𝙐𝙣 𝙝𝙚𝙧𝙢𝙖𝙣𝙤 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙎𝙖𝙧𝙖𝙙𝙖. |𝐄𝐧 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐞𝐜𝐜𝐢ó𝐧|

8

Cuarta. Era la cuarta vez en la que su madre pisaba el baño en lo que llevaba del día. Ella había dicho que las nauseas eran muy frecuentes los primeros tres meses, también le había contado que cuando la esperaba a ella, solía regresar sus alimentos muy a menudo y que no podía probar bocado sin sentir la necesidad de regresarlo. Su cuerpo rechazaba cualquier alimento que pudiera ingerir, al menos lo solido.

Nuevamente el ritual de la cadena del baño y su madre saliendo con una pequeña sonrisa.

Sarada sonrió para sus adentros y se llevo un trozo de melón a la boca mientras le sonreía con burla a su madre, ella hizo un puchero bastante adorable y se sentó un metro fuera alejada de la comida.

—Eres muy mala Sarada

No podía haber otra cosa que le hiciera mas feliz que saber que en su vientre crecía un pequeño Uchiha mas para la familia. Su cabeza contaba los días que faltaban para completar nueve meses, estaba muy feliz con la noticia. Y sabia perfectamente que aunque su padre no lo demostraba también estaba emocionado con la idea.

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—Seré hermana mayor—su amigo rubio abrió la boca sin creer sus palabras. Mitsuki solo le regalo una tierna sonrisa

—¡No puede ser! ¡ Sasuke sensei es un puerco!. No sabia que aun tenia fuerzas para eso, para mi ya era algo viejo, seguro su cosita no le funcionaba 

—¡ Boruto! No digas esas cosas maldita sea! —Sarada hizo una mueca de asco ya sabia mucho de ellos

—La tía Sakura esta embarazada— dijo, mas para si mismo que para ambos — Me pregunto como le pondrán al bebé 

Sorprendida, su compañera lo miro recordando ese pequeño gran detalle del que no había pensado.

—Vaya tus momentos de lucidez son útiles —Boruto se sonrojo ante la cercanía de sus rostros que no pudo reaccionar ante sus palabras

El Uzumaki salió de su trance listo para responder el insulto pero su compañera ya no estaba, se habia ido. La leve risa de Mitsuki se robo su atención .

—Sigo diciendo que hacen buena pareja—el rubio sintió su cara arder, siempre decía eso que ya no le parecía ninguna novedad, bufo ante sus palabras. Mitsuki le recordaba al padre de Inojin, tendía a decir las cosas con mucha honestidad, sonreír ante todo y caminar libre de preocupaciones. Aveces le resultaba intimidante

—Que estupideces dices Mitsuki

— Apresúrate o te la voy a ganar

—¿¡Eh!?

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Pronto. Las noticias de un Otsusuki avistando el valle del fin robo la poca calma que tenían. Y Sasuke se vio en obligación de abandonar su hogar, solo una semana después de haber estado en casa. No fue hasta la hora de cenar que confeso su viaje y pese a que Sakura estaba preocupada, entendió perfectamente que antes que nada, estaba Konoha.

El cielo estaba obscuro y las calles completamente silenciosas. La luna resaltaba en los fríos callejones iluminando un poco la obscuridad que abundaba en cada rincón. Konoha se veía tan tranquila y no parecía que estuvieran enterados de la presencia de un enemigo. El trabajo de Sasuke era ese. Mantener a la aldea en paz desde fuera de la villa a costa de ver a su familia. La gente que le maldecía y enviaba miradas asesinas no sabían que él era el protector de sus vidas. Aun era un delincuente para ellos pero no para su familia.

Aquellas a las que podía ver limitadamente siempre le recibían con una cálida sonrisa, aun si solo pasara la noche, sabia que podía contar de sus cuidados. Y ahora eran tres personitas que le esperarían en casa cuando marchara.

Sakura abrocho el ultimo botón de su camisa y posteriormente coloco su capa con detalles suaves y ligeros, una vez termino su tarea se alejo un poco de él . Sasuke tomo su katana la cual coloco en su bolsillo que posaba tranquilamente en su espada. El reloj marcaba las tres de la mañana y el Uchiha estaba listo para partir. Sin decir nada ambos salieron de la habitación.

Sasuke se detuvo en el umbral de la puerta y se adentro a la habitación de Sarada, ella estaba profundamente dormida, sus anteojos estaban en la pequeña mesa junto a su cama y noto que era la copia de su madre. Sus dedos largos acariciaron su mejilla como despedida y salio de ahí.

Sakura extendió un almuerzo, no había dormido nada por prepararlo. La pequeña caja envuelta por un pedazo de tela estaba caliente y olía muy bien. Jamas podría agradecerle todo lo que hacia por el. 

—Has dormido muy poco Sasuke kun, deberías ir en tren. Podras descansar hasta la parada al país del viento-  él acepto la idea con una leve inflacionario de su cabeza y tomo su almuerzo

—Investigaremos un poco en la aldea de la arena antes de la aparición de Urashiki, calculamos que tardara aproximadamente tres meses en aparecer—Su cabeza le decía que para ese entonces su hijo o hija tendría cuatro meses y no estaría con ella

Dejo su almuerzo en la barra de la cocina y coloco su única mano en el vientre de su esposa, ella tenia puesto un camisón de seda color lila y por este podía notar una pequeña curvatura casi imperceptible pero no para él, junto sus frentes para mirar sus ojos jade, llenos de vida y color cubiertos por una capa cristalina de lagrimas que sabia que no derramaría hasta su partida, por demostrar que no lloraría nunca mas. Pero para Sasuke, estaba bien llorar algunas veces, así fuera en el vació de la soledad quien era su fiel compañero desde la partida de su hogar.

No sabia si era un buen padre, no se consideraba uno después de abandonar a su hija. No tenia mucha experiencia en el campo de la paternidad, pero Sakura, ella se había encargado de darle todo ese amor a su pequeña. De esa forma que solo ella podía hacer. Y ahora, quería ver crecer a su bebe, porque sentía un nudo de sentimientos al dejarlas de nuevo.

"Sera temporalmente". Se decía internamente para calmar su corazón

—¿Prometes que regresaras?- cuestiono con un hilo de voz

— Lo prometo—respondió con voz ronca en su oído

Ambos se vieron a los ojos por ultima vez, era hora de partir. Sakura le acompaño hasta la puerta, en cuanto la abrió la brisa del viento, erizó cada vello de su piel, el aire fresco balanceo sus cabellos rosados y Sasuke pudo sentir su aroma a frutos rojos, le dio un pequeño beso en la comisura de la boca el cual le tomo por sorpresa y se marcho a paso lento de su hogar.