CAPITULO 23

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Estábamos Mimi y yo paradas delante de mi puerta. No me atrevía a entrar porque no sabía que iba a hacer cuando lo hiciera. Por una parte tenía miedo a la verdad y por otra necesitaba saber todo lo que me ocultaron.

Hace un rato que Mireya y Ana nos había dejado aquí y yo no era capaz de meter la llave en la cerradura. Mimi no paraba de insistirme en que no podíamos estar allí todo el día, que en algún momento tendríamos que entrar.

- Venga Miri, no podemos estar aquí toda la mañana. En algún momento tendremos que entrar- me dijo Mimi.

- Yo... No sé qué decir cuando entremos- la contesté.

- Se que esto es difícil para ti, pero tienes que enfrentarte a ello. Si quieres dame las llaves y abro yo.

- No hace falta. Ya lo hago yo.

Ya estaba decidida. Tenía que hacer caso a Mimi y entrar para enfrentarme a la situación. Para mí no es fácil perdonar a alguien que me a mentido, pero por lo menos tenía que escuchar una explicación. Por fin saqué las llaves de mi bolsillo y las metí en la cerradura. Abrí la puerta y Mimi y yo entramos en casa. Nada más entrar mis padres salieron de la cocina y mi madre vino a abrazarme. Lo cual yo me quejé porque tenía el brazo mal.

- ¡Auch!- me quejé.

- Ai lo siento hija. A sido la emoción y no me e dado cuenta de tu brazo. Estaba preocupada por ti. Hola Mimi- dijo mi madre.

- Hola- respondió Mimi.

- ¡¡Miriam!!- gritó mi hermano pequeño y se me tiró encima.

Le cogí como puede y le levanté del suelo como siempre hacia. Ahora que sabía que no era mi hermano, tampoco me molestaba porque era mi primo. Aunque siempre va a ser mi hermano.

- ¿Cómo estás pequeño?- le pregunté.

- Muy bien. Estoy jugando a la consola. Te he echado de menos- me contestó.

- Yo también a tu pequeño.

- ¿Que te a pasado en el brazo?

- Nada importante. No te preocupes.

- ¡Oye! ¿Y a mí no me das un abrazo?- le dijo Mimi haciéndose la enfadada.

- No. Estoy enfadado contigo- le respondió mi hermano.

- ¿Por qué?

- Porque no viniste a a jugar conmigo cuando lo prometistes.

Vale, Mimi se acaba de meter en un lío con mi hermano. A ver cómo le explica porque no a jugado con el desde hace tiempo. Va a ser mejor que intervenga.

- Ee... Yo...- empezó Mimi, pero como buena amiga la salvé de dar explicaciones.

- Ella a estado muy ocupado todo este tiempo. Pero a partir de ahora podrá jugar contigo cuando pueda- le dije.

- ¿Me lo prometes?- le preguntó mi hermano.

- Te lo prometo. Prometo que no desapareceré nunca más- le contestó Mimi.

- Me voy a jugar.

Y así sin más se fue corriendo a jugar con la consola. Este niño no tiene remedio. Me fijé en mis padres y los dos tenían una sonrisa de oreja a oreja. Y encima ahora que se había ido mi hermano probablemente tenía que hablar con ellos para saber la verdad.

- Hija, tenemos que hablar- me dijo mi padre.

- ¿Podemos hablar cuando Efrén este dormido? No quiero que sepa nada- les dije.

- Hija...- volvió a decir mi padre.

- Luego va a ser mejor. Ahora Mimi y yo nos subimos a mi habitación. Se va ha quedar aquí toda la semana. Espero que no os importe- les dije.

Negación~wariamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora