CAPÍTULO 08

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Q U E D A T E  C O N M I G O

Camille.

Cuando me levanto siento que voy a caer en cualquier momento, pero logro mantener el equilibrio y me siento justo donde él me dijo.

Sus ojos azules me observan con cautela cuando me acerco, su perfume se impregna en mi ropa y casi tengo la impulsividad de esconder mi cara en su cuello para aspirar su olor.

Coloco mi trasero en su pierna de manera incomoda y no tardo en sentir un cosquilleo en mi cintura cuando su mano se posiciona ahí y me acomoda en su muslo, la piel de mi brazo hace contacto con su abdomen y la quito exaltada. El vuelve a prestar atención al juego como si no hubiese pasado nada.

...

Unas rondas después él se termina por poner la camisa otra vez, mejorando mi tensión para no sentirme incomoda al rozar con su piel descubierta. Me volteo a ver a Caleb quien me ignora por completo, ya que le presta atención a su celular.

Me inclino para ver la pantalla de este y al parecer está hablando con alguien por chat, me fijo en el nombre.

CATRINA PAGE.

Lo sabes, soy la única chica que te conoce a la perfección, soy la única que sabe acerca de tus problemas.

Ese mensaje llega a su celular y el nombre que leo resuena en mi cabeza, sé que lo escuche antes pero con alcohol en mi sistema no puedo pensar con claridad.

Caleb teclea con rapidez y tiene el ceño fruncido, tengo la necesidad de ver que le responde así que me inclino para poder ver la conversación con claridad.

¿De qué hablas? Sabes perfectamente que entré nosotros no hay nada.

El mensaje de respuesta aparece de inmediato.

Me quieres, estoy segura porque cada vez que tiene problemas es a mí a quien buscas, no lo dejemos así, por favor.

Luego de leer esto tengo la exigencia de levantarme, mi estómago se revuelve al igual que mi cabeza se marea.

Me fijo en la foto de perfil en la parte superior del chat y veo a la chica pelirroja, la misma de la fiesta de bienvenida, la misma de las clases.

Claro que es ella, su novia.

Suena la notificación de otro mensaje, pero este no es de la chica.
Cambia automáticamente de chat y leo lo siguiente.

CRISTIAN.

¿Dónde Mierda estas Caleb? tu hermana me dijo que no sabe dónde estás, pero sé que estas en una jodida fiesta ¿cuándo piensas centrarte? Esta noche tuvimos una reunión importante con uno de los nuevos socios de la empresa y quería presentarte con ellos, pero como siempre, nunca estas en estos momentos.
Te quiero aquí de inmediato.
Si no llegas olvídate de esas saliditas tuyas y de todo el dinero que tienes gracias a mí y no dejaré que esta vez Fabiola te defienda.
Compórtate como mi hijo.

Oh Mierda.

¿Ese es su padre? Como podía alguien hablarle de esa forma a su hijo.

Me doy cuenta que estaba como una idiota metiéndome en los asuntos que no debía y que el juego había acabado hace mucho tiempo.

Miro a mi alrededor y solo estábamos los dos, todos se fueron a la pista de baile y nosotros dos éramos los únicos que estábamos en esa sala que se encontraba a oscuras, maldita sea, ni la luz a colabora conmigo justo ahora es cuando necesito luz para poder mirar bien mis movimientos y no caerme o cometer un error.

Reacciono en seguida.

Tengo que irme, no tengo porque estar ahí sentada encima de él, mirando conversaciones ajenas.
No estoy del todo sobria.

Decido levantarme, dispuesta a irme lejos de ahí, lejos de él, sólo quiero llegar a casa de Susana y tirarme en la cómoda cama.

Siento como toca mi muñeca cuando intento levantarme haciendo que gire y me vuelva a sentar en él.

— ¿Te gusta ver conversaciones ajenas? — debí ser muy obvia al observar sus chats.

— Solo veía la hora — mi voz quiebra, el me mira sin ninguna expresión y luego su rostro se relaja. 0

— Puedo pedirte un favor — su voz sale ronca, causando un cosquillo en mi vientre. De forma inmediata asiento moviendo la cabeza, su mirada me busca y cada vez lo siento más cerca.

— Quédate conmigo — se acerca a mi oído y me lo susurra, sus labios tocan el lóbulo de mi oreja y causa una corriente por mi columna vertebral, la muerde suavemente y deja un camino de besos húmedos por mi cuello, cierro los ojos al sentir esa sensación tan placentera. Deja de hacerlo y me lanza una mirada vehemente que me deja sin aliento.

Inconscientemente me acomodo colocando mis piernas cada una a lado de sus caderas, el me acaricia los muslos por debajo de la falda y me muestra una sonrisa burlesca, esa sonrisa tan característica de él que le queda tan bien.
Coloca sus manos alrededor de mi cintura y me atrae lo más que pueda hacia él, tengo su rostro a centímetros del mío, casi puedo tocar sus labios con los míos, muero por hacerlo, puedo sentir que los suyo me llaman a gritos, acaricio su labio inferior con mis dedos y me decido por hacerlo, Caleb se adelanta y antes de besarme muerde mi labio inferior y continua besándome salvajemente, aprieta más el agarre en mi cintura presionándome contra él robándome un jadeo. Su lengua se cruza con la mía y se toquetean impetuosamente. Dejo de besarlo y le tomo por la barbilla para hacerme espacio en su cuello. Escondo ahí mi cara y hago lo que quería hacer unos segundos atrás, aspiro el olor de su perfume y empiezo a dejar besos en él. Caleb suelta un gruñido y muerde su labio con fuerza.

Con una mano empiezo a rebuscar el borde su camisa y la levanto metiendo mi mano para acariciar paulatinamente su marcado abdomen. Me apresuro en desabrochar todos los botones de su camisa. Me levanto para obsérvalo con detalle, me acerco y continuo con mis besos por su cuello, pecho, abdomen. Hasta llegar a la parte baja de su abdomen donde observo lo duro que esta y como sus músculos se contraen con mis toques. Lo miro con vacilo, dibujo con mi dedo su V marcada y empiezo a jugar con el broche de su pantalón. El me corta el juego tomándome por la mandíbula con sus dedos, me introduce pausadamente su dedo en la boca y lo vuelve a sacar de la misma forma.

— Deja de jugar sucio, Camille — sus palabras me sorprenden haciendo que me congele en mi lugar— te arriesgas haciendo esto conmigo — trago saliva paniqueada por sus palabras y solo me queda dedicarle una sonrisa ingenua.

— Me disculpo por provocarte entonces — me acerco a dejarle un beso en la comisura de sus labios y me apresuro en huir de esta tensión sexual.

Camino acomodándome la falda y mi blusa que están desarregladas.

¿Qué demonios acabo de hacer?

Camino en busca de Mapi para luego largarme de aquí. Con todo lo que pasó siento que ya es tarde. Sacó mi celular, pero apenas son las 2:13.

No puedo creer haya jugado de esta forma. Pero ¿Qué hubiera pasado si no me hubiese detenido? Probablemente terminaría de la misma manera, me hubiese acobardado y terminaría huyendo por mi vida, como ahora.

Pero ni en mil años me veo capaz de hacerle una mamada a Caleb, soy una chica ingenua por pensar en eso.

De todas formas, me siento satisfecha de haber logrado provocarle un poco. Porque si lo hice ¿verdad?

Vuelvo a encender mi celular debido a el timbre de la notificación de un mensaje abro y veo que es de un número desconocido.

Y es que a todos nuestra mamá nos ha dicho que ignoremos el mensaje de un desconocido.

Lastimosamente no soy muy obediente.

Número desconocido:

No te preocupes Camille que si voy a masturbarme pensando es ti, pero es tarde para pedir disculpas.

Lo hecho, hecho está y no se ha va a quedar así.

•••

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