En un tiempo a los 18 recuerdo que estaba tumbada sobre mi cama, leyendo un libro erótico que había comprado en las galerías comerciales. Sin duda había algo de ninfómana en mí.
Mientras leía el libro, sujetándolo con mi mano izquierda y con la derecha me frotaba por encima de las bragas, las cuales estaban ya pringosas, húmedas tras rozarlas insistentemente con los labios mojados de mi vagina.En aquel momento unas de mis amigas entró en la habitación. Siempre llamaban antes de entrar, pero lo hacía de tal modo que al dar el primer golpe en la puerta empezaban ya a abrirla, con lo cual es como si no llamara en absoluto.
Generalmente, para mí eso no era ningún problema, pues si estaba masturbándose me bastaba con sentarme rápidamente en la cama y hacer como que ordenaba el cajón de mi escritorio, pero en aquella ocasión, mi atención estaba tan centrada con el libro que prácticamente no oí ningún ruido hasta que Mónica estaba ya dentro de la habitación, mirándola entre sorprendida y divertida.
- ¿Qué estas haciendo? - me preguntó.
"Como si no lo supieras", pensé yo. Sin embargo contesté "nada" más bien débilmente. Debía confesar que me sentía bastante avergonzada, pues aunque ella y yo nos veíamos semidesnudas prácticamente todos los días, nunca se habían dado las circunstancias actuales.- Así que nada ¿eh? - me contestó. Se sentó en la cama junto a mí y tomó el libro de mis manos. Lo que Mónica me dijo a continuación me dejó perpleja.
- Ya lo he leído, es bueno, ¿dónde lo has comprado?.
Yo no sabía que responder, aún estaba confusa por el hecho de que mi amiga me hubiera sorprendido masturbándose. Mónica me sonrió.
- No te preocupes mujer, que no voy a decirselo a nadie, la verdad es que no esperaba encontrarte así, tocando la guitarra.
- ¿Tocando la guitarra? - pregunté, extrañada.
Mónica soltó una carcajada. Mi amiga tan solo era tres meses mayor a mí, y sin embargo su inocencia era aterradora. A veces pensaba que tenía madera de monja, con su carita de ángel y sus modales de niña refinada. Secretamente me alegraba de haberla pillado así, expuesta a admitir que también a ella le gustaba el sexo y que no era "algo asqueroso", como siempre decía cuando estaban delante de su madre.
- Si, tocando la guitarra... ¡masturbándote, joder!.
Yo enrojecí. Mi amiga era algo más que atrevida, eso estaba claro.- ¿Qué vas a hacer ahora? - le preguntó a Mónica, refiriéndome, naturalmente, a lo de también pillarme "tocando la guitarra".
- Pues no sé - respondió. Una sonrisa de niña traviesa cruzó el rostro de Mónica. A mí no me gustó.
- Verás, amiguita, estoy pensando que no esta bien eso de que me llames "guarra" cada vez que sugiero lo bien que me lo pasaría con tú amigo Tony cuando viene de vacaciones, o cuando a veces pienso en comprarme ese consolador que vimos anunciado en aquella revista que trajo mi amiga Angela ¿te acuerdas?, o que...
- ¡Bueno, vale ya!. ¡Dime que quieres!.
Mónica me miró durante unos momentos, sin que su sonrisa desapareciera un sólo momento de su rostro. Finalmente dijo lo que quería.- Te mereces una lección, amiguita, podría contárselo a tú mamá... pero no lo haré - dijo cuándo vio la expresión de horror que puse.
- Verás Susana, lo que quiero es que te deshagas de esa hipocresía que tienes conmigo cada vez que hablo de sexo.
- Vale, de acuerdo - le dije - no volveré a decirte nada.
- Oh, no, mi pequeña amiguita, no se trata de eso. Verás, lo que quiero es hacer que dejes de ser una reprimida, y para eso sólo hay una forma.
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Ella Lesbiana
Novela JuvenilOye tú Curiosa o Curioso, se parte de mi comunidad de Wattpad y a su vez te invito a leer mis historias sin ningún costo adicional. Lo único que tienes que hacer es dar click en el botón donde dice leer, seguirme para seguirte y ya estás dentro. Y s...