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Pronto, aquella misión del cual tenia intención terminar pronto, se tornó mas larga de lo esperado. Un grupo de shinobis de komogakure le habían sido asignados con el objetivo de acelerar su búsqueda, y sin embargo no había sido suficiente. Una semana después de su llegada, logró dar con un punto de reunión y para su desgracia, había sido abandonado poco antes de que llegara. Les había perdido la pista, sin embargo, se le notificó que en Kirigakure, habían empezado a aparecer aquellos volantes que fueron repartidos en todo el país del rayo y tan pronto como lo supo, partió en búsqueda de aquellos quienes los repartían. 

Sasuke modificó su apariencia para pasar desapercibido y pronto notó, que muchos ninjas quienes alguna vez habían servido a su país, ahora tenían otros trabajos y diferentes objetivos. Casi parecían haberse extinguido en las aldeas que rodeaban la isla. 

La tecnología no solo se había incrementado en Konoha, con el paso de las nuevas invenciones, se requería de personal con la habilidad de manejar todo aquello que facilitaba sus vidas. Los shinobis no eran tan necesarios. Pero contrario a lo que Sasuke pensaba, no parecían apoyar las ideas de Mijukuna debido a la conformidad de sus vidas, para ellos, los shinobis no representaban un peligro debido a la falta de estos. 

Llevaba dos semanas ahí cuando sorprendió a un hombre pegando volantes pasadas las dos de la madrugada, justo al sur del país. Lugar único donde no habían volantes. Con una habilidad nata y silencioso cual felino, lo interceptó y entró a sus recuerdos antes de que el hombre pudiese hacer o decir algo.

Pronto, toda la información cayó ante él. Los cinco shinobis, eran liderados por nada mas y nada menos que Kashiko Ishikawa, originario del país del rayo. Su hermano mayor había formado parte de aquel grupo de ninjas que Sasuke venció alguna vez hace muchos años. Y cegado por su forma de pensar, fue reuniendo compañeros entre las sombras con el propósito de volverse un ejecito capaz de combatir a los ninjas mas fuertes, argumentando que una vez derrotados ellos. El resto se verían en vulnerabilidad y aceptarían las ideologías. 

No podía estar mas equivoco. Tenían un punto de Reunión en cada país de las cinco naciones ninjas, pero se habían visto en obligación de abandonar su punto en el país del fuego debido a las investigaciones que realizaban los shinobis de la hoja. 

Pronto soltó al hombre quien cayo con un sonido sordo al piso, tenia lo que necesitaba. Su halcón hizo llegar el mensaje a sus subordinados quienes acudieron rápido. Realizó un informe detallado de todo aquello que ahora sabia y las respectivas aldeas localizaron pronto a los miembros y a sus lugares de encuentro. Su trabajo ahí estaba hecho.

Una semana después, por fin, llegó a Konoha. El sepulcral silencio de la noche lo recibió apenas cruzó las puertas. Naruto ya no debía estar en la torre Hokage por l que decidió entregar sus informes y presentarse hasta la mañana siguiente. Se dirigió a su hogar a paso tranquilo pero agotado. 

Sarada y Sakura dormían para cuando él llego a casa, pasó a ver a su hija en silencio. Recordar aquel momento en el que ella corría peligro antes de nacer lo hacia sentir abrumado. Una parte en su interior, empezaba a arrepentirse, el miedo salia a flote. Pero no entendía claro por qué. 

Sakura estaba completamente perdida cuando se adentró a la habitación. Y tal como estaba, no se movió ni un instante hasta el amanecer. Posiblemente ni siquiera se percató de que en algún momento de la noche, su esposo había regresado y dormido con ella unas horas antes de presentarse en la torre Hokage.

Naruto lo recibió con un notable agotamiento acompañado de su característica alegría. En minutos le hizo saber todo y entrego su informe para después abandonar la oficina. 

Sabia que Sakura y Sarada tomaban juntas el desayuno y posterior cada una marchaba antes de las nueve. No pasaban de siete y cuarto por lo que aprovechó para volver a casa. Esta vez, no uso su llave, tocó y esperó paciente hasta ver el rostro resplandeciente de su hija. 

—¡ Papá, has vuelto! — exclamó con alegría antes de retroceder permitiéndole entrar — ¿Cuándo has regresado?

— Hace poco, ¿ya te ibas a entrenar? — preguntó observando su vestimenta, normalmente aun llevaría la pijama puesta

— Me levanté antes para hacer el desayuno

—¿Sakura sigue dormida? — ante la pregunta, su hija cambió la expresión y sonrió nerviosa

— Esto...veras. Mamá va a darse unos días del hospital

— ¿Ocurrió algo? — antes de responder. Su esposa hizo acto de presencia

Su rostro pálido inquietó al Uchiha porque pronto prestó atención a su semblante quien parecía todo menos despierta.

— Sasuke kun— susurró con alegría mientras se sostenía de la pared como si pudiese desplomarse en cualquier momento

— Sakura, ¿estas enferma?

— ¡Esta embarazada! — gritó Sarada sin poder contenerse mas debido a al inmensa alegría que esa noticia le había dado 

Debía agradecerle al Hokage cuan pronto lo viese. Sin duda era el mejor. No sabia como los había convencido, por nada era el mejor. Mantener el secreto le había costado, quería gritarlo a los cuatro vientos. Al menos debió esperar a que su madre se lo dijera. 

𝙐𝙣 𝙝𝙚𝙧𝙢𝙖𝙣𝙤 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙎𝙖𝙧𝙖𝙙𝙖. |𝐄𝐧 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐞𝐜𝐜𝐢ó𝐧|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora