9) A los Weasley Vamos a Coronar

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Durante las dos semanas siguientes tuve la impresión de que llevaba una especie de talismán dentro del pecho, un secreto íntimo que me ayudaba a soportar las clases de la profesora Umbridge y que incluso me permitía sonreír de manera insulsa cuando la miraba a los espantosos y saltones ojos.

Harry, yo y el ED le oponíamos resistencia delante de sus propias narices practicando precisamente lo que más temían ella y el Ministerio y durante sus clases, cuando se suponía que estaba leyendo el libro de Wilbert Slinkhard, lo que hacía en realidad era recordar los momentos más satisfactorios de las últimas reuniones del ED.

Neville había conseguido desarmar a Hermione, Colin Creevey había realizado a la perfección el embrujo paralizante, Ginny había hecho una maldición reductora tan potente que había convertido en polvo la mesa de los chivatoscopios...

Resultaba casi imposible escoger una noche a la semana para las reuniones del ED porque teníamos que adaptarnos a los horario de entrenamientos de tres equipos de Quidditch que muchas veces se modificaban debido a las adversas condiciones climáticas.

Pero eso no me preocupaba.

Tenía la sensación de que seguramente era mejor que nuestras reuniones no tuvieran un horario fijo.

Si alguien estaba observándonos iba a costarle mucho descubrir un sistema predeterminado.

Hermione no tardó en idear un método muy ingenioso para comunicar la fecha y la hora de la siguiente reunión a los miembros del ED por si había que cambiarlas en el último momento porque habría resultado sospechoso que los estudiantes de diferentes casas cruzáramos el Gran Comedor para hablar entre nosotros demasiado a menudo.

Nos entregó a cada uno de los miembros del ED un galeón falso.

-¿Veis los números que hay alrededor del borde de las monedas? En los galeones auténticos no son más que un número de serie que se refieren al duende que acuñó la moneda. En estas monedas falsas, sin embargo, los números cambiarán para indicar la fecha y la hora de la siguiente reunión. Las monedas se calentarán cuando cambie la fecha de modo que si las lleváis en un bolsillo lo notaréis. Cogeremos una cada uno y cuando Harry o Deidre decidan la fecha de la siguiente reunión ellos modificarán los números de sus monedas y los de las demás también cambiarán para imitar los de la de Harry y Deidre porque les he hecho un encantamiento proteico. No sé, me pareció buena idea. Porque aunque la profesora Umbridge nos ordenara vaciar nuestros bolsillos no hay nada sospechoso en llevar un galeón, ¿no? Pero... bueno, si no queréis utilizarlas...- sugirió Hermione nerviosa.

-¿Sabes hacer un encantamiento proteico?- le preguntó Terry Boot.

-Sí.- respondió ella.

-Pero si eso... eso corresponde al nivel de ÉXTASIS.- comentó el Ravenclaw con un hilo de voz.

-Ya. Ya... bueno... sí, supongo que sí.- susurró la chica avergonzada.

-¿Por qué no te pusieron en Ravenclaw? ¡Con el cerebro que tienes!...- inquirió Ron.

-Verás, el Sombrero Seleccionador estuvo a punto de mandarme a Ravenclaw pero al final se decidió por Gryffindor. Bueno, ¿qué decís? ¿Queréis usar los galeones?- preguntó Hermione mirando con ligera indecisión a los miembros del ED.

Hubo un murmullo de aprobación general y los compañeros se acercaron al cesto para coger su moneda.

-¿Sabes a qué me recuerda esto?- pregunté mirando de reojo a Hermione.

-No, ¿a qué?- preguntó ella.

-A las cicatrices de los mortífagos. Cuando Voldemort toca a uno de ellos todos notan que les queman las cicatrices y así saben que tienen que reunirse con él.- aseguró Harry uniéndose a nuestra conversación.

La Hermana de Ron Weasley (Draco Malfoy y tú) //5//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora