Llamada de teléfono:
- Emma soy Liam, hace dos días que no te veo, he ido a tu casa y no respondes, necesito saber que va mal. -le escuchaba por el auricular, me sentía mal por pasar de él.
- Liam, yo voy mal. -le dije, sincerándome- No tengo manada, la luna llena se acerca, estaré sola, quedan diez días, mejor pasa tiempo con tus amigos en vez de conmigo. Siento que debo estar sola.
- Ni de broma, solo te veo en el colegio, cuando me acerco a ti huyes. -dijo enfadado- Basta, esta tarde iremos todos a tu casa, hay algo que debemos decirte.
Colgué.
Esa llamada, mientras conducía me hizo pensar. Hoy evitaría a todo ser que se me acercase a mí. Debo estar sola y acostumbrarme, solo soy una omega.
Llegué al aparcamiento del instituto, por suerte encontré una plaza vacía y estaba bastante cerca de la entrada. Aparqué el coche y me dirigí a clase, en el pasillo me encontré a Liam, así que giré por otro lado, hacía la ruta más larga, pero así no tenía que darle explicaciones a a Liam, o a cualquier persona de la manada de Scott. Nadie, aparte de la manada, en todo el instituto se había molestado en dirigirme palabra. Me gustaba pasar desapercibida. Giré otro pasillo para dirigirme a mi taquilla, pero allí estaba Malia, la novia de Stiles.
- Ei, tú, -me llamó, y pensó un momento mi nombre- Emma, ven aquí. -dijo haciendo señas para que me acercase.
- Tengo prisa. -le dije sin mirarla.
- No vas a ningún lado, que sepas que no es tan malo ser omega, parte de mi vida lo he sido. -dijo comprensiva.
- Debo irme. -dije molesta.
Me fui rápidamente a la taquilla. Cuando la abrí había una pequeña nota pegada en la puerta, la abrí, no entendía nada de lo que ponía, la guardé en el bolsillo de mi mochila. Cogí el libro de geografía y me dirigí al aula. Me senté detrás del todo, y Liam se puso delante mío. La clase pasaba lenta, no podía dejar de mirar a Liam, me sentía mal por esquivarlo. Cuando acabó la clase y estaba recogiendo las cosas, Liam se me quedó mirando, intenté no mirarlo, pero era imposible. Lo miré con amor en los ojos y le sonreí, él hizo lo mismo y se marchó por la puerta. Las cinco horas siguientes fueron lo mismo.
Al acabar las clases. Me monté en el coche, encendí la música pero solo se escuchaba un pitido escalofriante. Me dolía mucho, el pitido se metía por mis huesos, llegaba a mis nervios y me retumbaba en el cerebro. Gritaba. La gente se iba, cuando la manada de Scott salió por la puerta del instituto, dirigieron una mirada a mi coche y me vieron, sufriendo por el pitido. El único que se acercó fue Stiles, suponía que era porque a él no le afectaba el pitido.
Abrió la puerta y apagó la radio.
- Ya está, cálmate. - dijo, sacándome del coche y apoyándome sobre él.
Poco después salió Liam por la puerta y al verme apoyada en Stiles, vino corriendo.
- ¿Qué ha pasado? -dijo Liam alterado.
- No lo sabemos. - respondió Lydia.
- Vuelven a atacarla otra vez. - dijo Scott- Ahora ya podemos confirmar que van a por ella. -dijo serio.
Al cabo de un rato, cuando el aturdimiento pasó, pregunté:
- ¿Por qué me habéis salvado? no soy de vuestra manada. -les dije, apoyándome en el coche.
- Eso íbamos a decirte. - dijo Kira.
- Queremos que formes parte de nuestra manada. - dijo Stiles.
- Gracias, al no estar en vuestra manada me sentía solitaria. Gracias por la ayuda. -les dije muy agradecida- Siento haber evitado a todos, la luna se acerca y a veces no puedo pensar con claridad. -les confesé- Me tengo que ir, si pasa algo llamadme.
- Claro. -respondieron todos al unísono.
Me monté otra vez en el coche, cuando iba a arrancar el coche Liam me paró.
- Yo conduzco. -dijo Liam sonriendo.
Me senté en el asiento del copiloto y vi como Malia y Stiles subían al Jeep, Kira y Scott en la moto y Lydia en su coche.
- Siento mucho haberte evitado. -le dije.
- Tranquila, te invito a un taco. -dijo despreocupado- No lo puedes rechazar.
Fuimos a un puesto callejero de comida mejicana, y comimos un taco cada uno.
- ¿Quieres que vayamos a correr? -me preguntó entusiasmado- Eso me suele calmar, y creo que te ayudará.
- ¿Cómo negarse? -le dije.
- Vivo dos calles más allá, quedamos en una hora en la entrada del bosque. -dijo despidiéndose.
Liam se fue corriendo, subí al coche y puse rumbo a casa. La música casi no se escuchaba, mi casa estaba tan apartada que casi no había señal de radio.
Entré a casa, subí a mi cuarto. Me puse una camiseta de tirantes rojo oscuro, unos leggins por encima de las rodillas, las deportivas blancas y rojas y me até el pelo en una coleta perfecta. Me llevó media hora en total. Tuve que buscar la ropa al fondo de mi armario, cambiarme, dejar la otra ropa para lavar y peinarme. Me di cuenta de que mi ventana volvía a estar abierta. Cogí las llaves del coche y de casa, y salté por la ventana, necesitaba ese subidón de adrenalina, necesitaba sentirme libre.
Me monté al coche y conduje hasta la entrada del bosque, y allí estaba Liam, con una ropa de deporte ceñida, marcaba cada uno de sus músculos. No me había dado cuenta de lo fuerte que estaba.
- ¡Hola Emm!
- Liam, vamos.
Empezamos a hacer una carrera por el bosque, los árboles estaban empezando a cambiar de un color verde vida a un marrón otoñal. Aún así se veía precioso. En diez días este volvería a ser mi paraíso nocturno. Quería compartirlo con Liam pero esperaba que el estuviera seguro con Scott. No sabía si me llevarían con ellos, pero ya sabía que era parte de ellos, parte de la manada del verdadero alfa.
+ Espero que os guste, besos y DISFRUTAD, COMPARTID, VOTAD Y COMENTAD. Gracias por leer mi fanfic :)
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Empezó aquella noche (Teen Wolf Fanfic)
Fanfiction¿Y si cuando tu vida cambia radicalmente conoces a alguien que te hace sentir mil cosas a la vez? ¿Qué harías si la persona responsable de tus cambios viniese a por ti y amenazara a tus amigos? ¿Y si pensaras que hay un peligro en tu vida, constante...