CAPÍTULO 01

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Camille

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Camille.

Camino a paso apresurado por las calles acaloradas de California, me quito la chaqueta ya que empiezo agitarme sin dejar de caminar maldiciendo el momento en el que acepte hablar con mis padres y todo para que al final me dijeran que hablaríamos por la tarde.

Visualizo mi destino a pocos metros con una sonrisa plasmada en el rostro, suelto un suspiro de alivio y cansancio a la vez y camino en esa dirección.

Ingreso al establecimiento y marco mi hora de llegada tranquila de haber llegado a tiempo, de lo contrario tendría que asumir con el descuento de mi paga, no puedo darme el lujo de descuentos.

- ¡Hey! - la chica de ojos celestes llama mi atención mientras acomoda cosas en el expositor de postres - pensé que hoy llegabas tarde - me brinda una sonrisa afable muy característica de ella.

Trabajo en Sounther Grounds. Una cafetería del lugar muy visitada por turistas y residentes adinerados.

Hace más de medio año que laboro aquí y que por suerte he podido conservar. Todo gracias a la rubia de grandes ojos celestes, Mapi.

Digamos que ella me ayudo ya que conocía al dueño del restaurante.

Se me hace difícil llegar temprano debido a que mi casa no queda muy cerca de aquí y realmente el salario es mejor que en otros lugares cerca de mi casa, además nadie quiere como trabajadora a alguien sin mucha experiencia.

- Lo siento mucho, Mapi - me adentro en la zona de casilleros del personal guardando mi chaqueta en la mochila y me coloco el polo de trabajo - mis padres querían hablar conmigo y al final no lo hicieron - alzo la voz un poco para que me escuche desde aquí.

Ella se asoma con una sonrisa y agradezco el que sea mi compañera de trabajo, siempre tiene una vibra bonita y contagiosa. Mapi proviene de una familia humilde, en ocasiones me llegado a contar lo mucho que tienen que trabajar sus padres para poder sustentarse. Por el momento trabajamos de lunes a viernes en turno completo ya que no tenemos clases, pero cuando acabe el verano tendremos que retornar a nuestro antiguo medio turno por la tarde para llevar las clases de universidad.

- ­Suele suceder, no te preocupes - agita su mano en el aire despreocupada.

Ambas salimos al área de atención a clientes y nos quedamos conversando un poco hasta que se va a la cocina. Contonea las caderas en esa dirección, su figura es envidiable, luce unas curvas pronunciadas, es muy linda. Vuelve con una bandeja de rosquillas y la coloca en el exhibidor.

- Por cierto, hoy te ves radiante - digo mirando su ropa, ella tiene muy buen gusto a la hora de combinarla.

- Gracias nena - me dice tirándome un beso.

Miro su gafete con su nombre y el corazón al lado de él, me fijo que yo no lo traigo el mío y vuelvo a los casilleros.

Lo busco en mi casillero, pero con lo despistada que soy empiezo a dudar que lo deje en casa, busco en mi mochila para asegurarme de eso y lo veo en el fondo de él, lo tomo con una sonrisa satisfecha por haberlo encontrado.

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