I. ORIGEN

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Eran inicios del año 1500, la Santa Inquisición ya estaba establecida en muchas zonas de Europa por lo que la cacería de herejes, brujos, hechiceras y demás estaba en su auge. En un pueblo de Madrid, Talamanca para ser exactos vivía la pareja Elena y Héctor Aragón los cuales eran de una clase media baja ya que subsistían mediante el comercio que manejaba el pueblo por lo que su economía es mínimamente estable; pero el primer día del segundo mes del año la pareja concibe una hija a la cual le dan por nombre Anabella. Ella creció como una niña común y corriente con el amor incondicional de sus padres y con la poca educación que en aquellos años se le permitía a una mujer ya que como es bien sabido aún se mantenía la supremacía patriarcal.Aun así, cuando tenía la edad de 10 años ella decide estudiar la religión avocándose al padre de la iglesia de su pueblo quien le enseña todas las creencias, doctrinas y dogmas que en ese entonces se imponían (digo se imponían porque no era opcional creen en Dios, aquel que no creía era tomado por hereje y obviamente era ejecutado) a todos los habitantes de cualquier lugar al que fuera. Las enseñanzas del padre se marcaron tanto en la mente y el corazón de Anabella que desde ese momento decidió que sería parte de los inquisidores a lo cual el padre no estaba muy de acuerdo, pero debido a la insistencia de aquella niña de 10 años al parecer o al menos eso fue lo que el pensó, en que no tenía más remedio que seguirle enseñando a Anabella todo lo que el sabio de la religión en general. En el cumpleaños 15 de aquella joven, el padre decide enseñarle los principios y ordenanzas de los inquisidores lo cual los llevo más tiempo hasta que Anabella consiguió lo que tanto deseaba.


Pasado el tiempo Anabella Aragón paso de ser una niña inocente a una joven de 19 años muy hermosa, de tez morena clara, cabello negro como la noche, sus ojos eran de un color almendra bastante llamativo, sus labios eran rojos como la sangre misma y lo suficientemente carnosos como para que cualquier hombre quisiera besarla, su estatura estaba entre la media, su torso era delgado además de que sus senos eran lo bastante grandes como para hacer que su escote robara las miradas de muchos hombres en las calles, sus piernas eran tersas y suaves de abajo hacia arriba haciendo de igual forma que sus glúteos fueran perfectos para muchos. En fin, era la mujer perfecta en todo sentido, pero para mala suerte de los hombres que al deseaban ella era fiel creyente de lo que en aquel entonces se creía correcto ante Dios tanto así que decidió ser parte de aquellos perseguidores que cazaban a todos los que tergiversaban o negaban la fe haciendo hechicería y cosas en contra de Dios.

La inquisidora Anabella Aragón parte de su pueblo natal Talamanca para dirigirse a la ciudad capital de España: Madrid, ciudad en donde se pueden ver carruajes por doquier, comercio en cada esquina a la cual se dirigiese además de nobles paseando con mucamas detrás sosteniendo una sombrilla de modo que los rayos del sol no les tocasen la piel. En fin, Anabella se dirige al Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en donde seria ya ordenada oficialmente como inquisidora haciendo un hito en la historia siendo la primera mujer en esta tarea, aunque por el hecho de que era una fémina le fue difícil el que le dieran dicho nombramiento, pero lo logro.

Anabella ya con sus ropas de inquisidora: una capa negra que llegaba hasta el suelo, una sotana negra y su crucifijo colgando de su blanco y largo cuello. Y con su primera misión que era dirigirse a Valencia en donde ella estaría encargada de erradicar la herejía de aquel lugar. El camino era de tierra rodeado de arboledas bastante extensas además de ser un viaje bastante largo, al cabo de tan solo tres días de largo camino al fin Anabella llego a una catedral de estilo gótico con decoraciones exageradas, puertas grandes, además de lo infaltable en todo arte de ese estilo que era el ventanal circunferencial con decoraciones en el centro. En la entrada de aquella catedral estaba esperando el obispo Víctor Alcadiz. El conductor de aquel carruaje da una especie de azote a los caballos con las riendas dando la orden de que estos se detuvieran por consiguiente las puertas del carruaje se abren de modo que lo primero que sale es aquella cabellera negra como la noche para que después los pies de Anabella toquen tierra firme alzando a la vista quedando asombrada ante tal iglesia.

- Tu debes ser Anabella Aragón ¿Cierto? - dijo el Obispo que era un hombre de unos 68 años tal vez, con su sotana blanca y banda roja cayendo de su cuello en la cual estaba la cruz bordada en hijo dorado.

- Y usted el obispo Víctor Alcadiz ¿Verdad?

- Así es. Es un placer conocerla señorita Aragón.

- El gusto es todo mío señor obispo. Le pediría si no fuera mucha molestia que se dirigiera a mi como Anabella si no le es mucha molestia.

- Muy bien... Anabella, entra por favor y hablaremos de tu tarea en esta ciudad.

Después de aquella presentación entraron en la catedral en donde lo primero que se puede ver es la figura de Cristo Crucificado rodeado de ángeles, todos con expresiones de tristeza como era común en cualquier otro lugar de este tipo. Los caminan por todo el centro de la catedral hasta llegar aquel altar en donde los dos se persignan como era de esperarse y se dirigen al lado derecho para después al girar ver un pasillo largo en el cual al final había una puerta. Esa era la oficina del Obispo y seria allí en donde Anabella recibiría su primera misión como parte de la Inquisición.

Pero para mala suerte de Anabella esa seria la primera y posiblemente la última que haría con aquel cargo.

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La Inquisidora y El BrujoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora