Niñera [Khea]

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- Te ves muy bien de traje- hablé mirándolo, tenía puesto un traje negro no se había quitado sus trenzas lo que a mi parecer la daba un aspecto único.

-Todo por ti hermosa- habló mientras entrábamos al lugar.

- Buenas Tardes ¿tienen reservación?- un hombre ya mayor le preguntó a Ivo, que respondió dando su nombre, el hombre nos guió a la segunda planta dónde todo estaba vacío una mesa decorada nos esperaba, cuándo ambos estuvimos sentados no pude evitar preguntarle porqué hacia todo esto.

- ¿Porqué lo hacés? ¿Que te hace creer que soy tan especial?

- No lo creo, lo sé desde el primer día que entraste a ese salón, desde la primera nota que dejaste en mi asiento, desde ese día que te volví a encontrar en la oficina, siempre supe que eras especial- mis mejillas se tornaron de un leve sonrojo, provocando una sonrisa en sus labios.

Durante el resto de la ¿cita? no faltaron los alagos del uno al otro, con Ivo podía olvidarme de todo, era como si me encontrara en una ensoñación permanente junto a él.

-...Natalia odiaba que lo hiciera- sonrío melancólico mientras miraba hacia el ventanal.

- Tu madre siempre me cayó bien..hace un año, nos encontramos en una plaza, ella iba a retirar a Felipe yo estaba pasando por un mal momento y realmente me hizo abrir los ojos- conté igual que él.

- ¿Que te pasaba?- bajé la vista a mi plato casi lleno, realmente no tenía apetito estaba debatiendome entre contarle o simplemente mentirle.

- Yo..eran problemas personales, mi padre y mi madre seguían peleandl sobre mis amistaded y eso..- terminé por decir aunque ese tema lo había aceptado desde el primer día, sólo no quería decirle.

- Sí..¿ya terminaste..?- preguntó cuándo me vio alejar el plato asentí tímida.

- No tengo mucho apetito..- admití él me miró con los ojos entrecerrados.

- Estás rara desde que fuiste a ver a ese amigo- dijo y negué.

- No pienses nada raro, sólo me dijo algo que me dejó algo confundida, no es importante- le dije y el asintió.

- Tengo que volver a Argentina el martes..quiero llevarte a un lugar antes- dijo y me dejé llevar cuando tomó mi mano.

(...)

Pude ver como Khea apretaba el botón del piso número 20, el último en ese edificio, mordí mi labio mientras las puertas del ascensor se cerraban, Khea llegó a mi lado y me sonrío tiernamente.

- No me gustan mucho los ascensores- hablé mientras sus manos se enrollaban en mi cintura.

- Tal ves eso cambie- dijo mientras me alzaba para sentarme en la baranda del ascensor.

Empezó a besar mi cuello, mientras yo disfrutaba de su tacto por todo mi cuerpo, desató mi vestido para empezar a besar mis pechos, arqueé ni espalda mirando al techo.

Entonces sentí como las paredes parecían cerrarse sobre mí, una sensación rara se acumuló en mi pecho, el aire comenzaba a faltarme, empecé a jadear buscando oxígeno mientras me aferraba con fuerza a los hombros de Khea.

Las puertas del elevador se abrieron, y empujé levemente a Ivo, saliendo de allí con mi manos tratando de atar nuevamente mi vestido, la sensación pasó, respiré profundamente el aire fresco de la noche cerré mis ojos tranquilizandome.

- ¿Que fue eso? ¿Estás bien?- preguntó Khea desesperado tomando mis mejillas para que lo mirara.

- Era un ataque claustrofóbico,
p-pero ya pasó estoy bien- dije mirando la pequeña habitación dónde nos encontramos, había puertas al exterior que llevaban a la terraza, mientras que el interior había un sofá de cuero negro.

- ¿Segura?- asentí restandole importancia, caminé con él hacia el exterior, había una pileta vacía en el borde, caminamos por el para sentarnos.

Se veía casi toda la ciudad era hermoso, apoyé mi cabeza en su hombro mientras tomaba su mano, ya era de noche y sobre nosotros de volvía a extender ese manto estrellado.

- Es hermoso, gracias por traerme- dije mirándolo el sonrío, acariciando mi mejilla.

- Haría mucho más por ti- dijo mientras seguíamos mirándonos fijamente, suspiró bajando la mirada a mis labios- Tú..¿quieres ser mi novia?- preguntó señalando hacía abajo donde unos chicos sostenían un cartel con la frase ya dicha.

- Me encantaría- sonreí tomandolo de las mejillas para besarlo.

Desde abajo se podían escuchar los gritos de sus amigos, cuando bajamos sus amigos nos recibieron con ciertas bromas, me cayeron bien todos, aunque a uno ya lo conocía pero por lo que parecía no se acordaba de mí.

Estaba tan feliz por el hecho de que al fin podría tener algo con el chico que me tiene suspirando todas las noches que ignoré por completo el pequeño dolor que empezaba a sentir en mi pecho.

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Es una historia graciosa empecé peleando con mi amiga porque ella quería que actualizara ya y me entretení haciéndola enojar y se me olvidó actualizar olvidadiza siempre.