No tenía ni idea de qué era lo que planeaba Hermione, tan siquiera había soñado o tenido visiones sobre lo que iba a ocurrir a continuación lo que me hizo reparar en lo útiles que eran mis visiones y lo mucho que las necesitaba en situaciones como las que estaba experimentando en aquéllos momentos.
En realidad ni siquiera sabía si Hermione tenía algún plan pero me reconfortaba tener mi varita conmigo.
Hermione salió por las puertas de roble del castillo y bajamos la escalera de piedra dónde nos recibió la templada y agradable brisa de la tarde.
El sol estaba poniéndose por detrás de las copas de los árboles del Bosque Prohibido y mientras Hermione caminaba decidida por la extensión de césped seguida de Harry, de mí y de Umbridge, quién tenía que correr para seguirnos el ritmo, las largas y oscuras sombras del bosque ondulaban sobre la hierba detrás de nosotros como si fueran capas.
-Está escondida en la cabaña de Hagrid, ¿verdad?- aventuró la profesora Umbridge impacientemente en mi oído.
-Claro que no. Hagrid podría haberla puesto en marcha accidentalmente.- respondió Hermione en tono mordaz.
-Ya. Sí, seguro que la habría puesto en marcha, ese híbrido es un bruto.- aseguró Umbridge riendo y sentí un irrefrenable impulso de darme la vuelta y agarrarla por el cuello pero me contuve.
La cabeza me dolía cada vez más mientras un sentimiento expectante y ansioso ajeno a mí se instalaba en mi corazón.
-Bueno, ¿dónde está?- preguntó la profesora con un deje de incertidumbre en la voz al ver que Hermione seguía caminando a grandes zancadas hacia el bosque.
-En el bosque, ¿dónde quiere que esté? Había que guardarla en un sitio dónde los estudiantes no pudieran encontrarla por casualidad, ¿no le parece?- comentó Hermione.
-Sí, claro. Claro, claro... Muy bien, pues... id vosotros tres delante.- ordenó Umbridge con indecisión.
-Si hemos de ir nosotros delante, ¿puede prestarnos su varita?- preguntó Harry.
-Nada de eso, señor Potter. Me temo que el Ministerio valora mucho más mi vida que la de ustedes tres.- aseguró Umbridge con falsa dulzura.
Cuando llegamos bajo la sombra que proyectaban los primeros árboles intenté captar la mirada de Hermione pues entrar en el bosque sin varitas me parecía algo mucho más imprudente que todo lo que habíamos hecho aquella tarde.
Aunque yo tuviera la mía debía hacer como si no la tuviera para no levantar sospechas sobre quién me había devuelto la varita.
Sin embargo Hermione se limitó a lanzar a la profesora Umbridge una mirada de desprecio y se metió sin vacilar entre los árboles.
Caminaba tan deprisa que la profesora Umbridge se veía en apuros para seguirla a causa de lo cortas que eran sus piernas.
-¿Está muy lejos?- preguntó la Inquisidora cuando la túnica se le enganchó en unas zarzas.
-Sí, ya lo creo. Sí, está muy bien escondida.- comentó Hermione.
Hermione no había tomado el camino que habíamos seguido para ir a visitar a Grawp, el hermano gigante de Hagrid, sino el que Harry había recorrido tres años atrás el cuál conducía a la guarida del monstruo Aragog.
-Oye, ¿estás segura de que es por aquí?- le preguntó Umbridge nuevamente lanzándole una clara indirecta a Hermione.
-Sí, sí.- respondió ella en tono férreo pisando la maleza y haciendo lo que consideré un ruido exagerado.
*Es como si tratara de hacerse oír... ¡Ah! Como era de esperarse de Hermione, muy inteligente aunque no creo que les guste nada ser usados por nosotros.*
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La Hermana de Ron Weasley (Draco Malfoy y tú) //5//
FanficQuinto libro, ambientado en Harry Potter y la Orden del Fénix. "Dos miradas que no pueden evitar chocarse, dos almas destinadas a encontrarse aunque no lo quieran." Aquél abrazo tan sincero y necesitado por ambos no hizo nada más que advertir de aqu...