Enredé fuertemente la mano en la crin del thestral que tenía más cerca, puse un pie sobre un tocón y me subí con torpeza al sedoso lomo del animal.
El thestral no se resistió pero torció la cabeza hacia un lado mostrándome sus colmillos e intentó seguir lamiendo mi túnica.
Encontré la manera de apoyar las rodillas detrás de las articulaciones de las alas sintiéndome levemente más segura.
Luego me volví y miré a mis compañeros.
Harry y Neville se habían subido al lomo de otros dos thestrals e intentaban pasarles una pierna por encima.
Luna ya se había montado de lado en el suyo y se estaba arreglando la túnica como si hiciera aquello a diario.
Ron, Hermione y Ginny seguían de pie sin moverse boquiabiertos y mirándonos.
-¿Qué pasa?- preguntó Harry.
-¿Cómo quieres que los montemos? Nosotros no podemos ver a esos bichos...- murmuró Ron con voz queda.
-¡Ah, es muy fácil! Venid aquí...- exclamó Luna guiándolos hacia dónde se hallaban los otros thestrals y los fue ayudando a montar uno a uno.
Los tres parecían muy nerviosos mientras Luna les enredaba una mano en la crin del animal y les decía que se sujetaran con fuerza.
Luego la Ravenclaw volvió a montar en su corcel.
-Esto es una locura. Es una locura... Si al menos pudiera verlo...- murmuró Ron palpando con la mano que tenía libre el cuello de su caballo.
-Yo en tu lugar no me quejaría de que siga siendo invisible...- susurré pesadamente.
-¿Estáis preparados? A ver... Bueno, entonces... Ministerio de la Magia, entrada para visitas, Londres. No sé si... sabrás...- le indicó Harry a su Thestral vacilante.
Al principio el thestral de Harry no se movió pero poco después desplegó las alas con un contundente movimiento que casi derribó al chico.
Mi caballo imitó los movimientos del de Harry al igual que los de los demás.
Los siete caballos se agacharon un poco e inmediatamente salieron disparados hacia arriba.
Subían tan deprisa y de forma tan vertical que tuve que sujetarme con brazos y piernas a su cuerpo para no resbalar hacia atrás por la huesuda grupa.
Cerré los ojos y pegué la cara a la sedosa crin del thestral mientras subíamos volando entre las ramas más altas de los árboles y nos elevábamos hacia una puesta de sol de color rojo sangre.
No recordaba haber volado jamás a tanta velocidad.
El animal pasó como una centella por encima del castillo batiendo apenas las grandes alas.
El fresco viento azotaba mi rostro.
Dejamos atrás los terrenos de Hogwarts y sobrevolamos Hogsmeade.
Veía montañas y valles a mis pies.
Como estaba oscureciendo distinguí también pequeños grupos de luces de otros pueblos y luego una sinuosa carretera que discurría entre colinas y por la que circulaba un solo coche...
-¡Qué cosa tan rara!- exclamó Ron detrás de mí y traté de imaginar lo que debía de sentirse al volar a semejante altura y a tal velocidad en un medio de transporte invisible.
Se puso el sol y el cielo salpicado de diminutas estrellas plateadas se tiñó de color morado.
Al poco rato las luces de las ciudades de muggles eran lo único que nos daba una idea de lo lejos que estábamos del suelo y de lo rápido que íbamos.
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La Hermana de Ron Weasley (Draco Malfoy y tú) //5//
Fiksi PenggemarQuinto libro, ambientado en Harry Potter y la Orden del Fénix. "Dos miradas que no pueden evitar chocarse, dos almas destinadas a encontrarse aunque no lo quieran." Aquél abrazo tan sincero y necesitado por ambos no hizo nada más que advertir de aqu...