IV. La Llegada

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Después de tanto meditarlo Anabella llego a la conclusión de que podía con la misión que el habían encomendado sin ayuda de nadie valiéndose nada mas de su astucia y de su manera estratégica de actuar. Así que se dirigió a la catedral en donde el se encontraba el obispo haciendo su ronda de rutina.

-Dios le Bendiga señor obispo

- Igualmente hija, dime ¿Qué sucede?

- Ya estoy decidida señor obispo, partiré hoy mismo.

- ¿No necesitaras nada?

- No, nada en absoluto... Creo que puedo con esto sola. – dijo Anabella con seguridad y determinación.

Así que después de aquello el obispo inicio los preparativos y al cabo de dos horas ya estaban las maletas y el carruaje que llevaría a Anabella a su destino, un viaje bastante largo desde Valencia hacia Alicante en donde tendría que acabar con la secta que el Tribunal le había mencionado, pero más aun prioritario era acabar con aquel brujo llamado Serk.

- Si puedo con esto sola, eso posible que me den un reconocimiento, si ya es bueno que yo sea la primera mujer en la inquisición cuanto mas no será mejor el que esa primera mujer acabo con una secta entera sin ayuda de nadie – pensó Anabella mientras el carruaje que la llevaría se aproximaba. El carruaje venia tirado de dos caballos muy bien cuidados y se podía notar el potencial además del aguante que estos tenían, el conductor era ya un señor que merodeaba entre los 75 u 80 años, llevaba un sombrero de copa negro, unas botas de cuero que le llegaban a la mitad de las piernas, un pantalón de tela café y una camisa blanca cubierto con una capucha marrón por temas del frio o por su edad, sería difícil definirlo.

El carruaje como todos era un cajón de madera con adornos plateados y en la puerta estaba el emblema del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición que básicamente cubría toda la puerta hasta la ventana que estaba en la parte superior de aquella pequeña puerta. Por dentro había un único asiento que abarcaba todo el ancho del carruaje, cubierto de cuero rojo era bastante cómodo además de que por dentro las ventanas tenían unas pequeñas cortinas de color corinto bastante fuerte para evitar que los rayos del sol molestaran al pasajero.}

- Bien Anabella, ese es el carruaje que te llevara.

- Muy bien señor obispo.

- Una última cosa Anabella. El carruaje te llevara a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Biar, que es una provincia de Alicante. El padre Javier te esperará allí y te tendrá un lugar preparado en donde básicamente vivirás.

- Esta bien señor Obispo.

El conductor se baja del asiento delantero que esta fuera del carruaje para abrirle la puerta a Anabella mientras que ella se despide del obispo con un abrazo, acto seguido toma sus maletas y se adentra en aquel pequeño carruaje y es como si hubiera sido hecho específicamente para ella ya que le quedaba perfecto el espacio. Ella se voltea haciendo un ademán de despedida hacia el obispo para luego cerrar la puerta del carruaje y partir rumbo a Biar.

Seria un viaje largo, tres días en el carruaje con la única compañía de algunos libros que el obispo le había prestado y el conductor quien ya tenia cierta edad por lo que tenía previsto que en algún momento pausarían el viaje por la fatiga de él. Pasaron alrededor de aproximadamente tres horas y Anabella ya se había aburrido de estar sola dentro de aquel carruaje por lo que hace unos golpeteos en la pared que está detrás de ella que simétricamente está a la espalda del conductor a lo cual el sabe que debe de parar el carruaje. Ya estaban en un camino de tierra bordado por pasto del campo que los rodeaba, era obvio que ya habían salido de lo que sería la civilización valenciana; Anabella abre la puerta, se baja del carruaje y eleva sus manos haciendo esfuerzo a manera de estiramiento y se dirige al conductor.

La Inquisidora y El BrujoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora