×D A N G E R× [YoonMin] +16

× #4 ×

🌩

Mi estómago se retorció dolorosamente.

- Ok, me dejas tranquilo al escuchar eso - respondí sarcásticamente con los ojos llenos de preocupación.
Eché un vistazo afuera. Un susurró vino de su boca y ví como dejaba escapar una sonrisa de sus labios. Maldito.

- Tienes humor, me gusta.
Volvió en ese instante la cabeza hacia su derecha para expulsar el humo de su boca en dirección hacia la ventanilla del coche, y poco después la cerró.

- Si, bueno, a mi me gustaría vivir también, si no te importa me puedes decir a donde vamos, porque hasta ahora no estoy muy tranquilo - murmuré hurgando en mi asiento.

- Tómalo como quieras niño bonito, no te voy a matar - Sopló el humo de su boca, pero esta vez sin abrir la ventana.
La nebulosa de humo rodeó el coche un poco antes de desaparecer lentamente. Cuando el humo terminó de desaparecer, tiró el cigarro en el cenicero que había al lado de su asiento.

- Como voy a saberlo? Estoy en el coche de un asesino - Rodé mis ojos, crucé mis brazos sobre mi pecho.

- Vas a reprocharme eso en la cara, cada vez que abras la boca para decir algo?.
Gruñó con voz grave, su voz era profunda y sus ojos oscuros, realmente causaba miedo.

Aclaré mi garganta, sacudí la cabeza varias veces - No - contesté levantando mi voz - Lo siento....
Tragué con dificultad, podía sentir mis manos sudar y mis nervios estaban a full.

- Bien, porque no estoy de humor para oírte hablar.... - volvió su mirada hacia el frente, para mirar la carretera por la que íbamos, y volviendo de nuevo a la calma, es un chico muy extraño con actitud extraña.

- Ni tampoco para escuchar tus molestos comentarios sobre mi - dijo tranquilamente con un poco de gracia en sus palabras.

A este chico se le va la cabeza, o esta loco o es bipolar.
Hasta el momento me estoy inclinando hacia la última opción, es bipolar.

- Oh vaya, Gracias.
Cada palabra que decía goteaba de sarcasmo.

- Déjame decirte, que es muy agradable estar contigo - le dije para calmar un poco el momento.

El incómodo silencio que sentía entre nosotros realmente no ayudo a la situación, le miraba de vez en cuando, sintiendo el nudo en mi estómago, admito que es guapo. Que cosas digo, es un asesino.

- Realmente, crees que me importa? - Dijo con veneno en cada palabra que pronunciaba.

Sus dedos se enroscaron alrededor del volante, manteniéndolo apretado. Lo sabía, porque sus nudillos estaban blancos de tanto apretar fuerte el volante.

No contesté. En cambio, suspiré, mirando hacia delante y sin molestarme en abrir la boca. Era mejor no decir una palabra más, o sería mi fin.

Pero por su mirada, parecía que quería que le respondiera pues me veía de reojo de vez en cuando.

- Me vas a responder o simplemente me ignoras como a un idiota... - siseó.
Sentí mi aliento agitarse y crucé las manos, me estaba empezando a molestar.
¿Cuál era su problema?