que la gente ya la empezaba a olvidar. Lo único que la podría hacer sentir mejor sería ver a su asesino tras las rejas.
Tomó un suspiro y se llenó de coraje, lo que hizo fue abrir con fuerza la puerta.
-Lo sabía... -le dijo Violeta al oído.
Había alguien más en esa habitación, podían ver su sombra, estaba apurado haciendo algo.
-Querías repuestas, aquí las tienes –dijo la muerta con la voz apagada.
-¿Él te hizo esto? ¿Quién es? -susurró lo más bajo que pudo por miedo a que aquel hombre la descubriera.
-Piensa, Ana, piensa. Lo conoces -suspiró- Fue el director Francisco... y por Dios te puedo asegurar que no fui la única ni la última. Tan solo míralo.
La sombra parecía estar arrastrando el cuerpo sin vida de otra de sus víctimas, la castaña se cubrió la boca intentando no gritar completamente horrorizada. Se podría decir que Ana había estado esperando este momento más de lo que le gustaría admitir, pero ahora que estaba enfrente del culpable se sentía vulnerable.
-¿Qué hacemos? -su voz temblaba y la inquietud recorría todo su cuerpo.
-Llama a la policía –la voz de Violeta sonaba decidida y segura. Ana asintió y se movió un poco causando que un libro que estaba en una banca cercana a ellas cayera al piso. El ruido hizo sobresaltar al director, quien dio media vuelta rápidamente dejando ver a sus pies el cuerpo de una joven rubia cubierta de sangre. Ana no la reconoció.
-¿Quién está...? –gritó el hombre, pero no termino su pregunta porque rápidamente prendió las luces del salón, dejando en evidencia la presencia de Ana.

¿Quién mató a quién?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora