broken heart - ❝ milo manheim ❞ [TERMINADA]

twenty-one

Mi corazón latía con tanta fuerza, tanto que no podía pensar con claridad las cosas, mi corazón revoloteaba con fuerza como si algo malo estaba pasando, mi corazón dolía como si clavarán una estaca en mi corazón.

Estaba tan mal, que ya no le importaba nada. Todo en ella comenzaba a temblar, tanto que su propio celular se les soltaba de sus propias manos.

—¿En cuanto sale el avión más pronto a Portland? —Preguntó.

—En unas tres horas, ¿por qué, señorita?

—Quiero un boleto. Para ese, o quizás, ahora mismo.

Comenté, mientras que mis mejillas se llenaban de lágrimas sentía que algo malo le estaban haciendo a Milo o quizás le estaban torturando, solamente en mi mente estaba Milo y nadie más.

—¡Hey! ¡No puedes ir sola! —Comentó Mike.

—Debo ir, tienes que cuidar a Sydney, y a Alison. —Comenté, mientras que no paraba de llorar. —Siento que algo malo le están haciendo a Milo y no puedo aguantar a que le hagan daño.

—¿Y tú que, eh? —Preguntó, furioso.

Muchas veces me había puesto en riesgo para salvar a Milo o él nunca había salido herido y aún que este fuera mi fin, tenía que salvarlo.
No podía dejarle solo, menos solo con Irene lo tenía en su poder sin más evite la pregunta de Mike, para darle una cálida sonrisa y le daba un abrazo.

—Alison puede ser molesta, pero promete que si me pasa algo, debes protegerla siempre de Richard.

Mike solamente asintió, pero estaba en contra de que yo me fuera de aquel lugar sin más tome mi boleto para irme a Portland nuevamente, mientras que no paraba de llorar.

Tome mi maleta para esperar mi avión, pronto estaría en Portland para salvar a Milo y no me importaba si vivía o moría en el intento.

( . . . )

Me quede mirando mi universidad mientras que Elisa había llegado a verme, me miro algo descolocada mientras que sus mejillas estaban rojizas por todo lo que le había dicho.

Deje todas mis cosas en mi antigua cama para prender mi celular tenía exactamente dos mensajes y una llamada pérdida, en cuanto llegue la señora Manheim me preguntó si Milo estaba conmigo en Canadá a lo que respondí que no.

Soltó un grito mientras que lloraba al frente mío por que su hijo estaba perdido, en manos de una loca que quizás que cosas le haría.

—¡No puedes ir sola! —Gruñó Elisa.

—Pero debo.

—Al menos déjame ir, no haré nada.

Solo asentí, necesitaba a alguien que me cuidará la espalda o llamara a la policía dándole mi ubicación exacta. 
Le comente a Elisa todo lo que tenía que hacer, y esta solamente asintió pero aún estaba en contra de que fuera solamente yo y yo seguía diciéndole que no se podía nada más, las condiciones de Irene eran algo frágiles y solo me necesitaba a mi para dejar Milo libre. 

Había llegado la noche y era hora de ir al estimado lugar que me había dicho, estaba un poco en las afueras de Portland en las fábricas abandonadas de gomitas felices mientras que Elisa tenía su gps prendido para cualquier cosa.

—Quédate aquí y llama a la policía. —Murmuré y esta asintió.

Me adentré y era algo tenebroso, no se escuchaba absolutamente nada mientras que me acercaba cada vez a la nada, no veía nada y prender el celular sería un estorbo más.

Me quede escondida detrás de unos barriles para verlo allí.

Mal herido, tirado en el suelo, atado mientras que chica de cabello rubio le miraba, y la conocía bien. Y no podía creer lo que estaba mirando.

Hasta pensé que sería una broma.

—¿Acaso no piensas en entrar, linda? —Se escucho una voz masculina a mis espaldas.