Capítulo 12: Quiebre

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_No los traje aquí para que se dejen derrotar por unos terrícolas. Llevamos aquí suficiente como para ya haber obtenido la gema de este universo. Esto pasa porque envían a sus estúpidos soldados en lugar de ir ustedes mismos.

_Lo siento, mi señor. No pensamos que los guerreros lunares fueran tan poderosos. Sin embargo, hemos logrado recolectar información de las peleas que han tenido con nuestros guerreros. Al parecer los más fuertes son la guerrera negra y el guerrero azul -le informó el general plateado.

_Ve tú mismo, Tlön.

_¿Yo señor...? Si así lo desea, lo haré.

_Si no me traes la cabeza de al menos uno de ellos, entonces me darás la tuya.

_Sí, señor. Cumpliré su orden.

_Eq, Amyra, ustedes harán un viaje por mí. Hay algo que necesito del planeta muerto Plutón.

El caballero oscuro acabó de dar las órdenes y luego volvió a encerrarse en el templo que habían utilizado como base. Tlön partió a reunir sus tropas con el miedo de saber que podría ser muy pronto un cadáver.

Entraron saludando a la familia y fueron rápidamente invitados a sentarse a la mesa. El padre de la casa leyó el corán y luego los invitó a comer. Dijo que los temas importantes podían discutirse después de la comida. Todos hicieron caso. La mesa estaba llena de mucha comida, manjares que se preparaban muy poco a no ser que tratase de una fecha especial. Hessa comía poco, temía la razón de aquella reunión, aunque nadie se la hubiese dicho explícitamente. Sus padres y sus hermanas no cabían en gozo de saber que ella podría irse pronto. Desde que su padre fijó una boda para el hermano mayor, sabía que ella sería la siguiente. Siempre se habló de casarlos en fechas próximas.

La comida fue seguida de un té y unos dulces. Solo se quedaron Hessa, sus padres y su hermano mayor y la señora y el hijo invitados. Entonces comenzaron a hablar más seriamente.

_Dijo que necesitaba conocerla. ¿Qué le parece? -preguntó al chico.

_Es muy bella. ¿Qué edad tiene?

_Ha cumplido los dieciséis años. No hay problema si quieren tener hijos, si es lo que en verdad quería preguntar. Además sabe cocinar y manejar todos los quehaceres de una casa.

_¿Sabe leer?

_Me extraña esa pregunta. En mi tribu, no se les enseña eso a las mujeres. Ellas se saben de memoria algunos pasajes del Corán. Para lo demás, estamos los maridos.

_¿Y contar?

_Sabe.

_Yo soy comerciante y mi madre siempre me ha ayudado con las cuentas. Pero ella puede aprender.

_¿Y entonces? ¿Qué piensa?

_Creo que podemos hacer un trato y fijar una fecha.

_Sabía que le gustaría.

Después de eso, Hessa fue enviada a la cocina y ellos acordaron dinero, fechas y otros detalles para los cuales su parecer no era relevante. Si su hermano se casaba en una semana, probablemente ella lo haría en dos. Hasta ahí había llegado el deseo de vivir. Salió al patio en silencio y miró los cultivos. Tal vez si fuese una planta al menos moriría antes. Siempre hablaba de casarse, pero...No, no quería acabar como su madre. Pariendo año tras año, siendo mandada por su marido y sus propios hijos y entregando a su hija a cualquiera que le pareciera al marido. No, no quería, pero eso no importaba.

#Van#

_Has vuelto a hablarme. ¿No ves que no es momento?

#Tienen que estar listos. Es un ejército#

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