CAPITULO 26

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Jared miraba el teléfono como imaginó que Adán vería el fruto prohibido, tenía unas terribles ganas de tomarlo y llamar a Abi y... solo escuchar su voz, que le contara lo que le había pasado en el día, que le hiciera reír con sus ocurrencias o escuchar el sonido acompasado de su respiración que le indicaba que ya estaba dormida y podía cortar la llamada. Ese día había sido particularmente difícil, en la obra algunas cosas no salieron como lo habían planeado y nada le molestaba mas que las cosas se salieran de su control y para colmo de males no podía aligerar la tensión conversando con su novia porque a esta le había dado por inventarse una nueva excusa para alejarse de el, había meditado mucho el día que ella se fue, y había llegado a la conclusión de que su déficit de confianza radicaba en toda la situación de sus padres, Abi tenia esa extraña capacidad de convertir todo lo bueno que el estaba dispuesto a ofrecerle en una excusa para alejarse de él, si quería que las cosas fueran distintas, pero no podía forzarlo, ella tenia que madurar, aprender a confiar, dominar su tendencia a juzgar a la primera y parecía imposible de creer pero fortalecer su seguridad en si misma.

El por su parte fue terriblemente consiente del daño que le había causado con su "acto considerado" dejando dormir a Rebeca en su habitación cuando ella le pidió que se pusiera en su lugar, si efectivamente había sido un error terrible, pensó en el futuro, porque si tendrían un futuro juntos, el esperaría cuanto fuera necesario, en ese futuro ese seria un buen filtro para saber como afrontar ese tipo de situaciones ¿me molestaría si Abi lo hiciera? si la respuesta era si, entonces sabia lo que haría y dejaría de hacer.

Era tan ignorante en muchas cosas, por eso la entendía y le había concedido ese espacio aunque ello significara arriesgarse a que la situación se tornara peor, pero eso ya no le atormentaba como en los primeros momentos, era extraño reaccionar así cuando estaba acostumbrado a controlarlo todo, supuso que era bueno para variar ir dejando atrás esa tendencia con ella.

Puso el teléfono en la mesita de noche y tomo el control del televisor, esperando encontrar un programa que lo distrajera lo suficiente, si no lo hallaba bien podría volver a los planos y buscar la manera de que los errores que se habían cometido hasta ahora no se repitieran y pudieran seguir avanzando sin contratiempos, eso le ayudaría a regresar antes, quizás unos días, con suerte una semana antes de los previsto.

Abi se paro frente a la puerta de la casa de su madre cuando daban las diez de la mañana, toco el timbre y escucho como en el interior de la casa algo se rompía, se asusto y toco mas frenéticamente, busco en bolso en vano las llaves de esa casa pues sabia que descansaban plácidamente en su mesita de noche desde el día que se había mudado, consideraba que si ya no vivía allí no podía entrar y salir cuando quisiera, ahora mismo le parecía un momento oportuno para tenerlo a la mano.

Oyó unos pasos detrás de ella y se dio vuelta para ver a Isabel acercarse a ella.

- ¿Estas mejor? - le pregunto dándole un beso en la mejilla.

- He oído algo extraño en el interior de la casa y toque dos veces pero nadie sale - Isabel la miro con el ceño fruncido y luego saco sus llaves del bolsillo y abrió la puerta.

- Niñas en la cocina - escucharon la voz de su madre desde la cocina y llegaron hasta ella quien intentaba secarse las manos en un delantal y a su lado ataviado igualmente con un delantal se hallaba un hombre de unos cuarenta y muchos o cincuenta y pocos, alto, de tez clara, con ojos grandes y oscuros, el cabellos igualmente oscuro y corto, una sonrisa nerviosa asomo a su rostro, Isabel fue hasta su madre y abrazándola la saludo luego se presento, Abi por su parte no podía moverse de su lugar, una cosa era intentar hacerse a la idea de que su madre podía tener una relación romántica y otra muy distinta era verlo en vivo y en directo, intento desviar su mirada pues el hombre ahora parecía cohibido y un tanto incomodo, se dijo inmediatamente que ese hombre no era para su madre si era tan débil de carácter.

APRENDIENDO A AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora