ZOMBIES; J.M

Capitulo 1 ☀

- ¡Despierta!

La chica se levantó de golpe al oír esa voz.
Le miró con miedo y se deslizó por el sucio colchón del suelo hasta la pared.

- Hoy te vas. Prepárate, te esperan en el ala este. - avisó el hombre y se fue.

- Hope. - la llamó Amelia - ¡Hope!

La chica la miró aterrorizada y comenzó a llorar. No quería irse del refugio.

Las condiciones en las que vivía eran horribles. Una cama mugrienta, una comida al día y un pequeño cuarto que compartía con 20 chicas más.
Pero sabía que las condiciones en las que tendría que sobrevivir allí afuera eran mucho peores.

- Tranquila. - la intentó calmar su amiga con un gran abrazo.

Sus demás compañeras de habitación veían la escena entristecidas y pronto se unieron al abrazo.
Los sollozos de Hope era lo único que se podía escuchar en el cuarto.

- Vamos. - Amelia se separó un poco - Debes irte, sino ya sabes que pasará.

Hope tragó saliva y asintió.
Si se negaban a salir del refugio una vez dada la orden, directamente les aniquilan.
Algo curioso, ya que si salían también morirían.
Algunas personas preferían morir en el refugio que allí afuera. Pero Hope no era una de ellas. Ella no quería morir.

- Tu puedes Hope. - le animó Amelia mientras veía como la chica se levantaba - Sé que puedes.

Hope dió una última mirada a sus compañeras y se marchó.
En ese lugar era algo estúpido decir: "Hasta luego" "Nos vemos mañana" o "Adiós". Sabía que no iba a verlas de nuevo.

El pasillo estaba oscuro. Las pocas luces que se encontraban en el techo estaban apagadas. Eran las 5 de la mañana y Hope no podía figurarse dónde acababa el pasillo. Hasta que chocó con alguien y cayó al suelo.

- Lo siento mucho. - se disculpó enseguida al ver que era un agente del refugio, ya que llevaba el traje.

Se quedó en el suelo, con la cabeza baja, esperando el golpe que aquella persona le daría. Siempre era así.

- No pasa nada. - dijo él y la ayudó a levantarse.

Hope estaba algo extrañada.
¿Por qué no le había pegado o insultado?

Levantó la cabeza hacia el individuo.
Él la alumbraba con una linterna, por lo que Hope no podía ver su cara, solo su silueta.

- No tengas miedo, no te voy a hacer nada. - la calmó él.

Su voz era grave, pero suave.
Ella pudo deducir que era un chico joven.

Otra persona se colocó al lado de él con rapidez, sin prestar atención a Hope.

- ¡Vamos Daniel! ¡Nos van a pillar! - y volvió a salir corriendo.

- Tengo que irme. - dijo Daniel apresurado. - Emm... Chica, recuerda algo; La roca del mundo.

Salió corriendo y dejó a Hope aturdida.
¿La roca del mundo? ¿Para qué mierda debería recordar eso?

Siguió su camino por el pasillo oscuro. No debía tardarse.
Cuando llegó al ala este, unos guardias armados la escoltaron a la puerta central.

Tuvieron que abrir un montón de puertas secundarias, con estrechos pasillos y muchas cerraduras de seguridad.

Hope no sabía si eso era para que nadie saliera, o para que nada entrara.

Por fin llegaron a la última puerta.
Era más pequeña de lo que Hope pensaba, de metal y con bastantes arañazos en ella.

Cuando la abrieron, Hope contuvo la respiración.
Todo estaba desolado, el sol era cegador y la tierra tenía varias grietas.
Edificios derruidos y coches volcados en la acera.
Ningún árbol, y por suerte, ninguna persona.

Hope estaba tan ocupada observando la catástrofe que no se dió cuenta cuando las puertas del refugio se cerraron.

Se giró sobresaltada al darse cuenta y comenzó a aporrear la puerta desesperadamente.

- ¡Déjenme entrar! ¡Por favor! - gritó con todas sus fuerzas.

Era inútil. Nadie la ayudaría.

Sollozó mientras volvía a darse la vuelta y se deslizó por la puerta hasta llegar al suelo y sentarse.
Ocultó la cara entre sus rodillas y comenzó a llorar en silencio.

Pasaron tres horas en la puerta, esperando que alguien se apiadara de ella y la dejara volver a entrar.
Nadie salió.

Era inútil, no debía arriesgarse a seguir allí. Se estaba haciendo de noche y  no era seguro quedarse a descubierto por mucho tiempo, sobre todo sabiendo que la mayoría de los zombies prefieren la oscuridad.
Debía buscar un lugar donde quedarse.

Esto solo acababa de comenzar.
Y ella no estaba preparada.

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No me pidan más, ahre.