La Hermana de Ron Weasley (Draco Malfoy y tú) //5//

1) Luna Lovegood

Aquel verano había sido bastante complicado.

A Harry y a mí nos mantuvieron desinformados y prácticamente aislados, Harry con sus tíos muggles y yo confinada en mi cuarto sentenciada al parecer con la ley del silencio.

Ron y Hermione habían sido elegidos prefectos de Gryffindor lo que hizo que me preguntara si Dumbledore tenía algún problema con Harry y conmigo.

Por supuesto no es como si tuviera algún problema con que Ron y Hermione fueran prefectos más pensé que Dumbledore nos elegiría a Harry y a mí.

Cuando Harry llegó a la casa de los Black ahí se dignaron a explicarnos por encima lo que sucedió con Voldemort, la Orden del Fénix y Cornelius Fudge.

Harry tuvo una muy interesante aventura con dos dementores quiénes lo atacaron en Privet Drive delante de su primo Dudley Dursley.

Debido a ese incidente con los dementores Harry tuvo que ir al Ministerio a un juicio por usar magia delante de un muggle, juicio del cuál fue absuelto sin cargos al Dumbledore intervenir por él.

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Cuando me desperté lo primero que vino a mis oídos fue la voz de Hermione quién estaba levantada y cambiada.

-... date prisa, tu madre está histérica, dice que vamos a perder el tren...- musitaba la muchacha atándose el cordón del zapato izquierdo.

En la casa había mucho jaleo.

Por lo que pude oír mientras me vestía a toda velocidad comprendí que Fred y George habían encantado sus baúles para que bajaran la escalera volando ahorrándose así la molestia de transportarlos y éstos habían golpeado a Ginny y la habían hecho bajar dos tramos de escalones rodando hasta el vestíbulo.

-¡... PODRÍAIS HABERLE HECHO DAÑO DE VERDAD, IDIOTAS!- gritaba mi madre.

-¡... MESTIZOS PODRIDOS, MANCILLANDO LA CASA DE MIS PADRES!- chillaba la madre de Sirius Black, dueña oficial de la casa dónde nos estábamos hospedando.

Era una mujer muy amable que se dedicaba a insultarnos cada vez que pasábamos por delante suyo, a maldecirnos y a calumniarnos.

-¿Cómo está Ginny?- pregunté cuando Ron hubo traspasado el umbral de mi cuarto.

-Mamá ya la ha curado. Pero ahora Ojoloco dice que no podemos irnos hasta que llegue Sturgis Podmore porque en la guardia falta un miembro.- comentó Ron malhumorado.

-¿La guardia? ¿Necesitamos una guardia para ir a King's Cross?- preguntamos a la vez yo y Harry quién acababa de irrumpir en el cuarto.

-Vosotros dos necesitáis una guardia para ir a King's Cross.- nos corrigió Hermione situándose a mi lado.

-¿Por qué? Teníamos entendido que Voldemort intentaba pasar desapercibido así que no irás a decirme que piensa saltar desde detrás de un cubo de basura para matarnos, ¿verdad?- farfullé fastidiada.

Harry soltó un resoplido de disconformidad.

-No lo sé, eso es lo que ha dicho Ojoloco... pero si no nos vamos pronto perderemos el tren, eso seguro...- susurró Hermione mirando su reloj distraídamente.

-¿Queréis bajar ahora mismo, por favor?- nos gritó Molly.

Hermione pegó un brinco como si se hubiera escaldado y salió a toda prisa de la habitación.

Encerré a Shooky con cariño en su jaula y arrastré el baúl al lado de mi amiga.

El retrato de la señora Black lanzaba unos furiosos aullidos pero nadie se molestó en cerrar las cortinas.